Ya no vivimos para nosotros mismos

Por: pastor Daniel Brito

Título: Ya no vivimos para nosotros mismos

Texto: 2 Corintios 5:14-21:

«El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.15 Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado. 16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente *humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación:19 esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.20 Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.»*

Introducción:

La semana pasada estuvimos hablando de la seguridad de una VIDA ETERNA en CRISTO. Ahora seguimos con el estilo de vida en esta tierra, para los que están en CRISTO. Trataremos los siguientes puntos:

(1) Muertos en Cristo.

(2) Para la Gloria de Dios.

(3) Dos cosas necesarias.

(4) Embajadores de Cristo.

Lección:

1. Muertos en Cristo. —Comenzamos nuestra lección en esta noche, aclarando lo que el verso 14 de nuestro Texto dice: «El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron.»

a. La pregunta sería, ¿a qué murieron? La respuesta la encontramos en Romanos 6:3-7, donde el apóstol Pablo ha estado aclarando el problema del pecado.

i. «¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte?4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo *resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. 5 En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección.6 Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado;7 porque el que muere queda liberado del pecado.»

b. Veamos tres cosas sobre esto:

i. La primera es que todos han muertos, se refiere a los que han muerto al pecado. Esto no quiere decir que la persona ya no tiene pecado, sino que el creyente ha muerto al DOMINIO, o la ESCLAVITUD del pecado.

ii. La segunda es que la vida de un CREYENTE no es de ser un espectador, sino un participante, porque el creyente sigue siendo pecador, PERO, muerto a la esclavitud del pecado.

iii. La tercera es que debemos notar que el PECADO no muere en uno; es UNO el que muere al pecado.

2. Para la gloria de Dios. —Nosotros los seres humanos estamos acostumbrados a buscar lo mejor para nosotros mismos, eso es parte de la vida humana. Pero cuando llegamos al Evangelio, encontramos que ya no es para nuestro propio agrado, ni el de otras personas, porque todo eso ahora es secundario, porque lo primero viene siendo el agradar a nuestro SEÑOR. “Puesto que la muerte y resurrección de Cristo nos han procurado una nueva vida, esa vida la hemos de vivir sin egoísmo, para su gloria y al servicio de nuestros semejantes.”[1]

a. ¿Qué quiere decir eso? ¿No somos humanos en nuestras vidas?

i. Respuesta: Nuestra vida ya no es para hacer lo que uno quiere, sino para HONRAR a Dios.

b. Noten lo que el apóstol Pablo dice sobre el no agradarse a sí mismo, sino que a Dios (Gal. 2:20).

i. «He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.»

ii. Las palabras cel apóstol son el mejor ejemplo de como la VIDA del Cristiano debe ser TODOS los días.

3. Dos cosas necesarias. —Dos cosas son necesarias para que nuestra vida sea vivida para Cristo:

a. La REGENERACIÓN, o NUEVO NACIMIENTO (vers. 16-17) «Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente *humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos así.17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!»

b. Noten como el Texto Sagrado dice que: «Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente humanos.»

i. La razón es porque ha habido un cambio en la persona, habiendo muerto a la vida antigua, y habiendo sido regenerado, o nacido de nuevo, la vida antigua a quedado atrás

(1) Sea pobre, rico, Judío, Gentil, educado o sin educación. No es eso lo que determina cuanto lo estimamos.[2]

ii. Ahora veo las cosas como una nueva criatura. Note como todo lo que la persona era antes, ya no cuenta, pues es NUEVA CRIATURA.

c. La RECONCILIACIÓN (vers. 18-21) «Todo esto proviene de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación:19 esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la reconciliación.»

i. Para haber una reconciliación, tiene que haber habido enemistad. Esa enemistad tuvo su origen en la caída de Adán y Eva. El hombre ha estado en enemistad con Dios, hasta que por medio del SACRIFICIO en la Cruz de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, recibimos la RECONCILIACIÓN.

ii. De ahí que la vida del creyente ahora es una de estar en comunión con Dios. La RECONCILIACIÓN, ha restablecido la comunión con nuestro SEÑOR.

iii. Pero notemos, que el hombre no busca reconciliarse con Dios, porque es Dios quien busca al hombre para reconciliarlo con sigo mismo, y eso es el llamado a NACER DE NUEVO, O DE ARRIBA.

4. Embajadores de Cristo —(vers. 20) Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.»

a. Ahora noten en este último punto, que nosotros llevamos el mensaje de la RECONCILIACIÓN a otras personas. Eso quiere decir que al hablarles a otros del Evangelio, los estamos invitando a que se RECONCILIEN con Dios.

b. Pero es muy claro que la gente no entiende que están enemistados con Dios. Al contrario, la mayoría piensa lo opuesto. Pero al ofrecerles el mensaje del Evangelio, estamos haciendo la obra que nuestro SEÑOR nos ha encomendado, de reconciliar al mundo con JESUCRISTO.

i. Pero debemos recordar que el mensaje no es nuestro, sino del que nos envió.

Conclusión:

Oremos.

Notas:

1. Francisco Lacueva, Matthew Henry, p. 1644, editorial CLIE.

2. Charles Hodge, 2 Corinthians, p. 139, Eerdmans.

*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia, Nueva Versión Internacional.*

**Este sermón fue predicado en Junio, 2009**