¿Quién pecó, este, o sus padres?

Por: pastor Daniel Brito

Título: ¿Quién pecó, este, o sus padres?

Texto: Juan 9:1-8:
«A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.2 Y sus discípulos le preguntaron:
—Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
3 —Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.4 Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar.5 Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole:
7 —Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado).
El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
8 Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es éste el que se sienta a mendigar?»

Introducción:
Encontramos en esta narración, el tema de la responsabilidad humana, que tanta gente no quiere aceptar. Estaremos hablando sobre varios puntos en la narración, para poder extraer todo el mensaje en este evento milagroso que nuestro SEÑOR hizo.. Trataremos los siguientes puntos:

(1) ¿Quién pecó?.
(2) ¿Somos castigados por el pecado de nuestros padres?
(3) El pecado tiene consecuencias.
(4) El ciego pasa de “oscuridad a luz”.
(5) La ceguera espiritual.
(6) La responsabilidad individual.

Lección:

1. ¿Quién pecó?—Al comenzar la narración, encontramos que mientras ellos pasaban, encuentran a un ciego de nacimiento. Eso nos debe hacer pensar que en aquellos tiempos, los ciegos, y todo discapacitado, no podían trabajar, y no tenían ningún otro sostén económico. Un ciego, vivía casi siempre de las limosnas que recibía mendigando. No era una situación agradable, y menos, no era un futuro que prometía mejoría. Es bajo esas circunstancias, que los discípulos le hacen la pregunta a nuestro SEÑOR: ¿Quién pecó, este, o sus padres? Eso quiere decir que si era ciego de nacimiento como dice nuestro Texto, ellos creían que este pobre ciego podía ser responsable por haber nacido ciego.  Veamos algunas cosas.

a. Los judíos tenían  DOS creencias en cuanto a esto:

i. Que la persona era capaz de pecar aún antes de nacer (siendo embrión).[1]

ii. Los padres pecaron y los hijos heredaron las consecuencias del pecado.

b. Esto nos lleva a nuestro segundo punto.

2. ¿Somos castigados por el pecado de nuestros padres?

a. Muchos citan el Antiguo Testamento para tal creencia, pero debemos analizar lo que el Texto Sagrado dice sobre el tema. Veamos algunas cosas.

i. El castigo hasta la tercera y cuarta generación.

(1) (Éxodo 20:5) «No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.»

(2) Pero analizando ese Texto, debemos ver en realidad qué es lo que quiere decir, porque en el Antiguo Testamento se nos enseña muy bien que los hijos no pagarán por el pecado de los padres.

(a) (Deuteronomio 24:16) «No se dará muerte a los padres por la culpa de sus hijos, ni se dará muerte a los hijos por la culpa de sus padres. Cada uno morirá por su propio pecado.»

(b) (Ezequiel 18:20) «Todo el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo: al justo se le pagará con justicia y al malvado se le pagará con maldad.»

ii. Es claro que la visitación hasta la tercera y cuarta generación es:

(1) La consecuencia del pecado.

(2) La continua maldad de los hijos.

b. Una mejor explicación es dada por el apologista Santomauro:

i. «El pasaje se cita en forma parcial. El contexto es la prohibición de la idolatría por parte de Dios. La inferencia clara es que Dios visitará a las sucesivas generaciones de aquellos que cayeron en el pecado de idolatría para ver si continúan en los mismos pasos de sus ancestros. Esto es confirmado por la cualificación, “de los que me aborrecen”. En muchos casos, los hijos y descendientes inmediatos continúan en rebeldía contra Dios. La advertencia no está dirigida a aquellos que andan en los caminos del Señor.»[2]

c. Como podemos ver, el Texto Sagrado aclara muy bien que cada persona es responsable por sus propios hechos.

3. El pecado tiene consecuencias. —Habiendo aclarado el punto anterior, ahora veremos la realidad de la condición humana, y es que TODOS somos pecadores, porque heredamos el pecado original de Adán y Eva, por medio de nuestros padres.

a. Es por esa razón que todos necesitamos el Nuevo Nacimiento a través de JESUCRISTO.

i. (Romanos 3:23) «pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios»

ii. (Romanos 6:23) «Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.»

b. Las consecuencias son muchas, pero Dios perdona, restaura, regenera, y cambia la vida del pecador.

4. El ciego pasa de “oscuridad a luz”.  -(Juan 9:6-8) «Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole:7 —Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado).El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.8 Sus vecinos y los que lo habían visto pedir limosna decían: «¿No es éste el que se sienta a mendigar?»

a. Noten como un ciego, que en aquellos días como ya hemos dicho, significaba una vida de pobreza y de mendigar para poder sobrevivir, y ahora recibe una orden de JESUCRISTO, que después de poner lodo en sus ojos, le dice que vaya a lavarse en el estanque de Siloé.

i. Este ciego nunca había visto, así que no es nada difícil entender que su vida había sido una de depender de la caridad de los demás.

ii. Ahora tiene que hacer una decisión y es de obedecer al Mandato de JESUCRISTO, que le dice que se lave en el estanque de Siloé.

iii. ¿Cuanta gente no le habría dicho tantas cosas a este pobre ciego sobre su condición? Pero es bien claro que él creyó a las Palabras de JESUCRISTO, en vez de poner atención a todas aquellas ideas erróneas que él había escuchado, y después de lavarse en el estanque, dice el Texto Sagrado que al regresar ya veía.

b. ¿Cuántas personas no fijan su mirada en la situación que se encuentran, en vez de poner la mirada en el dador de la vida humana: JESUCRISTO el Hijo de Dios?

5. La ceguera Espiritual. —(Juan 9:13-16) «Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego.14 Era sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego.15 Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista. —Me untó barro en los ojos, me lavé, y ahora veo —respondió.16 Algunos de los fariseos comentaban: «Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado.» Otros objetaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes señales?» Y había desacuerdo entre ellos.»

a. Para no hacer esta historia tan larga en lo que debe ser un corto sermón, debemos aclarar bien rápido y de una forma breve, que nuestro SEÑOR sanó a este ciego en un día de Reposo, o sea, en el día Sábado. La ley de Moisés designaba el Séptimo día como el día de Reposo, donde no se podía hacer ningún trabajo. Eso hizo que los fariseos hipócritas, criticaran a JESUCRISTO por haber sanado en un Sábado, en vez de esperar a otro día, según decían ellos.

b. Nuestro SEÑOR JESÚS les muestra a ellos que Dios desea salvar, liberar y sanar, en cualquier día de la semana. Su MISERICORDIA es eterna.

i. (Lamentaciones 3:23) «Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!»

c. Ahora seguimos con nuestro último punto.

6. La responsabilidad individual. —Hemos aclarado ya que cada persona es responsable por sus propios hechos. Son solamente aquellos que nacen en un estado que no pueden razonar, donde podemos decir con seguridad que no son responsables por sus hechos.

a. Es aquí donde los padres del ciego, muestran su INGRATITUD hacia la OBRA que JESUCRISTO había hecho con su hijo, porque preferían estar bien con los fariseos, que agradar al SALVADOR del mundo.

b. Pero qué diferencia con el ciego, que sí estaba agradecido con JESÚS.

i. Vemos que el ciego se había hecho “discípulo” de Cristo inmediatamente, y es porque cuando Dios hace un milagro en nuestra vida, nosotros lo sabemos mejor que nadie.

(1) (Juan 9:35-41) «Jesús se enteró de que habían expulsado a aquel hombre, y al encontrarlo le preguntó:  —¿Crees en el Hijo del hombre? 36 —¿Quién es, Señor? Dímelo, para que crea en él.37 —Pues ya lo has visto —le contestó Jesús—; es el que está hablando contigo. 38 —Creo, Señor —declaró el hombre. Y, postrándose, lo adoró. 39 Entonces Jesús dijo:  —Yo he venido a este mundo para juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos. 40 Algunos fariseos que estaban con él, al oírlo hablar así, le preguntaron:  —¿Qué? ¿Acaso también nosotros somos ciegos? 41 Jesús les contestó:  —Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece.»

c. ¿Cuántos no hay que quieren evitar la responsabilidad por sus hechos?

i. Otros son como los padres del ciego, quieren creer, pero sin hacer un compromiso con Dios.

d. ¿Cuál es su decisión? Así como el que era ciego adoró a JESUCRISTO y se hizo discípulo instantáneo de nuestro Salvador, también nosotros somos llamados a ser discípulos de JESUCRISTO.

Conclusión:
Oremos.

Notas:

1. William Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, p. 436, editorial CLIE.
2. http://pastordanielbrito.wordpress.com/?s=hasta+la+cuarta+generaci%C3%B3n

*Toda referencia Bíblica es tomada de la Biblia, Nueva Versión Internacional*
**Este sermón fue predicaco en Agosto, 2009**