Texto: Salmo 95:3
Introducción:
En este mundo nos encontramos con ofrecimientos, algunos nos convienen y otros no nos convienen, como hijos de Dios debemos ser sabios en saber qué nos conviene y lo que no nos conviene. Miremos lo que nos conviene y lo que no nos conviene
I. Me conviene mirar y vivir con el Señor.
a. Hebreos 12:14 sin santidad nadie verá al Señor.
b. Salmo 110; 3 para recibir el rocío de la juventud
c. Isaías 35:8 para no extraviarme
II. En la Santidad, se manifiesta la obediencia ¿para qué?
a. Para ser bendecido por el Señor Deut. 28:3 y 6 y 8-9
b. Para que derrote a mis enemigos Deut. 28: 7 y Malaquías 3:11
c. Para ser prosperado Deut. 28:12
III. No me conviene la maldición e ir al castigo eterno.
a. Al no vivir en santidad, llega la desobediencia y la maldición Deut: 28:16-21
b. No me conviene ir al lago de fuego Apocalipsis 20: 15
c. No quiero ser castigado Proverbios 11: 21– 10:10
Conclusión:
La bendición llega más rápido al santo, al que procura con temor y temblor agradar a Dios, pero al que no se santifica, todos los días pasa problemas, y dificultades, Dios le llama hoy a vivir en santidad.