YOYAQUIM

rey de Judá, 609-598 a. C. Habiendo muerto el rey Josí­as en Meguiddó a manos del faraón Nekó, fue proclamado rey de Judá su hijoJoacaz. A los tres meses, el faraón lo destronó, lo apresó en Riblá y lo llevó preso a Egipto, y puso en su lugar a Elyaquim, también hijo Josí­as y Zebida, a quien le cambió el nombre por el de Y., del hebreo Yehoyaquim, que significa †œYahvéh exalta†, 2 R 23, 29-35.

De Y. se dice también †œHizo lo malo a los ojos de Yahvéh, exactamente como hicieron sus padres†, 2 R 23, 37. A comienzos del reinado de Josí­as, el profeta Jeremí­as pronunció el sermón contra el Templo, Jr 7, 1-15, en el cual afirmaba que Yahvéh podí­a abandonar el Templo, a pesar de que en el año 701 a. C., se habí­a mostrado la protección divina sobre el lugar, cuando Senaquerib fracasó en su intento de tomar la ciudad de Jerusalén; Jeremí­as dijo en su discurso que era ilusorio pensar en dicha protección. Esto escandalizó y enfureció a los sacerdotes de Jerusalén. El profeta Urí­as, también profetizó contra la ciudad, lo mismo que Jeremí­as; pero ante la persecución a que fue sometido, huyó a Egipto, hasta donde el rey Y. envió a buscarlo y fue capturado; el rey Y. lo mató a cuchilladas y echó su cadáver a la fosa común. El profeta Jeremí­as, también perseguido por anunciar al castigo contra Jerusalén, se salvó de la muerte gracias a Ajicam que impidió que lo entregaran al pueblo para que lo mataran, Jr 26, 10-24.

Jeremí­as fue apresado por el sermón antedicho y por el oráculo contra el rey, de quien habí­a dicho: †œÂ¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus pisos sin derecho! De su prójimo se sirve de balde y su trabajo no le paga. El que dice: †œVoy a edificarme una casa espaciosa y pisos ventilados†, y le abre sus correspondientes ventanas; pone paneles de cedro y los pinta de rojo. ¿Serás acaso rey porque seas un apasionado del cedro? Tu padre, ¿no comí­a y bebí­a? ¡Pero practicaba justicia y equidad! Por eso todo le iba bien. Juzgaba la causa del cuitado y del pobre. Por eso todo iba bien. ¿No es esto conocerme? Pero tus ojos y tu corazón Pero tus ojos y tu corazón sólo buscan tu propio interés: derramar sangre inocente, cometer atropello y violencia. Por tanto, así­ dice Yahvéh respecto a Joaquí­n, hijo de Josí­as, rey de Judá: No plañirán por él: «Â¡Ay hermano mí­o!, ¡ay hermana mí­a!»; no plañirán por él: †œÂ¡Ay Señor!, ¡ay su Majestad!†. El entierro de un borrico será el suyo: arrastrarlo y tirarlo fuera de las puertas de Jerusalén†, Jr 22, 13-19.

En el año 605 a. C., Nabucodonosor, prí­ncipe heredero de babilonia, derrotó a los egipcios en la batalla de Karkemis a orillas del Eufrates.

Bajo el faraón Nekó Siria, Palestina y Sidón, ciudad portuaria fenicia, quedaron bajo el dominio de Babilonia; el texto sagrado dice del soberano egipcio: †œNo volvió a salir de su tierra el rey de Egipto, porque el rey de Babilonia habí­a conquistado, desde el torrente de Egipto hasta el rí­o Eufrates, todo cuanto era del rey de Egipto†, 2 R 24, 7. Proclamado rey de Babilonia a finales del año 605 a. C., inició las campañas contra Siria y Palestina. El rey Y., hacia el 604 a. C., quedó como vasallo de Nabucodonosor durante tres años, 2 R 24, 1; 2 Cro 36, 6; Dn 1, 1- 2.

Sometido Y. a Babilonia el profeta Jeremí­as envió a su secretario Baruc para que leyera al pueblo, en el Templo, el rollo con sus profecí­as sobre la destrucción de Jerusalén por parte de Nabucodonosor. Enterados los jefes del reino, enviaron a Yehudí­ por Baruc para que les leyera el texto de Jeremí­as. Cuando oyeron los oráculos, se asustaron e informaron de todo al rey Y. Yehudí­ fue enviado por el soberano a buscar el rollo de Jeremí­as para que se lo leyera. A medida que Yehudí­ iba leyendo, Y. rasgaba las hojas con un cortaplumas y las quemaba en un brasero. Jr 36, 1-26. Jeremí­as, entonces, volvió a dictar a Baruc los oráculos, y predijo una muerte ignominiosa para Y. así­ como la catástrofe de Jerusalén a manos de Nabucodonosor.

En el año 601 a. C. Nabucodonosor es derrotado en Egipto, y Y. se rebela contra Babilonia. Pero Y. fue atacado por bandas de caldeos, arameos, ammonitas y moabitas, 2 R 24, 2. Antes de que Nabucodonosor las emprendiera contra Judá, el rey Y. murió y le sucedió en el trono su hijo Joaquí­n.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital