YAHVEH O JEHOVA

forma en que conocemos hoy el nombre que los hebreos dieron a Dios. La palabra está formada por las consonantes YHVH o YHWH, con las vocales incorporadas por los masoras de una palabra distinta, Adonay, Señor mí­o. Como en el hebreo antiguo no se escribí­an las vocales, la pronunciación exacta de este nombre, se puede decir, se perdió. Además de que las vocales no se escribí­an, por respeto, no se pronunciaba el sagrado nombre de Dios, Ex 20, 7; Lv 24, 11; por lo que los israelitas al encontrarlo lo sustituí­an por otro, como †™Adonay, mi Señor, o †™Elohîm, Dios. Los escribas vocalizaron YHVH con las vocales de Adonai. Los traductores tomaron estas vocales, que eran una señal que recordaba que nombre no debí­a pronunciarse, como correspondientes al YHVH, el tetragrámaton sagrado, de donde resultó Jehová o Yahvéh. Sin embargo, existen pruebas de que las formas Yahvéh y Yaó eran tradicionales, lo mismo que las formas abreviadas Yah y Yahú, o Jahú, que aparecen en los nombres teofóricos, como, por ejemplo, Zacarí­as, Zekaryahu, †œYahvéh se ha acordado†; Isaí­as, Yesayahu, †œYahvéh ha salvado†.

Desde el punto de vista etimológico Y. es una forma verbal arcaica, es la tercera persona, singular, imperfecto, del verbo havá, o hayá, †œser†. Algunos quisieron ver en este nombre una forma factitiva de ser, †œhace ser†, †œtrae a la existencia†, que hace referencia al Dios creador. Pero viéndolo de manera más simple, significa †œes†; en Ex 3, 14, se da la explicación, ´ehyeh ´aser ´ehyeh, que la Septuaginta traduce Egô eimi hon ôn, †œYo soy el que soy†, o †œYo soy el que es†, †œYo soy el existente†; es decir, el único verdaderamente existente, trascendente, absoluto. En Ap 1, 8, está esta idea: †œYo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, †œAquel que es, que era y que va a venir†, el Todopoderoso†.

Yahvéh provee, nombre que Abraham dio al monte donde iba a sacrificar a su hijo Isaac, cuando el ángel de Yahvéh se lo impidió, y apareció entre las zarzas un cordero, que Abraham ofreció en holocausto a Yahvéh, en lugar de Isaac, Gn 22, 14. Yaí­r, Dios ilumina. Nombre de varón. 1. Hijo de Segub y nieto de Jesrón, descendiente de Manasés, 1 Cro 2, 21-23. Sus territorios estaban en la región de Galaad y en la comarca de Argob, poseí­a muchas ciudades, Nm 32, 39; Dt 3, 14; Jos 13, 30; 1 R 4, 13. 2. Uno de los jueces menores de Israel, galadita, que ejerció la judicatura durante veintidós años, habiendo sucedido a Tolá. Murió y lo sepultaron en Camón, Jc 10, 3-5. 3. Padre de Mardoqueo, tí­o de Ester, de la tribu de Benjamí­n, Est 1, 1a; 2, 5.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital