VICTIMAS HUMANAS

Véanse MOLOC, QUEMí“S, TOFET.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

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En muchas religiones antiguas se prácticó el sacrificios de ví­ctimas humanas, hecho repugnante a la naturaleza humana, que tiende a la vida propia y fácilmente llega a la compasión con respecto a los demás.

En pueblos del Oriente medio, como el caso del dios Molok, de los amonitas y de otros pueblos cercanos (molok, es mlk, raí­z de «dueño» o «señor») se practicaba el sacrificio humano como señal de aceptación de su señorí­o sobre la vida. Por eso se sacrificaban niños recién nacidos, haciéndolo morir en el fuego que consumí­a del todo la ví­ctima en presencia de los oferentes.

Algo parecido practicaron en grupos africanos los grupos animistas, que reclamaban la ofrenda del espí­ritu vital que hay en todo ser humano. Normalmente ofrecí­an prisioneros de guerra o miembros de etnias enemigas. Los aztecas ofrecí­a prisioneros y los inkas doncellas al sol señor y dador de vida.

La Biblia rechazó siempre como aberración el sacrificio humano (Lev. 18.21 y 20 2-5; Jue. 11. 30-40), incluso cuando parece pedirlo a Abraham. (Gen. 22.12).

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa