Antes de la invención de la alfarería (en el curso del 6º milenio a.C.) las vasijas eran recipientes hechos con pieles, juncos, madera, o piedra. Este tipo de vasija, por ser de materiales perecederos, casi no ha subsistido. Las arenas secas de Egipto han preservado algunos objetos de cuero y cestería (véase S. Cole, The Neolithic Revolution, MB (Historia Natural), 1959, ilus. XI). Las peculiares condiciones geológicas en Jericó han dado como resultado la preservación de una cantidad de fuentes y bandejas de madera en tumbas de mediados del 2º milenio a.C. (K. M. Kenyon, Jericho 2, 1965). Las vasijas de este tipo, juntamente con los recipientes de cuero, cestos, y sacos, todos ellos utilizados ampliamente por los campesinos palestinos actuales, probablemente eran tan importantes como la alfarería en la vida diaria (cf. Lv. 11.32). Las botellas para llevar tanto agua como vino eran sencillamente cueros cosidos fuertemente (heb. ˒oḇ, Job 32.19; ḥēmeṯ, Gn. 21.14; ne˒ōḏ, Jos. 9.4; nēḇel, 1 S. 1.24; gr. askos, Mt. 9.17). Se cortaban y desgastaban piedras blandas, piedra caliza, alabastro, basalto, y hasta la obsidiana para formar tazones, jarras, fuentes, etc. Después de la introducción de las herramientas de metal (* Arqueología) se comenzaron a producir vasijas de piedra labrada, y estas a menudo formaban parte de los elementos de los templos (p. ej. en Hazor, véase Y. Yadin, Hazor, 1958, ilus. 21, 23). Se usaban grandes recipientes de piedra o arcilla para almacenar líquidos. La arcilla porosa con la que se hacían las vasijas absorbían parte del líquido, impidiendo así la evaporación y manteniendo fresco el contenido (heb. kaḏ, “cántaro”, Gn. 24.14; cf. 1 R. 17.12ss; gr. lithinai hydriai, ‘cántaros de piedra’, Jn. 2.6). Los ricos podían tener vasijas de metal, vidrio, y marfil (Job 28.17; Ap. 18.12). Las vasijas de metal se encuentran raramente en Palestina, pero los tazones de bronce de confección fenicia encontrados en Nimrud (H. Frankfort, Art and Architecture of the Ancient Orient, 1954, ilus. 141–143) muestran el tipo que se usaba durante la monarquía. Las vasijas de oro y de plata resultaban convenientes como método para almacenar riquezas antes de la introducción de la moneda acuñada, y formaban la mayor parte de los tesoros reales y de los templos, además de servir para el pago de tributo (véase DOTT, pp. 48, c). Algunas de las formas de los objetos de metal fueron imitadas en cerámica. El *vidrio y el *marfil se usaban principalmente para hacer frascos pequeños para cosméticos y para instrumentos de aseo personal (véase BA 20, 1957; IEJ 6, 1956).
En general no es posible lograr una definición con respecto a los diversos términos heb. que describen los variados tipos de vasijas. Muchos recipientes, si bien llevaban nombres distintos, podían usarse para el mismo fin (1 S. 2.14). Para los diversos tipos de vasijas de barro y las identificaciones propuestas, véase * Cerámica. Los siguientes términos parecen describir vasijas metálicas únicamente, usadas mayormente en el tabernáculo y el templo: 1. El heb. ˒aḡarṭāl (Esd. 1.9), tazón grande; 2. gullâ (Zac. 4.2; cf. 1 R. 7.41), tazón redondo para contener aceite en una lámpara, en Ec. 12.6 tal vez lámpara colgante; 3. kaf (Nm. 7.14), fuente abierta y poco profunda para contener incienso; 4. kefôr (1 Cr. 28.17), tazón pequeño; 5. menaqqiyyâ (Ex. 25.29), tazón de oro para las libaciones; 6. merqāḥâ (Job 41.31), pote de boticario para hacer los compuestos, posiblemente cerámico; 7. mizrāq (Ex. 27.3), palangana grande usada en el altar de los holocaustos, probablemente para recibir la sangre, y también tazón grande para banquetes (Am. 6.6); 8. ṣinṣeneṯ (Ex. 16.33), la tinaja de oro en que se guardaba una muestra del maná (cf. He. 9.4); 9. qe˓ārâ (Ex. 25.29; Nm. 7.13), plato; 10. qaśwâ (Ex. 25.29), recipiente de oro para contener vino para las libaciones. Para los vocablos heb. dûḏ, sı̂r, y qallaḥaṯ traducidos “caldero”, véase * Cerámica; en Job 41.20 el heb. ˒aḡmōn no es “caldero” sino posiblemente “juncos” (así °vm; cf. Is. 58.5 donde ˒aḡmon es “junco”).
El gr. jalkion (Mr. 7.4) es simplemente cualquier vasija de bronce. El heb. kelı̂, arm. mā˒n, gr. skeuos son palabras generales para instrumentos, elementos (1 S. 8.12; Hch. 9.15) y de aquí, en muchos contextos, vasijas, tanto verdaderas (1 S. 9.7; Jn. 19.29) como metafóricas (1 P. 3.7).
Bibliografía. K. M. Kenyon, Arqueología en Tierra Santa, 1963; W. F. Albright, Arqueología de Palestina, 1962, pp. 74–81.
J. L. Kelso, The Ceramic Vocabulary of the Old Testament, BASOR Supplementary Studies 5–6, 1948.
A.R.M.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico