TRIBUS DE ISRAEL

Cuando los israelitas entraron en Canaán lo hicieron organizados en doce tribus, y a cada una de ellas se le asignó una porción del territorio (cf. Jos. 13.1ss). Estas doce tribus descendían de los doce hijos de Jacob que se habían reunido en torno a su padre y habían oído las profecías que había pronunciado con respecto a sí mismos y su futuro (Gn. 49).

Según ciertas teorías modernas el cuadro bíblico relativo al origen de las tribus no puede aceptarse. La Biblia afirma que toda la nación de Israel estaba en Egipto, pero algunas de estas teorías sostienen que no todas las tribus estuvieron en Egipto. Fundamental para estas teorías es la idea de que existía un dualismo o separación entre las tribus de Lea y de Raquel, y que las tribus descendientes de Lea se establecieron en las tierras cultivadas antes que las tribus que descendían de Raquel. Se afirma a veces que el culto a Yahvéh fue introducido en la tierra por las tribus de José, y que luego fue adoptado por las tribus de Lea. En el culto a Yahvéh surgió una confederación o anfictionía religiosa, semejante en cierta medida a las anfictionías de los antiguos estados griegos. Por lo tanto lo que mantenía unidas a las tribus era la adoración o el culto a Yahvéh.

Según el relato pentateuco, empero (Nm. 32.33–42; 34.1–35.8), Moisés ya había hecho una división entre las tribus que debían habitar del lado oriental y las que debían habitar al occidente del río Jordán. Del lado oriental se les asignaron porciones a las tribus de Rubén y Gad, juntamente con la media tribu de Manasés. Esta última debía ocupar el territorio al S del mar de Galilea, incluidas las aldeas de Jair, junto con Astarot y Edrei. Gad debía ocupar el territorio inmediatamente al S del de Manasés, llegando hasta el extremo N del mar Muerto, y al S de esta sección se encontraba el territorio de Rubén, que llegaba hasta Aroer y el Arnón.

En la ribera occidental del Jordán en la Canaán propiamente dicha debían ubicarse las tribus restantes. Su heredad debía determinarse por sorteo, con excepción de la tribu de Leví que no debía recibir heredad. Con el tiempo las tribus se dividieron entre el N y el S, representadas respectivamente por Efraín y Judá. El reino del N adquirió luego el nombre de Israel.

En el territono del S se encontraba Simeón, que parece haber ocupado tierras en la zona del Neguev. Al N del mismo se encontraba la porción de Judá, que incluía la zona montañosa de Judea, y llegaba hasta Belén al N y casi hasta Jerusalén misma. Hacia el N del territono de Judá, y extendiéndose hasta el Jordán al E, se encontraba el territorio de Benjamín. Esta sección abarcaba apenas unos cuantos kilómetros hacia el N, y únicamente llegaba hasta el borde de la zona montañosa hacia el O. Al O de la misma se encontraba la pequeña sección asignada a la tribu de Dan.

Hacia el N de las dos tribus de Dan y Benjamín se encontraba el territorio que le había sido asignado a Efraín, y que llegaba hasta el río Caná y Siquem hacia el N. Luego venía la gran sección asignada a la media tribu de Manasés, que comprendía todo el territorio entre el Mediterráneo y el río Jordán y que hacia el N se extendía hasta Meguido. Al N de Manasés se encontraban Isacar y Zabulón, y en la costa del mar, hacia el N desde Carmel, el territorio de Aser.

Con el correr del tiempo la tribu de Judá fue adquiriendo mayor significación, porque en realidad llegó a abarcar a Benjamín también, y Jerusalén se convirtió en la capital. En el N las distinciones entre las tribus parecen haber tenido menos importancia que al principio, y el reino del N en conjunto se convirtió en enemigo de Judá. Las tribus del N, Zabulón y Neftalí, fueron las primeras en ser llevadas en cautiverio, y luego en el 722 a.C. Samaria misma cayó. Nabucodonosor conquistó Jerusalén finalmente en el 587 a.C., y la nación toda como tal dejó de existir. Las distinciones tribales fueron perdiendo gradualmente su significación, y prácticamente desaparecieron después del exilio.

Bibliografía. °J. Bright, La historia de Israel, 1985; °M. Noth, Historia de Israel, 1966; S. Herrmann, Historia de Israel, 1979, pp. 150–171; F. F. Bruce, Israel y las naciones, 1979; R. de Vaux, Historia antigua de Israel, 1975, t(t). II, pp. 229–258.

J. Bright, History of Israel², 1972, pp. 130–175; M. Noth, The History of Israel², 1960, pp. 53–138; M. Weippert, The Settlement of the Israelite Tribes in Palestine, 1971.

E.J.Y.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico