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Montaje que se hace para ambientar un lugar en el que se representa una escena dramática. Es un lenguaje ambientador que impresiona los sentidos y estimula la fantasía. Al margen de su valor literario y artístico, puede ser un buen recurso pedagógico para poder resaltar determinados mensajes que se comunican más por la vivencia que por la palabra. Se debe cuidar la armonía entre el respeto y la creatividad, entre suscitar el interés y mantener la atención, sin llegar a diseñar el espectáculo como el mejor lenguaje, sino el estímulo sensorial como apoyo a la inteligencia.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa