TIRQA (TELL ASHARA)

Una estación mayor sobre el Eufrates medio, Tirqa, era el asiento principal de la adoración al dios Dagán (el Dagón bí­blico) en Mesopotamia. Se elevó a una posición prominente bajo Samsi-Adad I de Asiria y Zimri-Lim o Mari y probablemente vino a ser la capital del estado independiente de Hana después de Hamurabi.
I. Nombre y Ubicación. De acuerdo con las listas geográficas cuneiformes, hubo por lo menos tres ciudades mesopotámicas antiguas conocidas como Tirca con pequeñas diferencias tales como Sirqa, Sirku y Tirga que indican una etimologí­a basada en palabras semí­ticas para irrigación. La Tirqa principal (o Terca) hoy nombrada Tell †™Ashara, lo mismo que una tribu local, tienen una etimologí­a que concuerda, ya que está ubicada sobre el Eufrates entre un conjunto de canales antiguos paralelos al rí­o y ca. 24 kms. debajo de la confluencia del *rí­o Habor. Yace en la Siria moderna, ca. 72 kms. sobre la frontera iraquí­. Como las ciudades antiguas de Mari, (H)anat y Tuttul aguas abajo, Tirqa yace en la ribera derecha del Eufrates; junto con estas ciudades, constituyó una zona intermedia entre Siria y Babilonia.
II. Exploración. Tell íshara fue primero visitado por Herzfeld en 1910 e identificado por él como Tirqa en base a una inscripción encontrada en el lugar. Fue brevemente excavada por Thureau-Dangin y Dhorme en 1923; pero desde entonces las excavaciones en la cercana *Mari han tomado precedencia sobre ésta, aunque al mismo tiempo arrojando mucha luz también sobre Tirqa. En 1948, una estela de Tukulti-Ninurta II fue descubierta en el sitio, cuya proximidad al Eufrates constantemente amenaza con lavar completamente sus restos.
III. Historia del Sitio.
A. Tirqa en el Tercer Milenio. El Eufrates medio entró en la órbita de la cultura sumeria en una fecha temprana, como se revela tanto por las excavaciones en Mari, las cuales han producido arquitectura, escultura y artefactos en el major estilo de la primera dinastí­a y por las tradiciones nativas sumerias que incluyen uno de los primeros gobernadores de Mari en su lista de los reyes y registran la destrucción de la ciudad por Eannatum de Lagas ( ca. 2450 a. de J.C. ). En retribución, la región legó a Sumer (como lo hizo más tarde a Filistia y al Oeste) su adoración al dios del grano Dagán. Así­, *Sargón de Acad ( ca. 2333–2283 a. de J.C. ) adoró a Dagán en Tuttul a fin de asegurarse a sí­ mismo el acceso al †œterritorio superior†, y simllarmente su nieto, Naram-Sin, ( ca. 2252–2216 a. de J.C. ) acredita sus conquistas en el norte de Siria a Dagán. Para el perí­odo neosumerio ( ca. 2111–200 4 a. de J.C. ) nombres personales compuestos con Dagán llegaron a ser comunes en Mesopotamia y su adoración viene a ser una parte del culto oficial, por lo menos en Sillush-Dagán, el gran centro ganadero de la capital religiosa de Nipur. Un texto de este sitio que menciona personas de †œTirga† es la evidencia documentaria más antigua para la ciudad.
B. Tirqa en la Edad de Mari. Los gobernadores más antiguos de Tirqa pudieron haber conservado una fuente inesperada: la lista de los reyes asirios. Esta incluye una lista de los ancestros de Samsi-Adad I de Asiria ( ca. 1815–1782 a. de J.C. ), empezando con Apiashal y terminando con lla-kabkabi e incluyendo nombres tí­picamente amorreos tales como Yazkur-ili y un nombre inspirado por la divinidad Ilu-Mer que es un nombre común de la región del Eufrates medio. De acuerdo con la misma fuente, Samsi-Adad se estableció en Babilonia cuando Naram-Sin de Eshnunna estaba gobernando a Asur; cuando Erishu II sucedió a Naram-Sin en Asur, Samsi-Adad lo derrocó y se nombró a sí­mismo gobernador de Asur. A la vez permaneció consciente de sus orí­genes †œhanaeanos† sacrificando a sus espí­ritus ancestrales en Tirqa y construyendo allí­ el gran templo de Dagán. Mari compartió la suerte de Asur, porque aquí­ la dinastí­a nativa de Yadhum-Lim, un antiguo antagonista de Ila-kabkabi y de Samsi-Adad, fue muerto en una revuelta palaciega, su hijo Zimri-Lim huyó a Alepo y Samsi-Adad instaló a su hijo menor, Yshmah-Adad, como virrey. Siendo que la region de Asur fue similarmente asignada al prí­ncipe heredero Ishme-Dagá n en Ekallatum, mientras que Samsi-Adad mismo parecí­a haber gobernado la región de Habor desde Shubat-Enlil, parece que el área entera entre el Eufrates medio y el Tigris medio fue unida entre estos hanaeanos desde Tirqa ca. 1800 a. de J.C.
Los privilegios especiales que Tirqa aparerentemente gozó bajo Samsi-Adad llegaron a su fin con su muerte ( ca. 1782 a. de J.C. ) porque Zimri-Lim pronto reconquistó Mari para sí­ mismo y Tirqa llegó a ser una provincia del reino restaurado. Su gobernador, Kibri-Dagán, mantuvo una correspondencia activa con su soberano y colegas en Mari y casi un centenar de sus cartas se conservan en los archivos de Mari. Ellas proveen un cuadro ví­vido de la administración provincial en la edad de Mari. Otras cartas también mencionan a Tirqa en este tiempo; uno de los detalles más interesantes es el sueño de un oficial en el templo de Dagán en Tirqa, en el cual esta deidad interroga e instruye al oficial concerniente a los jefes de los †œbenjamitas† nómadas con los cuales Zimri-Lim estuvo constantemente preocupado. La derrota de Mari por Hamurabi de Babilonia ( ca. 1792–1750) en ca. 1760 a. de J.C. , y su destrucción 2 años más tarde, una vez más cambió la fortuna de Tirqa. Se convirtió brevemente en parte del imperio de Hamurabi y su sucesor Samsu-iluna ( ca. 1749–1712); pero, con Mari disminuida, la escena estaba preparada para la independencia de Tirqa.
C. El Reino de Hana. Como capital probable del reino independiente de Hana el cual heredó el Eufrates medio cuando el imperio de Hamurabi cayó bajo su sucesor, Tirqa se jacta de ser una de las pocas dinastí­as documentadas en un perí­odo ( ca. 1740–1570 a. de J.C. ), cuando la mayorí­a del área alrededor estaba cayendo gradualmente en un prolongado eclipse. Aun así­, se conocen nada más que los nombres de sus gobernadores y no todos en un orden exacto. Aquellos que han sido documentados por fórmulas de fecha, impresiones de sello o ambos son: Isar-Lim, Is(h)ih-Dagán, Hamurabi, Sumurammu y su hijo Ammi-madar y Kashtili-ashu. Los primeros cinco nombres y, en lo que ha sido preservado, sus patroní­micos —los cuales pueden o no ser identificados con reyes reinantes— son de un tipo amorreo ya familiar del perí­odo de Mari; el último es claramente casita —en realidad es un nombre llevado por cuatro reyes separados de la dinastí­a casita, una dinastí­a que las fuentes nativas tradicionales fechan ca. 1740–1160 a. de J.C. Si estas fechas son tomadas seriamente, entonces los casitas Kashtiliashu I y II gobernaron ( ca. 1711–1684 a. de J.C. ) y Ammiditana ( ca. 1683–1647 a. de J.C. ), los sucesores de Sham-shu-iluna en Babilonia y resulta razonable identí­ficar a uno de ellos con el gobernador de Hana. Así­, la conclusión de que los primeros reyes casitas gobernaron en Tirqa (para lo cual hay también algunas otras indicaciones, aunque ambiguas) solucionarí­a uno de los problemas más difí­ciles de la cronologí­a mesopotámica, porque permite afirmar que ellos extendieron su gobierno hasta Babilonia misma sólo después que la ciudad habí­a sido saqueada por los heteospor el año 1595 a. de J.C. Las fuentes casitas mismas parecen implicar tal cosa cuando afirman que su rey Agum II ( ca. 1592–1565 a. de J.C. ) trajo a Marduc, el dios de Babilonia, de regreso de la tierra de los hanaeanos (v.g., Tirqa) después que él habí­a estado en la cautividad hetea por veinticuatro años.
D. Tirqa en el Perí­odo Asirio. Para Tirqa, la edad del oscurantismo empezó con la mudanza de la capital casita a Babilonia, porque la Tirqa que, en el tratado entre los heteos y los mitanianos, fue asignada a Piyashilli de *Karkemis es seguramente la del oriente de esa ciudad. Dos reyes aislados de Hana son conocidos en la última parte del segundo milenio, Tukulti-Mer e lluiqisha; pero bajo el nombre de Laque el área alrededor de la confluencia de los rí­os Habor y Eufrates aparecen primero en los registros asirios, donde Tirqa es mencionada como Sirqu. Siendo que la ruta tradicional de las primeras campañas asirias fue hacia abajo del Tigris o el wadi Tartar y de nuevo hacia arriba a lo largo del Eufrates medio y Habor, explica el hecho por qué la tierra de †œHana y Mari† recibiera un anticipo de los ejércitos asirios ya para el segundo milenio. Pero estas expediciones fueron algo más que ataques para recoger botí­n, y no fue sino hasta el siglo XV cuando la expansión asiria se llevó a cabo seriamente, empezando precisamente en esta área (véase también Til-Barsip III B). En sus anales, Tukulti-Ninurta II (890–884 a. de J.C. ) fue el primero en registrar la sumisión de Tirqa, entonces gobernada por un cierto Mudada (o Iddin-Dada), quien ya habí­a figurado en los anales de su predecesor, Adad-nirari II (911–891 a. de J.C. ). Una estela encontrada en Tirqa misma en 1948 también celebra la conquista asiria de la ciudad en 886 a. de J.C. ; es un monumento notabilí­simo inscrito por Tukulti-Ninurta en cuneiforme asirio y decorado con relieves en el más puro estilo †œsiroheteo†. Puede ser considerado como el ejemplo antiguo más preciso de este estilo (así­ dice Albright), si los relieves e inscripciones fueron probadamente ejecutados en este mismo tiempo. Asur-nasir-pal II (883–859 a. de J.C. ) menciona la ciudad nuevamente y probablemente bajo Salmanasar III (858–824 a. de J.C. ) fue incorporada definitivamente al sistema provincial asirio, ya que Nergal-eresh, gobernador de Rasappa desde por lo menos 803–775 a. de J.C. (de acuerdo con las listas epónimas) registra a Tirqa como una de las partes de su extensa provincia en una inscripción en honor de su rey, Adad-nirari III (810–783 a. de J.C. ). Hasta hoy ésta es la última referencia a la ciudad hallada en los documentos cuneiformes.
BIBLIOGRAFIA: Francois Thureau-Dangin and Edouard Dhorme, †œCinq jours de fouilles a †™Asharah†, Syria V, 1924, págs. 265–293 and pls. lvii-lx. Jean Nougayrol, †œUne nouvelle tablette de Hana†, ibid., XXXVII, 1460, págs. 205–209; †œUn nouveauroi de Hana†, Revue díssyrlologie XLI, 1947, págs. 42–46. Ernst Herzfeld, †œHana et Mari†, ibid., XI, 1914, págs. 131–139. Ferris J. Stephens, †œA cuneiform tablet from Dura-Europas†, ibid., XXXIV, 1937, págs. 183–190. Georges Dossin, †œUne révélation du dieu Dagan a Terqa†, ibid., XLII, 1948, págs. 125–134. Jean-Robert Kupper, †œUn gouvernement provincial dans le royaume de Mari†, ibid., XLI, 1947, págs. 150–183; Correspondance de Kibri-Dagan — Archives Royales de Mari, III, 1950; †œLe canal Ishim-lahdunlim†, Bibliotheca Orientalis; IX, 1952, págs. 168f.; Les Nomades en Mésopotamie au temps de Rois de Mari — Bibliotheque de la Faculté de Philosophie et Lettres de lÚniversité de Liege, CXLII, 1957, Edouard Dhorme, †œLes atavars du dieu Dagon†, Revue de l†™Histoire des Religions, CXXXVIII, 1950, págs. 129–144 and Recueil Edouard Dhorme, 1951, págs. 745–754. R. J. Tournay and Soubhi Saouaf, †œStele de Tukulti-Ninurta II†, Les Annales Archéologiques de Syrie, II, 1952, págs. 169–190 and pls. i–iii.

Fuente: Diccionario Bíblico Arqueológico