TIMOTEO Y TITO, EPISTOLAS A

Estos libros del NT son llamados usualmente †œEpí­stolas Pastorales†, porque el énfasis de su contenido va dirigido mayormente a asuntos de disciplina interna de las iglesias. Se utiliza esta designación para diferenciarlas de las otras epí­stolas, que fueron dirigidas a iglesias, mientras que éstas lo fueron a individuos.

Autor y fecha. Tradicionalmente, se atribuyen estas cartas al apóstol Pablo. Muchas crí­ticas han surgido en décadas recientes sobre el particular. Las principales son: a) El escaso uso que hicieron los llamados padres de la iglesia de citas de estas epí­stolas. b) La semejanza de varias frases con otras que utiliza Clemente de Roma, lo cual conduce a algunos a pensar que estos libros fueron escritos en el siglo II. c) El rechazo que hizo Marción de estas epí­stolas en su lista de canónicas. d) El hecho de que algunas alusiones de carácter histórico no cuadran con lo que está registrado como actividades de Pablo en el libro de los Hchhos. e) El hecho de que el estilo y la gramática es diferente. Además, hay gran cantidad de palabras que son comunes en las epí­stolas de Pablo, pero que están ausentes en éstas.
estas objeciones, otros eruditos han contestado, diciendo: a) Que muchos de los padres de la iglesia, sin hacer citas, mencionan estas epí­stolas. Entre ellos Justino Mártir, Hegesipo, Atenágoras, Ireneo y otros. b) Que las semejanzas con los escritos de Clemente lo que prueban es que éste conocí­a y estaba influenciado por estas epí­stolas. c) Que la exclusión que hace Marción puede explicarse por existir en el texto algunos planteamientos con los cuales éste no estaba de acuerdo. d) Que la mención de datos históricos que no figuran en el libro de los Hchhos no puede alegarse porque supone a priori que todo lo que hizo Pablo está escrito allí­. e) Que es natural suponer que existan cambios estilí­sticos en un mismo autor, cuando el tema no es tan doctrinal y, también, por el uso de diferentes amanuenses.
manera que el balance final, después de todos los argumentos en pro y en contra, ha quedado siempre del lado de la confirmación de la autorí­a paulina de estas epí­stolas.
cuanto a la fecha, también se han levantado muchas discusiones, pero la mayorí­a de los entendidos es de opinión de que estas cartas fueron escritas cuando Pablo estaba preso en Roma, entre los años del 65 al 68 d.C.

Los problemas eclesiásticos. Algunos han argumentado que el apóstol Pablo no se interesaba mucho en la administración de las iglesias, preocupado como estaba en la labor de evangelización. Esto lo contradice Hch 14:23, pues Pablo y Bernabé †œconstituyeron ancianos en cada iglesia†. Y la carta a los Filipenses está dirigida †œa los santos … con los obispos y diáconos† (Flp 1:1). Se ve, pues, que las misiones administrativas encargadas a Timoteo y Tito estaban dentro de lo que era la práctica del apóstol.

El problema de las herejí­as. Aunque el énfasis de estas epí­stolas no es doctrinal, es evidente que también procura advertir a Timoteo y a Tito con respecto al peligro de herejí­as que comenzaban a introducirse en la iglesia. Estas herejí­as tendrí­an su más amplia manifestación en el siglo II, pero operaban ya en forma seminal en los dí­as de Pablo. Por eso dice a Timoteo: †œ…para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogí­as interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios† (1Ti 1:3-4). Y a Tito: †œPorque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión† (Tit 1:10). †œEvita las cuestiones necias, y genealogí­as, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho† (Tit 3:9).
trataba, por un lado, de la influencia del †¢gnosticismo incipiente (†œla falsamente llamada ciencia [gnosis]† [1Ti 6:20]) y, por el otro, de los empeños judaizantes. La referencia a las genealogí­as no está relacionada con aquellas listas de familias que aparecen en la Biblia, sino con las especulaciones gnósticas acerca de la creación, en las cuales se atribuí­an a una enorme cantidad de ángeles, cada uno con su nombre particular, la realización de alguna parte de todo lo que existe. Un ejemplo de esto bien podrí­a ser la lista de ángeles mencionados en uno de los escritos gnósticos de †¢Nag-Hamadi, en el cual se dice que la creación del hombre fue así­: †œEterafaope-abron creó la cabeza; Menigestroet creó el cerebro; Asterecme el ojo derecho; Taspomoca el ojo izquierdo; Yeroruimos el oí­do derecho; Bisoum el oí­do izquierdo; Akioreim la nariz; Banen-efroum los labios….† Y así­ sucesivamente, los gnósticos seguí­an con una lista interminable de nombres de ángeles.
especulaciones gnósticas y judaizantes, las †œprofanas y vanas palabrerí­as† que carcomí­an †œcomo gangrena†, habí­an conducido a algunos a verdaderas blasfemias. Así­, se menciona a †¢Himeneo, †¢Alejandro y †¢Fileto. El primero y el último enseñaban †œque la resurrección ya se efectuó† (1Ti 1:19-20; 2Ti 2:16-18).
hacen también en estas epí­stolas advertencias contra lo que el apóstol llama †œdoctrinas de demonios†, que se caracterizaba por un ascetismo extremo, que incluí­a la prohibición del matrimonio (1Ti 4:1-6). Esta advertencia está en completa armoní­a con lo que enseña el apóstol en Col 2:16-18 (†œ… nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a dí­as de fiesta, luna nueva o dí­as de reposo†).

Primera a Timoteo. Desarrollo. Después de la salutación, el apóstol ratifica a su discí­pulo que debí­a mandar †œa algunos que no enseñen diferente doctrina†. Le indica que la verdadera sana doctrina †œes el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida†. Hay personas que quieren †œser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman†. La ley †œno fue dada para el justo, sino para los transgresores†. Pero †œCristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores†. Sigue con una doxologí­a (†œPor tanto, al Rey de los siglos…†) y luego termina animando a Timoteo para que milite †œla buena milicia† (1Ti 1:1-20).

Pablo recomienda †œque se hagan rogativas, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres†, especialmente por †œlos que están en eminencia†. Esto agrada a †œDios nuestro Salvador†. Habla del Señor Jesús como único †œmediador entre Dios y los hombres†. Pasa enseguida a exponer lo que deberí­a ser el ataví­o y comportamiento de la mujer (1Ti 2:1-15).
enumeran los requisitos para los aspirantes al obispado (†œ… irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente…†) y para los diáconos (†œ… honestos, sin doblez, no dados a mucho vino…†). El apóstol le explica que le escribe esas cosas para que Timoteo sepa cómo debí­a conducirse †œen la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad†. Sigue con la transcripción de lo que probablemente era un himno conocido en la época (†œDios fue manifestado en carne, justificado en el Espí­ritu…†) (1Ti 3:1-16).
Pablo sobre †œlos últimos tiempos†, cuando †œalgunos apostatarán de la fe, escuchando a espí­ritus engañadores y a doctrinas de demonios†. Le dice que un ascetismo exagerado caracterizará a esos herejes. Timoteo debe desechar †œlas fábulas profanas y de viejas†, ejercitándose †œpara la piedad†. Debe ocuparse †œen la lectura, la exhortación y la enseñanza†, sin descuidar el don de Dios que le habí­a sido dado. Debí­a tener cuidado de sí­ mismo †œy de la doctrina† (1Ti 4:1-16).
entonces el apóstol a hacerle recomendaciones sobre cómo tratar, en términos disciplinarios, a los ancianos, los jóvenes, las ancianas, y las jovencitas. El trato a las viudas debí­a hacerse con sabidurí­a, viendo primero que los hijos o nietos †œaprendan a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres†. Las viudas que en verdad lo eran, debí­an ser puestas en una lista de la iglesia, para recibir ayuda. Los pastores debí­an ser tratados de manera especial, cuidándose de su manutención material, porque †œdigno es el obrero de su salario†. Finalmente, Pablo recomienda a su discí­pulo que cuide de su salud (1Ti 5:1-25).
hace recomendaciones sobre la conducta de los siervos. Recomienda †œla piedad acompañada de contentamiento†, evitando la avaricia, †œporque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo … porque raí­z de todos los males es el amor al dinero†. El hombre de Dios †œhuye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre†. El apóstol manda a Timoteo que guarde †œel mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo†. Continúa estos consejos con otra doxologí­a. Luego habla de la conducta de †œlos ricos de este siglo†, que no deben ser †œaltivos† ni poner †œla esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas†. Reitera a Timoteo, finalmente, que evite †œlas profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia [gnosis]† (1Ti 6:1-21).

Segunda a Timoteo. Desarrollo. Pablo saluda a su hijo Timoteo y le expresa sus deseos de verle pronto. Le anima, reconociendo que conoce las Escrituras desde niño, pero que debí­a avivar †œel fuego del don de Dios†. Debe dar testimonio del Señor, sin avergonzarse, reteniendo †œlas sanas palabras† que habí­a oí­do de labios del apóstol. Le habla de algunos compañeros que le habí­an abandonado, pero pide bendiciones para Onesí­foro, que le habí­a ayudado en Roma (2Ti 1:1-18).
insiste en animar a Timoteo, que debe comportarse como buen soldado, atleta y labrador. Ha de sufrir penalidades, luchar legí­timamente y trabajar para luego esperar el fruto. Inserta lo que parece haber sido otro himno conocido (†œSi somos muertos con él, también viviremos con él; si sufrimos, también reinaremos con él…†). Le reitera que evite las †œprofanas y vanas palabrerí­as†, haciendo caso al fundamento de Dios: †œConoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo†. Le hace varias recomendaciones sobre lo que deberí­a ser la conducta del hombre de Dios (2Ti 2:1-26).
habla de los †œpostreros dí­as†, que serán †œtiempos peligrosos†. Se manifestará mucha corrupción moral (†œ… hombres amadores de sí­ mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios…†). Pero Timoteo seguí­a la †œdoctrina, conducta, propósito, fe…† del apóstol, habiendo sido testigo de las persecuciones de que habí­a sido objeto. Las Escrituras, que Timoteo sabe desde la niñez, son útiles para †œenseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia† (2Ti 3:1-17).

Tito. Desarrollo. Pablo comienza hablando de †œla fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad†. Le dice a Tito que le habí­a dejado en Creta para corregir deficiencias en las iglesias y establecer ancianos. Enseguida enumera los requisitos para estos ancianos, iguales en esencia a los que expuso en 1Ti 3:1-13. Explicando ciertos aspectos culturales de los cretenses, Pablo cita a Epiménides, poeta que fue autor de una legislación civil y religiosa para esa isla (†œLos cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos†). Le reitera que los hermanos no deben atender a †œfábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad† (Tit 1:1-16).
debe hablar †œlo que está de acuerdo con la sana doctrina†. Repite, más o menos, los mismos consejos que dio a Timoteo sobre los ancianos, las ancianas, los jóvenes, los siervos, etcétera. Estos últimos debí­an sujetarse a sus amos, no ser respondones y no defraudarlos, †œsino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador†. La gracia de Dios se manifestó †œenseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente†. Esto es lo que habí­a que enseñar (Tit 2:1-15).
debí­a recordarles a los hermanos que se sometieran †œa los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra†. Deben ser mansos, †œporque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados…†. Sólo †œcuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor para con los hombres† cambiamos, porque él nos salvó. †œNo por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia†. Los que creen en Dios deben procurar †œocuparse en buenas obras†. Pero evitar las †œcuestiones necias, y genealogí­as, y contenciones, y discusiones acerca de la ley†. Advierte finalmente, que si hay una persona que causa divisiones, debí­a desecharlo †œdespués de una y otra amonestación†. Después de unas instrucciones personales, le insiste en que †œlos nuestros deben ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad†. Tras algunos saludos, se despide diciendo: †œLa gracia sea con todos vosotros. Amén† (Tit 3:1-15).

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

Las dos epístolas a Timoteo, y la dirigida a Tito, comúnmente agrupadas bajo la designación de *epístolas pastorales, pertenecen al período final de la vida de Pablo, y proporcionan información valiosa acerca de los pensamientos del gran apóstol misionero cuando se prepara para delegar sus funciones en otros. Están dirigidas a dos de sus colaboradores más cercanos, y por esta razón ofrecen un tipo diferente de correpondencia paulina, en comparación con las epístolas más tempranas dirigidas a iglesias.

I. Bosquejos de los contenidos

1 Timoteo

a. Pablo y Timoteo (1.1–20)

La necesidad de que Timoteo refutase la enseñanza falsa en Éfeso (1.3–11); la experiencia de Pablo en cuanto a la misericordia de Dios (1.12–17); una comisión especial para Timoteo (1.18–20).

b. Culto y orden en la iglesia (2.1–4.16)

Oración pública (2.1–8) ; la posición de las mujeres (2.9–15); las cualidades de obispos y diáconos (3.1–13); la iglesia: su carácter y sus adversarios (3.14–4.5); la iglesia: resposabilidades personales de Timoteo (4.6–16).

c. La disciplina en el seno de la iglesia (5.1–25)

Consideraciones sobre el trato adecuado para diversos grupos, especialmente viudas y ancianos.

d. Instrucciones diversas (6.1–19)

Acerca de los siervos y los amos (6.1–2); acerca de los falsos maestros (6.3–5); acerca de las riquezas (6.6–10); acerca de las metas del hombre de Dios (6.11–16); más acerca de las riquezas (6.17–19).

e. Admoniciones finales para Timoteo (6.20–21)

2 Timoteo

a. La estima especial de Pablo para con Timoteo (1.11–14)

Salutación y acción de gracias (1.1–5); exhortaciones y palabras de aliento para Timoteo (1.6–14).

b. Pablo y sus colaboradores (1.15–18)

Los asiáticos desleales y el fiel Onesíforo (1.15–18).

c. Directivas especiales para Timoteo (2.1–26)

Palabras de aliento y de exhortación (2.1–13); consejos sobre el trato para con los falsos maestros (2.14–26).

d. Predicciones acerca de los últimos días (3.1–9)

Las épocas de deterioro moral venideras.

e. Más consejos para Timoteo (3.10–17)

Recordación de las primeras experiencias de persecución de Pablo (3.10–12); exhortación a Timoteo a continuar como había comenzado (3.13–17).

f. Mensaje de despedida de Pablo (4.1–22)

Encargo final a Timoteo (4.1–5); confesión de fe (4.6–8); algunos pedidos y advertencias personales (4.9–15); la primera defensa de Pablo y su esperanza futura (4.16–18); saludos y bendición final (4.19–22).

Tito

a. Saludo de Pablo a Tito (1.1–4)

Pablo es consciente de su supremo llamado.

b. La clase de hombres que Tito tiene que designar como ancianos (u obispos) (1.5–9)

c. Los falsos maestros cretenses (1.10–16)

Su carácter y la necesidad de censurarlos.

d. Comportamiento cristiano (2.1–10)

Consejos acerca de los jóvenes y los mayores, y acerca de los esclavos.

e. Enseñanza cristiana (2.11–3.7)

Lo que ha hecho la gracia de Dios para los cristianos (2.11–15); lo que los cristianos debieran hacer en la sociedad (3.1–2); cómo se contrastan el cristianismo y el paganismo (3.3–7).

f. Admoniciones finales para Tito (3.8–15)

Acerca de las buenas obras (3.8); acerca de los falsos maestros (3.9–10) ; acerca de los compañeros de Pablo, y sus planes futuros (3.11–15).

II. La situación histórica

Es difícil reconstruir este período de la vida de Pablo, porque no existe un tribunal de apelación independiente, tal como el que proporciona Hechos en el caso de las epístolas anteriores. Pero hay ciertos datos que pueden manejarse en las epístolas mismas. Cuando escribe 1 Ti. y Tit., Pablo no está en la cárcel, pero cuando fue escrita 2 Ti. no sólo está en la prisión (1.8; 2.9), sino que parece estar siendo juzgado y corre peligro de muerte, con la probabilidad de que se produzca en forma inminente un veredicto adverso que dará por resultado su ejecución (4.6–8). Por 1 Ti. 1.3 vemos que Pablo había, estado poco antes en las proximidades de Éfeso, donde había dejado a Timoteo para que cumpliese una misión específica, principalmente de tipo administrativo. La epístola a Tito proporciona datos históricos adicionales, porque sobre la base de 1.5 podemos inferir que Pablo había visitado Creta recientemente, ocasión en la cual debe haber tenido la oportunidad de determinar la condición de las iglesias y darle instrucciones específicas a Tito para rectificar cualquier deficiencia. Al terminar la carta (3.12) el apóstol insta a Tito a reunirse con él en Nicópolis para el invierno, y resulta bastante factible suponer que se trataba de la ciudad situada en Epiro, en cuyo caso es la única referencia a una visita de Pablo a dicha región. También se le instruye a Tito a que ayude a Zenas y a Apolos con su viaje (3.13), pero el significado preciso de esta alusión no está claro.

2 Ti. es mucho más específica en cuanto a información histórica. En 1.16 Pablo se refiere a Onesíforo, diciendo que lo ha buscado estando en Roma, lo cual sugiere que el escritor se encuentra todavía en Roma como prisionero. En 4.16 menciona un juicio anterior, que se considera generalmente como el examen preliminar preparatorio del juicio oficial ante las autoridades romanas. Pablo hace un pedido interesante en 4.13. Pide un manto o capote que ha dejado en la casa de Carpo en Troas, lo cual parecería indicar que había estado de visita allí poco antes. En el mismo pasaje Pablo menciona que había dejado a Trófimo, recientemente, enfermo en Mileto (4.20), mientras que Erasto, colaborador suyo, se había quedado en Corinto.

Resulta imposible acomodar todos estos datos históricos tal como aparecen en la historia de Hechos, y por lo tanto no hay alternativa si se ha de mantener su autenticidad (véase la discusión más abajo) sino la de suponer que Pablo fue liberado de la prisión que se menciona al final de Hechos, que tuvo un período más de actividad en el E, y que fue nuevamente arrestado, juzgado, y finalmente ejecutado en Roma por las autoridades imperiales. La información disponible en las cartas pastorales es insuficiente para facilitar la reconstrucción del itinerario de Pablo, pero que tuvo otras actividades adicionales en Grecia, Creta, y Asia es cuando menos seguro. Algunos entendidos, sobre la base de Ro. 15.24, 28, también han ubicado en esta época una visita a España, y si esta suposición fuese correcta, dicha visita a occidente tiene que haberse producido antes del regreso de Pablo a las iglesias orientales. Pero si Col., Flm., y Fil. se asignan a la prisión romana (véanse artículos correspondientes) resulta claro que el rostro de Pablo estaba vuelto hacia el E y no hacia el O cuando fue liberado (* Cronología del Nuevo Testamento).

III. Propósitos

Dando por supuesto, por lo tanto, que las tres epístolas fueron escritas dentro de un intervalo de tiempo relativamente breve, corresponde hacer notar que todas ellas tienen un propósito común. Están todas destinadas a comunicar a sus colaboradores palabras de exhortación y estímulo, tanto para sus responsabilidades presentes como futuras. Hay bastante instrucción acerca de la administración eclesiástica, pero sería erróneo suponer que dichas instrucciones constituyen el propósito único de cada una de ellas. De las tres epístolas, el motivo para la confección de 2 Ti. resulta más claro que en el caso de las demás. El apóstol hace los encargos finales a su tímido sucesor, y en el transcurso de los mismos le recuerda algo de su historia anterior (1.5–7) y lo exhorta a actuar en forma digna de su elevado llamado. Muchas veces a lo largo de la epístola le dirige solemnes exhortaciones (1.6, 8, 13s; 2.1, 22; 3.14; 4.1s), lo cual indica que Pablo no estaba muy seguro de su valor frente a las serias responsabilidades que en el futuro tendría. El apóstol anhela verlo de nuevo, y dos veces le pide que vaya a verlo lo antes posible (4.9, 21), aun cuando el tono de la parte final de la carta sugiere que Pablo no está convencido de que las circunstancias permitan que se vuelvan a reunir (cf. 4.6). Hay advertencias acerca de hombres impíos que causan problemas a la iglesia, tanto en el presente como en los últimos días (3.1s), y a Timoteo se le insta a evitarlos. Se le indica que debe confiar a hombres dignos de la tarea la misión de transmitir las tradiciones ya recibidas (2.2).

El propósito por detrás de las otras dos epístolas es menos claro, porque en ambos casos Pablo acababa de estar con los receptores, y la necesidad de instrucciones tan detalladas no resulta evidente. Parecería probable que buena parte del tema ya había sido comunicada oralmente, porque en ambas epístolas se dan detalles precisos para las condiciones que debían reunir las principales autoridades de la iglesia, y resulta inconcebible suponer que hasta ese momento ni Timoteo ni Tito hubiesen recibido esas instrucciones. Con toda probabilidad las epístolas tenían como fin fortalecer las manos de los representantes de Pablo en sus respectivas tareas. Timoteo parece haber tenido cierta dificultad para hacerse respetar (cf. 1 Ti. 4.12s), mientras que Tito tenía un grupo muy poco envidiable en Creta según Tit. 1.10ss. Los dos tienen que ocuparse seriamente de cultivar la sana doctrina y la conducta recta, como también enseñarlas a otros (1 Ti. 4.11; 6.2; Tit. 2.1, 15; 3.8).

No era de esperar que en estas cartas el apóstol hiciese a sus amigos más íntimos algo que se pareciese a una presentación en forma de tratado teológico. No había necesidad de ocuparse de las grandes doctrinas cristianas, ya que tanto Timoteo como Tito habrían oído exposiciones orales de las mismas de los propios labios de su maestro. Pero en cambio sí era necesario recordarles lo inútil de perder tiempo con ciertos grupos de falsos maestros cuyas enseñanzas estaban dominadas por irrelevancias y contiendas sobre palabras que no llevaban a nada (véase 1 Ti. 1.4; 4.1s; 6.3s, 20). No parece haber ninguna relación íntima entre estas herejías en las iglesias de Éfeso y Creta y la que combate Pablo en su carta a Colosas, pero es posible que hayan sido formas diferentes de la tendencia que más tarde se convirtió en el gnosticismo del ss. II.

IV. Autenticidad

La crítica moderna ha combatido tanto la paternidad paulina de estas epístolas que la confirmación de la iglesia primitiva reviste vital importancia para un análisis justo de toda la cuestión. Hay pocos escritos del NT que tengan una certificación más fuerte, por cuanto estas epístolas fueron muy usadas a partir de la época de Policarpo, y hay rastros posibles en obras anteriores de Clemente de Roma e Ignacio. La omisión de estas epístolas en el canon de Marción (ca. 140 d.C.) se ha considerado por algunos como evidencia de que no se conocían en su época; pero, teniendo en cuenta su propensión a eliminar lo que no le gustaba o lo que no concordaba con su doctrina, este tipo de prueba no puede tomarse muy seriamente. La única prueba adicional posible en cuanto a la omisión de las epístolas son los papiros de Chester Beatty, pero como estos papiros no están completos, no resulta factible basar ninguna hipótesis positiva sobre ellos, especialmente en vista del hecho de que las epístolas se conocían y usaban en el E en un período anterior al que representan los papiros.

Las objeciones a la autenticidad tienen que considerarse, por lo tanto, como innovaciones modernas contrarias a los fuertes indicios que vienen de la iglesia primitiva. Estas objeciones comenzaron seriamente con Schleiermacher y su ataque al carácter genuino de 1 Ti. (1807), y han sido elaboradas aun más por muchos otros eruditos, encontrándose entre ellos F. C. Baur, H. J. Holtzmann, P. N. Harrison, y M. Dibelius, como los más destacados. Las objeciones se han basado en cuatro problemas principales. En diferentes momentos de la crítica son diferentes los problemas que han adquirido prominencia, pero es probable que sea el efecto acumulativo lo que ha convencido a algunos estudiosos modernos de que estas epístolas no pueden ser de Pablo.

a. El problema histórico

La situación histórica no puede pertenecer al período de la historia de Hechos, y la consiguiente necesidad de postular la liberación de Pablo ha llevado a algunos entendidos a sugerir teorías alternativas. O todas las referencias personales son invento del autor, o de otro modo algunas de ellas son notas genuinas que han sido incorporadas en las producciones del propio autor. Nunca ha habido nada que se aproximase a unanimidad entre los que apoyan esta última alternativa en lo que se refiere a la identificación de las “notas”, lo cual hace que surjan sospechas con respecto a la teoría. Más todavía, la noción de un escritor novelístico que produce notas personales de tal verosimilitud es improbable, y ninguna de estas dos teorías es necesaria si se sostiene la suposición perfectamente razonable de que Pablo fue liberado al cabo de su primera prisión romana.

b. El problema eclesiástico

Se ha afirmado que la situación eclesiástica refleja un estado de cosas semejante al del ss. II, pero esta línea crítica ha sido muy influida por la suposición de que: (i) en estas epístolas se combate el gnosticismo del ss. II, y (ii) que la organización de la iglesia estaba demasiado perfeccionada para el período primitivo. La fuerza de la primera suposición se reduce a la nada ante el reconocimiento moderno, cada vez mayor, de que el gnosticismo tenía raíces mucho más antiguas de lo que una vez se imaginó, y de que la forma de herejía que se combate en estas epístolas está muy lejos del gnosticismo evolucionado. La segunda suposición resulta igualmente insegura frente al hecho de que la organización eclesiástica es más primitiva por cierto que en la época de Ignacio, y no revela ningún anacronismo con el período del apóstol.

c. El problema doctrinal

La ausencia de grandes exposiciones doctrinales paulinas, como las que se encuentran en las cartas anteriores, y la presencia de expresiones estereotipadas tales como “la fe” y “sana doctrina”, que sugieren una etapa de formación en que la doctrina cristiana había adquirido fijeza como tradición, han dado lugar a dudas adicionales acerca de la paternidad paulina. Pero el reconocimiento del carácter principalmente personal de estas comunicaciones y del conocimiento que tanto Timoteo como Tito tenían ya de la enseñanza principal de Pablo, es suficiente para resolver la primera objeción, mientras que la segunda queda anulada por la suposición válida de que Pablo, como pionero con gran visión, por creativas y dinámicas que puedan haber sido sus declaraciones en las epístolas dirigidas a las iglesias, no podía dejar de tener en cuenta la necesidad de la conservación de la doctrina verdadera; y lo adecuado de los términos empleados para este fin es algo que tiene que admitirse.

d. El problema lingüístico

Estas epístolas contienen un número inusualmente grande de palabras que no se usan en ninguna parte del NT, y una cantidad que no aparece en ningún otro escrito paulino, y se afirma que estas indicaciones demuestran su carácter no paulino, especialmente cuando están apoyadas por la ausencia de muchos pronombres, preposiciones, y partículas usadas por el apóstol. Pero los recuentos de palabras de este tipo sólo pueden resultar efectivos si existen suficientes datos que sirvan como base de comparación, y esto no puede sostenerse en el caso de las epístolas paulinas, en las que el vocabulario total no excede de 2.500 palabras diferentes. No parece haber ninguna razón válida para rechazar la idea de que las diferencias de vocabulario y estilo no puedan evidenciarse en los escritos de una misma persona. Algunos, que en todos los demás aspectos consideran que las epístolas son genuinas, pero encuentran dificultades en lo que hace al problema lingüístico, echan mano a la hipótesis de que Pablo se valió de un amanuense diferente.

Para concluir, puede decirse que estas objeciones, incluso cuando se las considera en forma acumulativa, no proporcionan razones adecuadas para abandonar la convicción reconocida e irrebatida de la iglesia cristiana hasta el ss. XIX, de que estas tres epístolas constituyen escritos genuinos del apóstol Pablo.

V. Valor

A través de la historia de la iglesia estas epístolas se han usado para instruir a los ministros de Cristo en cuanto a sus deberes y conducta, y han resultado valiosas para proporcionar un patrón de comportamiento práctico. Y, sin embargo, su utilidad y atractivo no se han limitado a esta función, por cuanto contienen joyas de aliento espiritual y discernimiento teológico que han enriquecido grandemente la vida devocional de la iglesia. Pasajes tales como 1 Ti. 3.16 y Tit. 2.12ss; 3.4ss, entre muchos otros, orientan la atención del lector hacia algunas de las grandes verdades del evangelio, mientras que el último capítulo de 2 Ti. preserva las emocionantes últimas palabras del gran apóstol.

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Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico