I. Bosquejo de su contenido
1 Tesalonicenses
a. Saludos (1.1).
b. Acción de gracias pop la fe y constancia de los cristianos de Tesalónica (1.2–10).
c. Explicación de Pablo sobre su conducta reciente (2.1–16).
d. Relación de acontecimientos desde que salió de Tesalónica (2.17–3.10).
e. Su oración por una pronta reunión con ellos (3.11–13).
f. Aliento para una vida santa y el amor hermanable (4.1–12).
g. En relación con la parusía (4.13–5.11).
h. Exhortaciones generales (5.12–22).
i. Oración, saludo final, y bendición (5.23–28).
2 Tesalonicenses
a. Saludos (1.1–2).
b. Acción de gracias y palabras de aliento (1.3–12).
c. Acontecimientos que deben preceder al día del Señor (2.1–12).
d. Más acciones de gracias y palabras de estímulo (2.13–3.5).
e. Necesidad de la disciplina (3.6–15).
f. Oración, saludo final, y la bendición (3.16–18).
II. Paternidad
Las dos epístolas a los Tesalonicenses tienen como sobrescrito los nombres de Pablo, Silvano (= Silas), y Timoteo; pero en ambas Pablo es el verdadero autor, aun cuando asocia consigo a sus dos compañeros, los que habían compartido con él la obra en Tesalónica poco antes. En 1 Ts. Pablo habla por nombre en la primera persona del singular (2.18) y se refiere a Timoteo en la tercera persona (3.2, 6); en 2 Ts. agrega su firma personal (3.17), y por lo tanto corresponde identificarlo con el “yo” de 2.5. Su uso del “nosotros” cuando se refiere a sí mismo resulta tan evidente en esta epístola como en otras, especialmente en 1 Ts. 3.1: “acordamos quedarnos solos en Atenas” (
Poca dificultad ha ofrecido 1 Ts. en cuanto paternidad paulina; la atribución por F. C. Baur a un discípulo de Pablo que escribió después del 70
Más problemas ha ocasionado 2 Ts. Se afirma que su estilo es formal en comparación con el de la primera epístola; esta opinión, basada en expresiones tales como “debemos” y “como es digno” en 1.3, no revisten gran significación; evidentemente no requieren explicaciones como la que ha aportado M. Dibelius—que esta epístola fue escrita para ser leída en el culto—, porque lo mismo puede decirse de la primera epístola (cf. 1 Ts. 5.27). Más serio es el argumento de que la escatología de 2 Ts. contradice la de 1 Ts. La primera epístola recalca el carácter inesperado de la aparición del día del Señor, “como ladrón en la noche” (1 Ts. 5.2), mientras que la segunda epístola destaca que ciertos acontecimientos tendrán lugar antes de esa aparición (2 Ts. 2.1ss), y lo hace en un pasaje cuyo carácter apocalíptico no tiene paralelo en la literatura paulina.
A. Harnack resolvía la diferencia diciendo que 1 Ts. fue escrita al sector gentil de la iglesia de Tesalónica, y 2 Ts. al sector judío. Esto no sólo resulta improbable por la indicación de 1 Ts. 5.27 de que esa epístola sea leída “a todos los santos hermanos”, sino que resulta inaceptable a la luz de la insistencia básica de Pablo en la unidad de los creyentes gentiles y judíos en Cristo. Igualmente inaceptable es el complemento que le agregó F. C. Burkitt a la teoría de Harnack: de que ambas epístolas fueron elaboradas por Silvano y aprobadas por Pablo, el que agregó 1 Ts. 2.18 (“yo Pablo”) y 2 Ts. 3.17 con su propia mano.
Las sugerencias alternativas a la paternidad paulina de ambas cartas plantean dificultades más grandes que las que crea dicha paternidad. Si 2 Ts. está firmada con un seudónimo, resulta una sutileza increíble de parte del escritor advertir a los lectores acerca de cartas fraguadas utilizando el nombre de Pablo (2.2); la salutación en 2 Ts. 3.17 resulta comprensible sólo en cuanto salvaguardia ente el peligro de tales cartas fraguadas. Las dificultades que surgen de la paternidad paulina pueden resolverse adecuadamente considerando la ocasión y la relación entre las dos cartas. Ambas cartas fueron incluidas en la edición más antigua del corpus paulino.
III. Ocasión
a. La primera epístola
Pablo y sus compañeros tuvieron que abandonar *Tesalónica apresuradamente al comienzo del verano del 50 d.C., luego de haber hecho una cantidad de conversos y de haber establecido una iglesia en la ciudad (Hch. 17.1–10). Las circunstancias de la partida significaban que sus convertidos quedarían inevitablemente expuestos a la persecución, para lo cual estaban imperfectamente preparados, por cuanto Pablo no había tenido tiempo de entregarles toda la enseñanza básica que pensaba que necesitaban. En la primera oportunidad mandó a Timoteo de vuelta a la ciudad con el fin de que viera cómo estaban arreglándose los cristianos del lugar. Cuando Timoteo regresó a Corinto (Hch. 18.5) llevaba buenas noticias en cuanto a la firmeza de ellos y al celo que manifestaban en la propagación del evangelio, pero informó que tenían ciertos problemas, algunos éticos (referidos especialmente a las relaciones sexuales) y algunos escatológicos (en particular, estaban preocupados ante la posibilidad de que en la parusía los que de ellos habían ya muerto tuvieran desventajas en relación con los que todavían vivían). Pablo les escribió de inmediato, expresándoles que su reciente partida súbita de entre ellos no fue elección de él (como sugerían sus detractores), recalcando la importancia de la castidad y la diligencia en el trabajo de todos los días, y asegurándoles que los creyentes que morían antes de la parusía no experimentarían ninguna desventaja sino que serían levantados para reunirse con sus hermanos todavía vivos a fin de “recibir al Señor en el aire” en el momento de su venida.
b. La segunda epístola
Mucho antes, sin embargo, Pablo recibió otras noticias que indicaban que quedaban conceptos erróneos que había que aclarar. Pablo sospechaba que algunos de ellos se podían deber a tergiversaciones de su enseñanza en la iglesia de Tesalónica. Algunos miembros de la iglesia habían interpretado que la parusía era algo tan inminente que no tenía sentido salir a trabajar. Pablo explica que tienen que ocurrir ciertos hechos antes de la parusía; en particular, habrá una rebelión de magnitud mundial contra Dios, encabezada por uno que encarnará las fuerzas de la desobediencia y la anarquía, que hasta el presente están controladas por un poder que no tenía necesidad de mencionar por escrito, por cuanto sus lectores saben a quién se refiere. (El carácter alusivo de esta referencia al poder hace que resulte factible imaginar que estaba pensando en el imperio romano, cuya capacidad para mantener el orden y el imperio de la ley le sirvieron como motivo para expresar gratitud varias veces en el curso de su servicio apostólico.) En cuanto a los que eran reacios a trabajar, les habla más enérgicamente que en la epístola anterior; el pretender vivir a expensas de otros resulta indigno del cristiano físicamente apto, puesto que habían tenido oportunidad de ver un comportamiento más digno en la actitud de Pablo mismo y sus colaboradores. Los vividores y holgazanes deben ser tratados por los demás cristianos de un modo tal que adquieran conciencia de lo que deben hacer.
A veces se ha intentado eliminar las dificultades que surgen al tratar de relacionar ambas epístolas entre sí suponiendo que 2 Ts. fue escrita primero (cf. J. Weiss, Earliest Christianity, 1, 1959,
IV. Enseñanza
Con la posible excepción de *Gálatas, las dos cartas tesalónicas son los escritos más antiguos de Pablo que se conocen. Nos proporcionan una impresión iluminadora, y en algunos sentidos sorprendente, de ciertos aspectos de la fe y la vida cristianas 20 años después de la muerte y la resurrección de Cristo. Las líneas principales ya han sido indicadas; los cristianos de Tesalónica (anteriormente paganos idólatras en general) se convirtieron al oír y aceptar la enseñanza apostólica (1 Ts. 1.9s); Jesús, en el que habían confiado, es el Hijo de Dios del que se puede hablar libre y espontáneamente en términos que, antes que aseverarla, dan por sentado su igualdad con el Padre (cf. 1 Ts. 1.1; 3.11; 2 Ts. 1.1; 2.16); el evangelio que les ha traído salvación lleva en sí implicancias prácticas sanas para la vida diaria. El Dios vivo y verdadero es santo, y desea que su pueblo también lo sea; esta santidad se extiende a asuntos tales como las relaciones con el otro sexo (1 Ts. 4.3) y el de la necesidad de que la persona se gane honestamente el sustento diario (1 Ts. 4.11s; 2 Ts. 3.10–12). Los mismos apóstoles habían dado el ejemplo en estos asuntos como en otros (1 Ts. 2.5ss; 2 Ts. 3.7ss).
Ambas epístolas reflejan la intensa conciencia escatológica de esos tiempos, y los excesos perniciosos a que tendía a llevar. Pablo no quiere desalentar dicha conciencia (más aun, la escatología ha ocupado un lugar prominente en su predicación en Tesalónica), sino que enseña a los tesalonicenses que no deben confundir el carácter sorpresivo de la parusía con su inmediatez, y les hace ver los corolarios éticos de la escatología cristiana. Él mismo no sabía entonces si estaría vivo en el momento de la parusía; esperaba que así fuera, pero no había recibido seguridad sobre esto. Su preocupación principal era la de cumplir la tarea que se le había encomendado con tal fidelidad que ese día no lo encontrase desprevenido y avergonzado. De modo que a sus conversos les presenta la parusía como consuelo y esperanza para los afligidos y angustiados, advertencia para los descuidados e ingobernables, y para todos un estímulo para vivir una vida santa. La parusía efectuará la conquista definitiva sobre el mal; proporcionará la manifestación universal de ese triunfo que ya está garantizado por la obra salvífica de Cristo.
Bibliografía. G. Hendriksen, Exposición de la primera y segunda cartas a los tesalonicenses, 1980; F. Mann, Evangelio de esperanza, evangelio de la unidad, 1979; L. Morris, Las cartas a los tesalonicenses, 1976; H. Schlier, El apóstol y su comunidad, 1974; K. Staab, Cartas a los tesalonicenses, cartas de la cautividad, 1974; K. Schurmann, Primera carta a los tesalonicenses, 1967; H.-A. Egenolf, Segunda carta a los tesalonicenses, 1970.
Comentarios sobre el texto
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico