[529]
Habla confusa y perezosa, repetitiva y poco suelta. Se manifiesta sobre todo por la repetición de sílabas y los bloqueos fáciles ante algunas de ellas, sobre todo bilabiales y guturales, dan impresión de inmadurez, por lo que es frecuente en los niños pequeños, al menos hasta los cinco o seis años.
Tiene muchas manifestaciones y variedades y, como procede de la inmadurez, el tiempo se encarga de que se desarrolle más soltura, seguridad y precisión expresiva.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa