TARGUMES

La palabra heb. targum (plural targumı̂m) denota una traducción arm. o una paráfrasis de alguna parte del AT. Se conservan tárgumes para todos los libros excepto Esdras, Nehemías y Daniel.

I. Visión histórica

Los tárgumes comenzaron a aparecer gradualmente a medida que evolucionó la *sinagoga. Después del exilio babilónico, el arameo predominó sobre el hebreo como la lengua de los judíos; en consecuencia se hizo habitual que la lectura de las escrituras heb. fuese seguida por una versión oral en arameo para beneficio de los fieles. Cf. tal vez Neh. 8.8. Seguramente que esas versiones serían libres y espontáneas al principio, pero se volvieron más y más fijas y “tradicionales” con el transcurso del tiempo. La etapa siguiente consistió en darle forma escrita a dichas versiones; el material targúmico más antiguo que existe pertenece al ss. II a.C., y es de Qumrán.

En el 1º milenio d.C. el judaísmo tuvo dos centros principales, Babilonia y Palestina. Parecería que la mayor parte si no todo el material targúmico tradicional se originó en Palestina; parte del mismo fue transmitido a Babilonia, donde a su debido tiempo el tárgum Onkelos para el Pentateuco y el tárgum Jonatán sobre los Profetas (véase inf.) adquirieron rango oficial. (Nota: Las alusiones al “tárgum”, sin otra definición, generalmente se refieren a Onkelos o Jonatán.) TB afirma (Megillah 3.1) que Onkelos fue un prosélito del ss. I d.C., mientras que Jonatán ben Uziel vivió en el ss. I a.C.; pero existen considerables dudas acerca de ambos nombres (cf. M. McNamara, Targum and Testament, pp. 174). Ninguno de estos tárgumes es tan primitivo probablemente; pero ambos adquirieron su forma final y definitiva ya para el ss. V.

Mientras tanto dentro de Palestina surgió una tradición targúmica independiente, y parte de ella adquirió rango semioficial. Resulta conveniente llamar a dicha tradición “tárgum palestiniano”, a pesar de su carácter variado y más bien dispar. El fechamiento de los diversos tárgumes individuales ha sido y sigue siendo motivo de discusión; resulta más difícil todavía decidir la fecha de origen de rasgos específicos dentro de ellos.

II. Características generales

En un extremo, el tárgum Onkelos es en buena medida una versión exacta y literal del hebreo. En razón de su destino (la sinagopa), sin embargo, no es de sorprender que los targumes se usaran como medio de interpretación e instrucción. Hasta los más literales evidencian rasgos interpretativos: p. ej. los nombres geográficos están actualizados, las dificultades aparecen suavizadas, y los puntos oscuros aclarados. En los tárgumes más parafrásticos (p. ej. el Seudo-Jonatán), el texto ha sido ampliado considerablemente. No sólo puede haberse modificado todo el sentido de un versículo o pasaje, sino que puede aparecer una gran cantidad de material adicional (“midrás”). Por lo tanto un tárgum quede resultar apenas reconocible como traducción del original heb. (véase, p. ej., la traducción de Is. 53 en J. F. Stenning, The Targum of Isaiah, 1949).

III. Lista de tárgumes

Los tárgumes siguen las divisiones de la Biblia heb. (* Canon del AT, III).

a. La Ley

(i)      Tárgum Onkelos (u Onqelos): la versión oficial de los judíos babilónicos, entre los que adquirió carácter autorizado no más allá del ss. IV.

(ii)      El tárgum palestino existe en tres recensiones. La única versión completa es Neofiti I, probablemente del ss. III d.C., aunque su primer editor afirma que le corresponde una fecha precristiana. Los tárgumes I y II de Jerusalén (conocidos a menudo como “Seudo-Jonatán”, debido a un error medieval, y “tárgum fragmentario”, respectivamente) están incompletos. El primero es muy complejo, en partes idéntico a Onkelos, en otras extremadamente parafrástico. Existen también fragmentos del tárgum palestino sobre el Pentateuco entre los rollos de la Genizá, en El Cairo.

b. Los Profetas

(i)      Tárgum Jonatán ben Uzziel: versión babilónica oficial, que reviste carácter autorizado desde el ss. IV d.C.

(ii)      El tárgum palestiniano no se conserva, aparte de algunos fragmentos y citas ocasionales.

c. Los Escritos

Existen tárgumes separados sobre Job-Salmos, Proverbios, los Cinco rollos y Crónicas. Estos, que nunca fueron oficiales, son posteriores en origen, en relación con los que se refieren a la Ley y los Profetas. De Qumrán hay fragmentos de un tárgum más antiguo y totalmente diferente sobre Job (4Qtg Job; 11Qtg Job).

IV. Valor

a. El idioma

El material targúmico ofrece algunas de las pruebas principales en relación con el habla vernácula de la antigua Palestina. Por consiguiente reviste especial importancia para el estudio de la ipsissima verba de Jesús y del sustrato arameo del NT en general. Subsisten ciertos problemas importantes, sin embargo, en vista de algunas incertidumbres en cuanto a la fecha de los diversos tárgumes, y el problema de la existencia de diversos dialectos dentro de Palestina.

b. El texto

Los tárgumes ofrecen un testimonio importante en lo que se refiere al texto del AT, comparable en valor con la LXX, la Peshitta, y la Vulgata (* Textos y versones, I). Las evidencias son mucho más dignas de confianza en el material targúmico literal que el parafrástico, por razones obvias. Ocasionalmente las citas neotestamentarias del AT están más cerca de los tárgumes que de otras versiones o el TM.

c. El fondo del Nuevo Testamento

Los tárgumes dan testimonio de los modos de expresión, los métodos exegéticos y las interpretaciones corrientes judaicos en los primeros siglos del cristianismo. Muchos de ellos se reflejan, ya sea directamente o de modo más difuso, en el NT. Por lo tanto, los tárgumes con frecuencia arrojan luz sobre el NT, aun cuando sus aportes no se deben utilizar aislados de todas las demás fuentes rabínicas.

Bibliografía. E. Schürer, Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, 1985, t(t). I, pp. 139–157; A. Díez Macho, “Tárgum”, °EBDM, t(t). VI, cols. 865–881; M. Noth, El mundo del Antiguo Testamento, 1976, pp. 321–328.

Textos principales: A. Sperber, The Bible in Aramaic, 1957–73; A. Díez Macho, Neophyti, 1, 1968-. Estudios: R. Le Déaut, Introduction à la littérature targumique, 1, 1966; E. Schürer, HJP, pp. 99–114; M. McNamara, The New Testament and the Palestinian Targum to the Pentateuch, 1966; id., Targum and Testament, 1968; id., IDBS , s.v. “Targums”; J. Bowker, The Targums and Rabbinic Literature, 1969; R. Le Déaut, “The Current State of Targumic Studies”, Biblical Theology Bulletin 4, 1974, pp. 3–32. Véase también B. Grossfeld, A Bibliography of Targumic Literature, 1972; Newsletter for Targumic Studies, 1974.

D.F.P.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico