En tiempos antiguos la escritura se hacía en papiro, pergamino, tiesto y tablas de barro. Las últimas estaban hechas de barro limpio, lavado, uniforme. Cuando todavía estaba húmedo, se imprimían en el barro letras en forma de cuña (llamado †œcuneiforme†, del lat. cuneus, cuña) con un punzón y luego se cocía al horno o se secaba al sol. Las tablas se hacían de varias formas: de cono, de tambor y planas. Con frecuencia se colocaban en una cubierta de barro. En el Cercano Oriente se han excavado vastas cantidades, de las cuales cerca de 500.000 todavía no se leen. Se estima que todavía están por excavarse el 99% de las tablas babilónicas. Las tablas revelan detalles de la vida diaria en el Cercano Oriente y arrojan luz sobre las costumbres que se mencionan en el AT. Algunas relatan las historias de la creación, la caída y el diluvio. Contribuyen mucho para verificar la verdad del registro bíblico.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano