SUERTE

v. Heredad, Parte, Porción
Lev 16:8 echará s Aarón sobre los dos machos
Num 26:55 pero la tierra será repartida por s
Jos 13:6 solamente repartirás tú por s el país a
1Sa 14:42 echad s .. y la s cayó sobre Jonatán
Psa 22:18 repartieron .. sobre mi ropa echaron s
Pro 1:14 echa tu s entre nosotros; tengamos todos
Pro 16:33 la s se echa en el regazo; mas de Jehová
Pro 18:18 la s pone fin a los pleitos, y decide entre
Jer 13:25 es tu s, la porción que yo he medido
Jon 1:7 y echaron s, y la s cayó sobre Jonás
Mat 27:35 echando s .. sobre mi ropa echaron s
Mar 15:24; Luk 23:34 echando s sobre ellos
Joh 19:24 sino echemos s sobre ella, a ver de
Act 1:26 les echaron s, y la s cayó sobre Matías


1. Echar suertes era un modo de decidir un asunto o de determinar la voluntad divina en un caso. La práctica de echar suertes era común entre las naciones antiguas (Est 3:7; Jon 1:7; Mat 27:35; comparar Joe 3:3; Nah 3:10; Oba 1:11). Su uso entre los judí­os, generalmente con intenciones religiosas, está mencionado al determinar cuál serí­a el chivo que desaparece llevando al desierto el pecado (Lev 16:8), al repartir la tierra de Palestina entre las tribus (Num 26:66; Jos 18:10; Act 13:19), al elegir hombres para una expedición (Jdg 1:1-3; Jdg 20:9), al detectar una persona culpable (Jos 7:14; 1Sa 14:40-42), al seleccionar el primer rey (1Sa 10:20-21), al dividir en 20 divisiones los sacerdotes que regresaron (1Ch 24:3-19) y al determinar el servicio de los sacerdotes en el templo (Luk 1:5-9). En ninguno de estos casos se puede encontrar una frase que indique el método o métodos utilizados para echar suertes (comparar Pro 16:33). El pueblo del pacto lo tení­a en gran estima religiosa, y cuando se usaba para determinar la voluntad de Dios generalmente estaba acompañado de oración (Jdg 1:1-3; Act 1:24-26). Muchos eruditos piensan que el Urim y el Tumim eran utilizados para echar suertes. Solamente en la elección de un sucesor de Judas (Act 1:26) se menciona que los seguidores de Cristo utilizaron esta clase de sorteo.
2. Asignar por sorteo se practicaba para determinar porción, parcela o heredad (Deu 32:9; Jos 15:1; Psa 105:11; Psa 125:3; Isa 17:14; Act 8:21).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

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Acontecimiento o resultado favorable que, dentro de las posibilidades, resulta conforme a los propios deseos o conveniencias. Es equivalente a causalidad, azar, fortuna, buena ventura.

Es un lenguaje frecuente en nuestros entornos sociales y en nuestras tradiciones. Pero será bueno al educar al cristiano el insistir en que, para Dios, no hay azar ni casualidad. Las cosas acontecen porque, como Ser Supremo, El las quiere o las tolera.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

El reparto del botí­n (Nah 3,10; Abd 11), de la herencia, de la tierra (Núm 26,55), de los vestidos de un muerto (Sal 22,19; Mt 27,35; Mc 15,24; Lc 23,34; Jn 19,24), se hací­a echando suertes. De ahí­ que «suerte» pasara a significar la parte misma que habí­a correspondido. Se echaba suertes en la búsqueda de un culpable (1 Sam 14,36-42) y en la elección de un candidato para el apostolado (Act 1,26), viendo en ello la manifestación de la voluntad de Dios.

E. M. N.

FERNANDEZ RAMOS, Felipe (Dir.), Diccionario de Jesús de Nazaret, Editorial Monte Carmelo, Burbos, 2001

Fuente: Diccionario de Jesús de Nazaret

Echar suertes es una costumbre antigua para decidir sobre diferentes cuestiones. El método que se utilizaba era el de echar guijarros o pedacitos de madera o piedra dentro de los pliegues recogidos de una prenda de vestir, es decir, †œel regazo†, o dentro de una vasija, y luego, agitarlos. El escogido era aquel cuya suerte se salí­a o se sacaba. Al igual que el juramento, el echar suertes iba acompañado de una oración. Esa oración se expresaba en voz alta o simplemente estaba implí­cita en el acto, y así­ pedí­an y contaban con la intervención de Jehová. La palabra †œsuerte† (heb. goh·rál) se utiliza tanto de forma literal como figurada con la idea de †œparte† o †œporción†. (Jos 15:1; Sl 16:5; 125:3; Isa 57:6; Jer 13:25.)

Usos. Proverbios 16:33 dice: †œEn el regazo se echa la suerte, pero de Jehová procede toda decisión por ella†. El motivo apropiado para echar suertes en Israel era poner fin a una controversia: †œLa suerte echada hace cesar hasta las contiendas, y separa, uno de otro, hasta a los poderosos†. (Pr 18:18.) No se usaba con relación al deporte, el entretenimiento o los juegos de azar. No habí­a apuestas ni pérdidas ni ganancias. No tení­an el propósito de enriquecer el templo o a los sacerdotes ni recaudar fondos para obras de caridad. Sin embargo, los soldados romanos sí­ pensaron en el aspecto meramente lucrativo cuando, como se habí­a predicho en el Salmo 22:18, echaron suertes sobre las prendas de vestir de Jesús. (Mt 27:35.)
La primera vez que se menciona en la Biblia la costumbre de echar suertes es con relación a la selección de los machos cabrí­os para Jehová y para Azazel en el Dí­a de Expiación. (Le 16:7-10.) En el tiempo de Jesús, esto se realizaba en el templo de Herodes, donde el sumo sacerdote sacaba de un receptáculo dos suertes hechas, según se ha dicho, de madera de boj o de oro. Las suertes estaban marcadas, respectivamente, †œpara Jehovᆝ y †œpara Azazel†, y luego se colocaban sobre las cabezas de los machos cabrí­os.
Se echaron suertes para determinar el orden en que rendirí­an servicio en el templo las 24 divisiones sacerdotales. (1Cr 24:5-18.) El secretario de los levitas escribió los nombres de los cabezas de las casas paternas, y mediante las suertes se iban seleccionando los nombres de acuerdo a un orden establecido. También se asignó de esta manera a los levitas que rendirí­an servicio en el templo como cantores, porteros, tesoreros, etc. (1Cr 24:31; caps. 25, 26; Lu 1:8, 9.) Después de regresar del exilio, se echaron suertes respecto al suministro de leña para el servicio del templo, así­ como para designar quién se trasladarí­a a Jerusalén. (Ne 10:34; 11:1.)
Aunque no se mencionan directamente las suertes en relación con el Urim y el Tumim que Moisés colocó en el pectoral del sumo sacerdote (Le 8:7-9), y no se conoce con exactitud su naturaleza, se sabe que se utilizaban para resolver los problemas de manera similar a dos suertes. El Urim y el Tumim parecen haber estado relacionados con las suertes que se mencionan en 1 Samuel 14:41, 42, y en algunas ocasiones se les llama suertes sagradas. Por eso, cuando surgí­a una cuestión importante para la nación sobre la que no se podí­a tomar una decisión, el sumo sacerdote se situaba delante de Jehová y recibí­a Su decisión a través de estas suertes sagradas.
Jehová mandó que la división de la Tierra Prometida entre las doce tribus se llevase a cabo por sorteo. (Nú 26:55, 56.) El libro de Josué contiene una consideración detallada de la división, y la palabra †œsuerte(s)† aparece más de veinte veces en los capí­tulos 14–21. Se echaron suertes delante de Jehová junto a la tienda de reunión, en Siló, y bajo la supervisión de Josué y del sumo sacerdote Eleazar. (Jos 17:4; 18:6, 8.) Las ciudades levitas también se seleccionaron por sorteo. (Jos 21:8.) Obviamente Jehová hizo caer la suerte de manera que encajase con su profecí­a previa sobre la ubicación general de las tribus. (Gé 49.)
Se acostumbraba a echar suertes para identificar a los delincuentes. En el caso de Jonás, los marineros echaron suertes para saber por causa de quién les habí­a sobrevenido aquella tormenta. (Jon 1:7, 8.) Por medio de suertes se indicó que Jonatán era el que habí­a quebrantado el imprudente juramento de Saúl. (1Sa 14:41, 42.)
Los enemigos de Israel echaban suertes al dividir el botí­n de guerra y los cautivos. (Joe 3:3; Abd 11.) Hamán hizo echar †œPur, es decir, la Suerte†, como una forma de adivinación para determinar el dí­a más propicio para exterminar a los judí­os de todo el Imperio persa. (Est 3:7.) El plural es pu·rí­m, de donde se origina el nombre de la fiesta de Purim, llamada también la fiesta de las suertes. (Est 9:24-26.)

En el tiempo de los apóstoles. Los discí­pulos de Jesús utilizaron suertes junto con oración para determinar quién ocuparí­a el lugar de Judas Iscariote como uno de los doce que habí­an sido testigos de las actividades y la resurrección de Jesús; la suerte cayó sobre Matí­as. (Hch 1:21-26.) El término griego utilizado aquí­ para †œsuerte† es kle·ros, y está emparentado con la palabra kle·ro·no·mí­Â·a, que significa †œherencia†. Kle·ros se utiliza en Colosenses 1:12 y en 1 Pedro 5:3 con respecto a la herencia o lote que Dios ha dado a los cristianos.
Sin embargo, la Biblia no dice que se emplearan suertes después del Pentecostés de 33 E.C. para seleccionar a los superintendentes y sus ayudantes o para decidir asuntos de importancia. La selección de los superintendentes y sus ayudantes tení­a que basarse en la prueba que daban sus vidas de tener el fruto del espí­ritu santo (1Ti 3; Tit 1), mientras que las otras decisiones se basaban en el cumplimiento de profecí­a, la guí­a angélica, los principios de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de Jesús y la dirección del espí­ritu santo. (Hch 5:19-21; 13:2, 3; 14:23; 15:15-19, 28.) El apóstol Pablo declara: †œToda Escritura es inspirada de Dios y provechosa […] para rectificar las cosas†. (2Ti 3:16.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

goí†ral (lr;/G , 1486), «suerte». Este término está constatado 77 veces en todos los perí­odos de la lengua (si se acepta el punto de vista tradicional sobre la formación del canon). Goí†ral indica la «suerte» que se echaba para en ciertas situaciones descubrir la voluntad de Dios: «Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabrí­os, una suerte por el Señor, y otra suerte para el macho cabrí­o expiatorio» (Lev 16:8 lba: primer ejemplo bí­blico del vocablo). No se sabe exactamente cómo se echaban «suertes». Puesto que la tierra de Palestina se repartió entre las tribus echando «suertes», por «loterí­a», estas parcelas llegaron a denominarse «lotes»: «La parte que tocó en suerte a la tribu de los hijos de Judá, conforme a sus familias, llegaba hasta la frontera de Edom» (Jos 15:1). Ampliando un poco su significado, goí†ral indica también la idea de «destino»: «Al atardecer he aquí­ el terror repentino, y antes del amanecer ya no existirán. Esta es la porción de los que nos despojan, el destino de los que nos saquean» (Isa 17:14 rva). Puesto que Dios es el que gobierna todas las cosas absolutamente, se considera que el resultado de «echar suertes» está bajo el control divino: La suerte se echa en el regazo [«sobre la mesa», nvi]; mas de Jehová es la decisión de ella» (Pro 16:33). A esto se debe la convicción de que nuestra «suerte» está en manos de la providencia (el control divino de la historia).

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento