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Argumentación engañosa (falacia) que, con aspecto de sabiduría, esconde un error, insuficiencia o torpeza. Los lógicos, desde Aristóteles a Stuart Mill, trataron en escritos explícitos de desenmascarar los modos erróneos o insuficientes de argumentar: petición de principio, generalización ilegítima, equívoco, ignorancia de asunto, confusión de términos, etc.
En el terreno religioso es interesante tener ciertos conocimientos de lógica para combatir los errores y la argumentación falaces. Se usó mucho el procedimiento en la Apologética del siglo XIX y en los comienzos del siglo XX.
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa