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Conjunto de principios morales que permiten juzgar correctamente las acciones o las cuestiones morales. La inteligencia correctamente formada por su propia naturaleza tiende a basarse en principios básicos como «el mal debe ser evitado y el bien, realizado»; «no hacer a los demás lo que no se quiere que le hagan a uno mismo»; «se debe honrar a los padres»; «siempre hay que proceder con justicia».
Son verdades evidentes en el campo de la moral que cualquier persona con sano juicio admite.
El término de conciencia se reserva para la aplicación a cada acto humano de esos principios, de modo que no puede actuar la conciencia si no se basa en una sindéresis adecuada.
(Ver Conciencia)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa
Es el sentido moral que informa la conciencia y el obrar humano. Del griego syndéresis constituye la intuición original de la norma moral. Presente en la filosofía estoica, este término fue introducido en la religión cristiana por san Jerónimo con el significado de «scintilla conscientiae» (cf. Comm. in Ez. 1, 1). Es en la doctrina moral de los escolásticos donde este concepto se convierte en tema de reflexión sistemática y encuentra su configuración concreta.
Santo Tomás considera la sindéresis como el hábito intelectivo (inclinación/disposición a conocer) de los primeros principios del orden moral, no adquiridos mediante un proceso cognoscitivo, sino conocidos naturalmente. Así como existe un hábito intelectivo innato de los primeros principios de la vida especulativa (como los de identidad y de no contradicción), que se llama «inteligencia de los principios», de la misma manera existe otro hábito de los primeros principios de la vida práctica (en primer lugar: «hay que hacer el bien y evitar el mal»), que es precisamente la sindéresis (cf. S. Th. 1, q. 79, a. 12-13; 1-11, q. 94, a. 1).
Para san Buenaventura, más bien que un hábito de la razón, la sindéresis es una potencia de la voluntad: es la voluntad humana inclinada naturalmente al bien moral (cf. In 11 Sent., dist. 39, a. 1-2).
Hábito de los primeros principios de la vida moral, que mueve a la libertad al cumplimiento del bien y a la abstención del mal, la sindéresis concierne al conocimiento de actuación de los valores y de los correspondientes imperativos. Por consiguiente, no comprende unas afirmaciones normativas particulares y determinadas, que sean fruto de mediaciones éticas, sino los principios axiológicos universales de la moral, que son inmediatamente conocidos, evidentes por sí mismos y que no están sujetos a ignorancia.
Esto significa que nadie puede sustraerse de la sindéresis: la conciencia de todo ser humano está bajo la capacidad perceptiva y directiva de la sindéresis y, como tal, no tiene excusa alguna por la ignorancia axiológica del bien. Caída del estado de inocencia, pero no apagada por el pecado, la sindéresis conduce infaliblemente a todo ser humano a la conciencia del bien hay que hacer y del mal que hay que evitar.
M. Cozzoli
Bibl.: A. Valsecchi – S. Privitera, Conciencia en NDTM 133-255; P. Delhaye, La conciencia moral del cristiano, Herder, Barcelona 1969; A. Hortelano, La conciencia moral, en Problemas actuales de moral, Sígueme, Salamanca 1981, 219-597.
PACOMIO, Luciano [et al.], Diccionario Teológico Enciclopédico, Verbo Divino, Navarra, 1995
Fuente: Diccionario Teológico Enciclopédico
Synderesis o, más correctamente, synteresis, es un término utilizado por los teólogos escolásticos para designar el conocimiento habitual de los principios prácticos universales de la acción moral. El proceso de razonamiento en el campo de la ciencia especulativa presupone ciertos axiomas fundamentales sobre los que se apoya toda ciencia. Son tales el principio de contradicción, «una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo», y las verdades evidentes, como «el todo es mayor que cualquiera de sus partes». Estos son los primeros principios de la inteligencia especulativa. En el ámbito de la conducta moral existen similarmente primeros principios de acción, tales como: «el mal debe ser evitado; el bien, realizado»; «no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti»; «se debe honrar a los padres»; «debemos vivir con moderación y actuar con justicia». Estas son verdades evidentes en el campo de la conducta moral que cualquier persona en su sano juicio admitirá si las entiende. Según los escolásticos, la facilidad con que las verdades morales son comprendidas por la inteligencia práctica se debe al hábito natural fijado en la facultad cognitiva que llaman sindéresis. Mientras que la conciencia es un dictado de la razón práctica que determina si una acción particular es buena o mala, la sindéresis es un dictado de la misma razón práctica que tiene como su objeto los primeros principios generales de la acción moral.
STO. TOMÁS, Summa, I, Q. lxxix, a. 12 (Parma, 1852); PATUZZI, De ratione humana en MIGNE, Theologiae Cursus completus, XI (París, 1841).
T. SLATER
Transcito por John D. Beetham
Traducido por Emilce S. Fékete
Fuente: Enciclopedia Católica