En este monte Dios entregó a Moisés la ley (Exo 19:11-25; Exo 24:16; Exo 31:18). Es también llamado †œel monte de Dios† (Exo 4:27; Exo 18:5; Exo 24:13), †œHoreb† (Deu 1:6; Deu 4:10; Deu 5:2; Mal 4:4), †œmonte de Parán† (Deu 33:2; Hab 3:3). No existe certeza sobre la ubicación exacta del m. S. A través del tiempo se han presentado varias opiniones, una de ellas incluso lo pone al E del golfo de Acaba, en la península arábica. Sin embargo, la más antigua tradición judía y cristiana lo identifica con un el Jebel Musa, de unos 2.314 m de altura, donde existe hoy un monasterio con el nombre de Santa Catalina.
La primera alusión bíblica del m. S. aparece en Exo 3:12, cuando Dios se aparece a Moisés en la zarza y le dice: †œ… cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte†. Los israelitas acamparon al pie del m. S. desde †œel mes tercero de la salida† de Egipto (Exo 19:1), hasta †œel año segundo, en el mes segundo† (Num 10:11). Cuando Dios entregó la ley a Moisés, †œvinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte† (Exo 19:16). Las experiencias del pueblo en el m. S. se grabaron en la memoria de los israelitas de forma indeleble. Es el momento en que se define su carácter como una nación que tenía un pacto especial con Dios.
el NT, Pablo habla de †œuna alegoría†, en la cual †¢Agar y †¢Sara †œson los dos pactos; el uno proviene del m. S…. y corresponde a la Jerusalén actual … [que] está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre† (Gal 4:24-26). De esta manera, el m. S. es tomado como expresión que resume el pacto bajo la ley. En el libro a los Hebreos se menciona varias veces †œel monte†, haciendo referencia al m. S. (†œ… conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte† [Heb 8:5]). Se hace una comparación entre †œel monte que se podía palpar† y el †œmonte de Sion, la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial† (Heb 12:18-24).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano
I. Ubicación
La ubicación de esta montaña es incierta. Las siguientes montañas son consideradas por diversos entendidos como el mte. Sinaí: Yébel Musa, Ras es-safsafeh, Yébel Serbal y una montaña cerca de al-Hrob. La tradición a favor de Yébel Serbal se puede hacer remontar hasta Eusebio; la tradición a favor de Yébel Musa sólo hasta Justiniano. La situación de Yébel Serbal, p. ej. el hecho de que no hay ningún desierto al pie del mismo, hace que resulte improbable como la montaña del pacto. La opinión de A. Musil, que en una época se aceptaba ampliamente, de que la montaña volcánica cerca de al-Hrob se ha de identificar con el mte. Sinaí, ya no tiene aceptación entre los entendidos, porque hace imposible la reconstrucción de la ruta del éxodo y ve en Ex. 19 más de lo que tiene. Los intentos modernos de identificar al Sinaí con montañas volcánicas al E del golfo de Ácaba son tan inciertos que no se puede derivar mucho de ellos. Esto nos deja con dos posibilidades: Yébel Musa y Ras es-safsafeh. Estas dos montañas están situadas en una corta sierra de granito de unos 4 km que se extiende de
II. En el Antiguo Testamento
El mte. Sinaí recibe también el nombre de Horeb en el AT. Pasando por Mara y Elim, los israelitas llegaron al Sinaí en el tercer mes posterior a su partida de Egipto (Ex. 19.1), y acamparon al pie del mismo, en una llanura desde la cual resultaba visible su cumbre (Ex. 19.16, 18, 20). El Señor se reveló a Moisés en esta montaña y entregó los Diez Mandamientos y otras leyes. El pacto concertado allí entre Dios y el pueblo representó un papel importante en la función de unir entre sí a las tribus y convertirlas en una sola nación servidora de un solo Dios. Si bien ciertas escuelas modernas rechazan la autenticidad de este relato, es evidente por Jue. 5.5 que la tradición del Sinaí forma parte desde antiguo de las creencias israelitas. El papel prominente del mte. Sinaí en el AT y la fuerte tradición a que está ligada ofrecen amplias pruebas para apoyar la historicidad del relato (* Éxodo).
Al pie del Yébel Musa se encuentra el monasterio de santa Catalina. Fue allí que Tischendorf descubrió el famoso
Bibliografía. G. E. Wright, Arqueología bíblica, 1975, pp. 87ss; C.F. Pfeiffer, “Sinaí”,
B. Rothenberg, God’s Wilderness, 1961; W. Beyerlin, Origins and History of the Oldest Sinaitic Traditions, 1965; B. Zuber, Vier Studien zu den Ursprüngen Israels, 1976, pp. 16–49.
III. En el Nuevo Testamento
1. Durante su último discurso antes del martirio, Esteban menciona dos veces al mte. Sinaí con referencia a la teofanía de Moisés ante la zarza que ardía (Hch. 7.30, 38; en Ex. 3.1ss se usa el sinónimo Horeb). Esteban recuerda a sus acusadores que hasta un lugar gentil como el Sinaí en el NO de Arabia se volvió santo porque plugo a Dios revelarse a sí mismo allí; es decir que Dios no estaba limitado a la geografía judaica.
2. En Gá. 4.21–31 Pablo usa una alegoría para identificar a Israel primero con la sierva Agar Gn. 16.15; 21.2, 9) y luego con el mte. Sinaí “en Arabia” (
3. En He. 12.19–29, aunque no se lo menciona directamente, el mte. Sinaí, como símbolo del pacto antiguo, se contrasta con el mte. Sión, que simboliza el ofrecimiento del evangelio bajo el nuevo pacto. Los pasmosos terrores del Sinaí cuando se dio la ley se describen en función de Ex. 19.16–19; 20.18–21; Dt. 4.11s; y se le advierte al lector que el rechazo del evangelio y sus privilegios acarrea un juicio mucho más terrible aun que el que era consecuencia de la desobediencia a la ley.
Bibliografía. C. Brown, NIDNTT 3, pp. 1013–1015; E. Löhse,
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico