SIMA

Luk 16:26 gran s está puesta entre nosotros


Sima (gr. jásma,» una abertura abismal», literalmente «un precipicio»). Término que aparece en Luk 16:26, en la parábola del rico y Lázaro, donde se describe el espacio de separación sin puente entre Abrahán y el hombre rico. Figuradamente, el abismo ha sido entendido como una representación de la diferencia fundamental de carácter entre el justo y el impí­o.

Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico

nombre de varón en el A, T. 1. Tercer hijo de Jesé y hermano de David, 2 S 13, 3 y 32; 21, 21; 1 Cro 2, 13. 2. Hijo del rey David y su mujer Bat Súa, nacido en Jerusalén, 1 Cro 3, 5. 3. Levita hijo de Uzzá, de la familia de Merarí­, en tiempos de David, 1 Cro 6, 15. 4. Levita cantor, hijo de Miguel, en tiempos de David, 1 Cro 6, 24. 5. Benjaminita que viví­a en Gabaón, 1 Cro 8, 31; 9, 38.

Simeón, nombre de varón. 1. Segundo hijo de Jacob con Lí­a, Gn 29, 33; 35, 23. Habiendo llegado Jacob con su familia a Siquem, en Canaán, se estableció al frente de esta ciudad en un campo que compró a Jamor el jivita. Siquem, hijo de Jamor, raptó a Dina, hija de Jacob y Lí­a. Siquem pidió en matrimonio a Dina, se hace una alianza entre las familias, según la cual los de Jamor se comprometen a circuncidarse para que la familia de Jacob acepte entregar a Dina por esposa de Siquem.

Sin embargo S. y Leví­, hijos de Jacob, violan el pacto, atacan la ciudad Siquem y asesinan a todos sus varones, Gn 34, 25-31.

Cuando los hijos de Jacob fueron a Egipto en busca de granos José retuvo a S. en Egipto, para obligar a sus hermanos a llevar al menor de ellos, Benjamí­n, Gn 42; 43. Cuando Jacob partió para vivir en Egipto, S. lo acompañó con sus seis hijos, Gn 46, 10; Ex 1, 2. Los hijos de S. fueron padres de clanes, menos Ohad, Nm 26, 12.

En las Bendiciones a sus hijos Jacob maldice a S. y Leví­, por la violencia contra Siquem, y le anuncia que serán dispersados, Gn 49, 5-7.

La tribu de S. que le tocó la heredad en medio de Judá, fue absorbida principalmente por esta tribu, Jos 19, 1-9. 2. Hijo de Jarim, de los casados con mujeres extranjeras y que se comprometieron a dejarlas, Esd 10, 31. 3. Abuelo de Matatí­as, del linaje sacerdotal de Yehoyarib, del que descienden los Macabeos, 1 M 2, 1. 3. Uno de los cinco hermanos Macabeos, hijo de Matatí­as, 1 M 2, 65; en los demás textos aparece como Simón, nombre griego. Su sobrenombre era Tasí­, cuyo significado se desconoce, 1 M 2, 3. Cuando Trifón apresó y asesinó a Jonatán, en el año 143 a. C., S. tomó el mando de la resistencia judí­a contra los seléucidas, 1 M 13. En el año 142 a. C., S. se adhirió al rey Demetrio II, y éste lo confirmó como sumo sacerdote y etnarca, y los judí­os se quitaron de encima el yugo pagano, en los documentos oficiales se comenzó escribir: †œEn el año primero de Simón, gran sumo sacerdote, estratega y hegumeno de los judí­os†. En el año 141 a. C., S. toma la ciudadela de Jerusalén, los que significó el fin de ocupación seléucida a la ciudad, que vení­a desde el año 167 a. C., 1 M 13. S. renovó los tratados de amistad con los romanos y los espartanos, 1 M 14, 16-24; 15, 15-24. En el año 140 a. C., en una gran asamblea, los sacerdotes, los prí­ncipes, los ancianos y el pueblo, lo aclamaron sumo sacerdote, jefe del ejército y etnarca a perpetuidad, todo lo cual fue grabado en planchas de bronce fijadas en el monte Sión; aquí­ comienza la dinastí­a de los Macabeos o reyes asmoneos, 1 M 14, 25-49.

En el año 134 a. C. S. fue asesinado traicioneramente por su yerno Tolomeo, en la fortaleza de Doc, en el monte de la Cuarentena; le sucedió su hijo Juan Hircano, 1 M 16, 11. 4. S. II, sumo sacerdote, 220-195 a. C., hijo de Oní­as II, del cual se hace el elogio por sus obras en Si 50, 1-21. 5. S., de la tribu de Bilgá, es decir, benjaminita, administrador del Templo, que tuvo diferencias con el sumo sacerdote Oní­as III a causa de la reglamentación del mercado de la ciudad. No pudiendo prevalecer sobre Oní­as, contó a Apolonio, estratega de Celesiria y Fenicia, que el tesoro de Jerusalén estaba lleno de riquezas, lo cual fue comunicado al rey seléucida Seléuco IV Filopátor, que se encontraba escaso de fondos y envió a Heliodoro a apoderarse del tesoro, en lo cual fracasó, 2 M 3, 4. 6. S., anciano justo y piadoso, que viví­a en Jerusalén y esperaba la consolación de Israel, a quien el Espí­ritu Santo le reveló que no morirí­a sin ver al Cristo del Señor, al Mesí­as. Cuando José y Marí­a presentaron al niño Jesús en el Templo, S. lo tomó en sus brazos y entonó el cántico de alabanza: †œAhora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel†, Lc 2, 25-35. 7. S., llamado en latí­n Niger, el Negro, uno de los cinco profetas y didáscalos de la Iglesia de Antioquí­a, Hch 13, 1. 8. Hijo de Judá y padre de Leví­, según la genealogí­a de Jesús, Lc 3, 30.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital

1. Un hermano de David (2Sa 13:3).
2. Un hijo de Miclot (1Ch 8:32). En 9:38 de BAD, su nombre es Simeam.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

En las tradiciones hebreas, el Hades, o lugar donde iban los muertos, tení­a dos compartimientos separados entre sí­ por †œuna gran sima† o abismo. En un lado estaban los justos y en el otro estaban los impí­os, de manera que los primeros podí­an ver a los segundos y viceversa, y apreciar sus distintos estados. El Señor Jesús utilizó esa figura cuando narró la historia o parábola del rico y Lázaro, cuando este último †œestando en tormentos, vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno†. Al pedir que Lázaro fuera enviado con agua en †œla punta de su dedo†, Abraham le dijo que no se podí­a, porque †œuna gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí­ a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acᆝ (Luc 16:19-31). †¢Abraham, Seno de. †¢Infierno. Hades.

Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano

vet, Término usado para expresar lo infranqueable de la separación entre el Seno de Abraham, donde reposaban los muertos bienaventurados, y el lugar de tormento en el que se hallan los muertos impí­os (Lc. 16:26). Este término (gr.: «chasma») se usa una vez en el NT. En la LXX se usa para describir lo profundo del gran hoyo en el que fue arrojado el cuerpo sin vida de Absalón (2 S. 18:17).

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado

casma (cavsma, 5490), relacionado con casko, bostezar, se emplea en Luk 16:26 «una gran sima» (RV, RVR, RVR77, Besson, VM, NVI; LBA: «abismo»).¶ En la LXX, 2Sa 18:17, se utilizan dos términos con respecto al cuerpo de Absalom, bothunos, que significa una gran hoya, y casma, una dilatada sima o precipicio, con una profunda hoya en el fondo, a donde fue arrojado el cuerpo.¶

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

(gr. jasma, de jainō ‘abrir la boca’ o ‘bostezar’). Sólo se encuentra en la parábola del rico y Lázaro (Lc. 16.19–31); este término se relaciona a veces con una creencia rabínica mal definida de que las almas de los justos y los malvados existen en diferentes compartimientos del Hades después de la muerte (véase J. M. Creed, The Gospel according to St Luke, 1942, pp. 212–213), sin que hubiera un camino que los conectara, pero situados de modo que los habitantes de uno podían ver a los del otro. No hay, sin embargo, suficientes pruebas para esta aplicación de la palabra. Adémás, cualquier interpretación debe tomar en consideración la afición oriental por las imágenes, que encuentra amplio campo de aplicación en un tema como este (que en diferentes formas caracterizó por igual a los escritos de la antigüedad clásica).

El pasaje también parece sugerir que la sima se ve en esta vida terrenal, en la que se invierten las condiciones respectivas del rico y Lázaro. Después de hacer resaltar este aspecto, se le hace decir a Abraham: “En todas estas cosas” (v. 26 °ba mg) “… hay un gran abismo”. Pareciera que la sima existe tanto en carácter como en condición; de otra manera se tendría la falsa impresión de que algún estigma recae sobre las riquezas en sí. La historia nos recuerda que la misma esencia del evangelio nos dice que entre creyentes y no creyentes existe una diferencia fundamental en este mundo y en el próximo. (* Lázaro y el rico; Abraham, Seno de )

J.D.D.

Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico