SABIO, HABIL

A. Adjetivo jakam (µk;j; , 2450), «sabio; hábil; práctico». Esta palabra más el nombre jakemah y el verbo «ser sabio» (jakam) indica un elemento importante desde el punto de vista religioso del Antiguo Testamento. La experiencia religiosa no era rutinaria, ni ritualí­stica ni siquiera de fe. Se percibí­a como el dominio del arte de vivir en conformidad con las expectativas divinas. En esta definición, los términos «dominio» y «arte» significan que la sabidurí­a es un proceso de satisfacción y no un logro en sí­. La experiencia secular comprueba la importancia de estas observaciones. Jakam se encuentra 132 veces en el Antiguo Testamento hebreo. Aparece con mayor frecuencia en Job, Proverbios y Eclesiastés, de ahí­ que a estos libros se les conozcan como «literatura sapiencial». El primer caso de jakam está en Gen 41:8 (rva): «Sucedió que por la mañana su espí­ritu estaba perturbado, por lo que mandó llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios. El faraón les contó sus sueños, pero no habí­a quien se los interpretase al faraón». En su uso secular, un jakam era un artí­fice «hábil». Los que manfacturaron los objetos pertenecientes al tabernáculo se conocí­an como sabios, o sea, experimentados en su arte (Exo 36:4). Aun el hombre «hábil» en fabricar í­dolos se le reconocí­a como artí­fice (Isa 40:20 rva; cf. Jer 10:9) por su destreza y habilidad, independientemente del tipo de objetos fabriados. A los experimentados en la vida se les conocí­a como «sabios», si bien esta sabidurí­a no se debe confundir con el uso religioso. Las caracterí­sticas de esta sabidurí­a eran inteligencia y sagacidad. Amnón consultó a Jonadab, conocido como un hombre «astuto» (2Sa 13:3), y siguió su plan de seducir a su hermana Tamar. Joab contrató a una mujer «astuta» para que David cambiara de parecer en cuanto a Absalón (2Sa 14:2). Dentro de la perspectiva de sabidurí­a como habilidad fue surgiendo una casta de consejeros conocidos como hombres «sabios». Los encontramos en Egipto (Gen 41:8), Babilonia (Jer 50:35), Tiro (Eze 27:9), Edom (Oba_8) y en Israel. En las culturas paganas los «sabios» practicaban hechicerí­a y adivinación: «Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos» (Exo 7:11); «que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabidurí­a» (Isa 44:25). El sentido religioso de jakam excluye ilusionismo, artimañas, astucia, y magia. Dios es la fuente de sabidurí­a, porque El es «sabio»: «Pero El también es sabio y traerá el mal, y no se retractará de sus palabras; sino que se levantará contra la casa de los malhechores y contra la ayuda de los que obran iniquidad» (Isa 31:2 lba). Los que, temiendo a Dios, viven de acuerdo a lo que El espera de ellos y según lo que una sociedad temerosa de Dios espera, se ven como personas í­ntegras. Son «sabios» porque su estilo de vida proyecta el temor de Dios y la bendición de El reposa sobre ellos. De la misma manera que se considera «hábil» a un artesano en su oficio, los jakam en el Antiguo Testamento aprendí­an y aplicaban la sabidurí­a en cada situación de la vida y el nivel de su exito serví­a de barómetro para marcar el avance en el camino de la sabidurí­a. Lo contrario de jakam es el «necio» o malo que se obstina en rechazar consejos y depende de su propio entendimiento: «Â¡Su descarrí­o e inexperiencia los destruirán, su complacencia y necedad los aniquilarán!» (Pro 1:32 nvi; cf.Deu 32:5-6; Pro 3:35). B. Nombre jokmah (hm;k]j; , 2451), «sabidurí­a; experiencia; astucia». El vocablo se encuentra 141 veces en el Antiguo Testamento. Al igual que jakam, la mayorí­a de los casos del término se encuentran en Job, Proverbios y Eclesiastés. El jakam procura jokmah, «sabidurí­a». Al igual que jakam, el vocablo jokmah puede indicar capacidades de naturaleza técnica o habilidades especiales en el diseño de algún objeto. El primer caso de jokmah se encuentra en Exo 28:3 «Tú hablarás a todos los sabios de corazón, a quienes he llenado de espí­ritu de sabidurí­a, y ellos harán las vestiduras de Aarón, para consagrarlo a fin de que me sirva como sacerdote». Este primer caso del término comprueba su significado así­ como la descripción de los artesanos del tabernáculo. Se creí­a que el artesano estaba dotado de habilidades especiales dadas por Dios: «Lo ha llenado del Espí­ritu de Dios, con sabidurí­a, entendimiento, conocimiento y toda habilidad de artesano» (Exo 35:31 rva). Jokmah es el conocimiento y la capacidad (habilidad) de tomar las decisiones correctas en el momento oportuno. Firmeza en tomar decisiones consecuentes y correctas demuestra madurez y desarrollo. El requisito previo para ser «sabio» es temer a Dios: «El principio de la sabidurí­a es el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabidurí­a y la enseñanza» (Pro 1:7). La «sabidurí­a» clama por discí­pulos que estén dispuestos a hacer cualquier cosa para alcanzarla (Pro 1:20). Quien busque jokmah con diligencia recibirá entendimiento: «Porque Jehová da la sabidurí­a, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento» (Pro 2:6 rva); también recibirá beneficios de Dios cuando camina en los senderos de «sabidurí­a»: «Hará que andes por el camino de los buenos y guardes las sendas de los justos» (Pro 2:20 rva). Las ventajas de la «sabidurí­a» son muchas: «Porque largura de dí­as y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escrí­belas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres» (Pro 3:2-4). El prerrequisito es el deseo de seguir e imitar a Dios tal como se ha revelado en Jesucristo sin depender de sí­ mismo y en particular sin un espí­ritu de soberbia: «El sabio oirá y aumentará su saber, y el entendido adquirirá habilidades. Comprenderá los proverbios y los dichos profundos, las palabras de los sabios y sus enigmas. El temor de Jehová es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabidurí­a y la disciplina» (Pro 1:5-7 rva). Los frutos de jokma son muchos, según las palabras que Proverbios describe las caracterí­sticas de jakam y jokmah. En términos neotestamentarios, los frutos de la «sabidurí­a» son los mismos al fruto del Espí­ritu Santo: «Pero el fruto del Espí­ritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley» (Gl 5.22–23 rva); «En cambio, la sabidurí­a que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pací­fica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz» (Jam 3:17-18 rva); «En cambio, la sabidurí­a que procede de lo alto es primeramente pura; luego es pací­fica, tolerante, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y no hipócrita. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz» (Jam 3:17-18 rva). La importancia de la «sabidurí­a» explica el porqué se escribieron libros sobre el tema. Se compusieron canciones en celebración de la «sabidurí­a» (Job_28). Es más, en Proverbios la «sabidurí­a» que se manifiesta en la creación. Como perfección divina se perciben los hechos creadores de Dios: «¿Acaso no llama la sabidurí­a, y alza su voz el entendimiento? †¦ Yo, la sabidurí­a, habito con la sagacidad, y me hallo con el conocimiento de la de la discreción †¦ Jehová me creó [«poseyó» lba] como su obra maestra, antes que sus hechos más antiguos †¦ con El estaba yo, como un artí­fice maestro. Yo era su delicia todos los dí­as y me regocijaba en su presencia en todo tiempo †¦ Ahora pues, hijos, oí­dme: Bienaventurados los que guardan mis caminos» (Pro 8:1, 12, 22, 30, 32 rva). Las traducciones de la Septuaginta son: sofos («astuto; hábil; experimentado; sabio; instruido»); fronimos («sensato; atento; prudente; sabio») y sunetos («inteligente; sagaz; sabio»). C. Verbo jakam (µk’j; , 2449), «ser sabio, actuar sabiamente, demostrar sabidurí­a». Esta raí­z, que se encuentra 20 veces en el Antiguo Testamento, se halla también en otras lenguas semí­ticas, como por ejemplo jakamu en acádico. En Pro 23:15, significa «ser sabio»: «Hijo mio, si tu corazón es sabio, también a mí­ se me alegrará el corazón». En Psa 119:98 (rva) jakam significa «hacer sabio»: «Por tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque para siempre son mí­os».

Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento