RISA

v. Alegría, Regocijo
Job 8:21 aún llenará tu boca de r, y tus labios de
Psa 126:2 entonces nuestra boca se llenará de r
Pro 14:13 aun en la r tendrá dolor el corazón
Ecc 2:2 a la r dije: Enloqueces; y al placer: ¿De
Ecc 7:3 mejor es el pesar que la r; porque con la
Ecc 7:6 la r del necio es como el estrépito de los
Jam 4:9 vuestra r se convierta en lloro, y vuestro


1. Los lí­mites de la risa: la risa no puede satisfacer (Pro 14:13; Ecc 2:2; Ecc 7:3, Ecc 7:6).
2. La risa de Dios: El se rí­e de sus enemigos (Psa 2:4; Psa 37:13; Psa 59:8).
3. La risa de los creyentes: su risa a veces es incrédula (Gen 17:17; Gen 18:12-15; Gen 21:6), pero pueden reirse de gozo auténtico (Psa 126:2; Luk 6:21) y en burla del impí­o (Job 22:19; Psa 52:6; Isa 37:22).
4. La risa de los incrédulos: se rí­en de Cristo (Psa 22:7; Mat 9:24), de los creyentes (Neh 2:19; Job 12:4; Psa 80:6) y de los decretos de Dios (2Ch 30:10); pero su risa desaparecerá (Pro 1:26; Luk 6:25; Jam 4:9).

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano

En la Biblia expresa alegrí­a: (Gen 21:6), escarnio: (Sal 2:4), o incredulidad: (Gen 18:13).

El Salmo 2 es precioso: Dios se rí­e y se burla de los planes de las gentes y prí­ncipes contra Yahveh y su Ungido. Ya tiene constituí­do su Rey sobre Sión que los regirá con cetro de hierro y los romperá como vasija de alfarero. y cómo los regirá y romperá, no será con poderí­o, ni armas, sino con su humildad y amor de Belén y del Calvario, y con su superhumildad y superamor de la Eucaristí­a, hecho nada mas que pan y vino para podérsenos dar.

Diccionario Bí­blico Cristiano
Dr. J. Dominguez

http://biblia.com/diccionario/

Fuente: Diccionario Bíblico Cristiano

[671]
Expresión biopsí­quica con la que el ser humano manifiesta su alegrí­a o satisfacción. El conjunto de movimientos faciales y expresiones sociales va desde la simple «sonrisa» (rictus de agrado) hasta la carcajada (explosión graciosa de acogida jocosa). Es tan necesaria en la naturaleza que su carencia prolongada es expresión de desajuste mental.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa

Las palabras hebreas para risa (tsejóq y la forma paralela sejóq) son, según Gesenius, onomatopéyicas, es decir, imitan el sonido de la risa (al igual que las interjecciones españolas †œÂ¡ja, ja!† y †œÂ¡je, je!†). El nombre de Isaac, Yits·jáq, que también significa †œRisa†, tiene este mismo carácter onomatopéyico.
Abrahán y Sara se rieron cuando el ángel les anunció que tendrí­an un hijo en su vejez. A Abrahán no se le censuró por haberse reí­do, pero a Sara sí­, y ella incluso intentó negarlo. Por lo tanto, parece ser que la risa de Abrahán fue una expresión del gozo y de la asombrosa perspectiva que suponí­a tener en la vejez un hijo de Sara, mientras que Sara debió reí­rse porque esta perspectiva asombrosa le pareció un tanto graciosa, pues debió parecerle un tanto incongruente pensar que una mujer de su edad, que hasta ese momento habí­a sido estéril, tendrí­a un niño. (Gé 17:17; 18:9-15.) Sin embargo, su risa no reflejó escarnio o mofa deliberada, pues se dice que ambos demostraron fe en la promesa de Dios. (Ro 4:18-22; Heb 11:1, 8-12.) Cuando este hijo nació, a buen seguro que los padres se sintieron muy felices, ya que por años este habí­a sido el deseo de su corazón. Abrahán puso nombre a su hijo, después de lo cual Sara dijo: †œDios me ha preparado risa: todo el que oiga de ello se reirá de mí­†. (Gé 21:1-7.) Probablemente, otras personas también se asombraron y se regocijaron al oí­r cómo habí­a bendecido Jehová a Abrahán y Sara.

Cuándo es apropiada. Jehová es †œ[el] Dios feliz† y quiere que sus siervos sean felices. (1Ti 1:11.) Sin embargo, las Escrituras muestran que la risa solo es apropiada en ciertas ocasiones. Hay †œtiempo de llorar y tiempo de reí­r†. (Ec 3:1, 4.) Un hombre sabio, el rey Salomón, dio el siguiente consejo: †œVe, come tu alimento con regocijo y bebe tu vino con buen corazón, porque ya el Dios verdadero se ha complacido en tus obras†. Sin embargo, si una persona pasa por alto los justos caminos de Dios, no tiene motivo de regocijo. (Ec 9:7.)

Cuándo no es apropiada. Lo verdaderamente importante es vivir de manera que se consiga un buen nombre ante Jehová. Por lo tanto, en este sistema de cosas puede que en determinadas ocasiones la risa sea muy poco apropiada, incluso dañina. En su intento por †œechar mano de la tonterí­a hasta que viera […] qué bien habí­a para los hijos de la humanidad en lo que ellos hací­an†, Salomón dijo en su corazón: †œDe veras ven ahora, déjame probarte con regocijo. También, ve lo bueno†. Pero se dio cuenta de que en realidad era un objetivo vano. Comprobó que el regocijo y la risa en sí­ mismos no son satisfacientes, pues no producen una felicidad real y duradera. Para que la alegrí­a permanezca y edifique, debe tener un fundamento verdadero. Salomón expresó sus sentimientos de la siguiente forma: †œDije a la risa: †˜Â¡Demencia!†™, y al regocijo: †˜Esto, ¿qué logra?†™†. (Ec 2:1-3.)
A fin de ilustrar que es sabio no hacer del regocijo el único fin en la vida, Salomón dijo: †œMejor es ir a la casa del duelo que ir a la casa del banquete, porque ese es el fin de toda la humanidad; y el que está vivo debe poner esto en su corazón†. Esta declaración no ensalza la tristeza sobre el regocijo; más bien, hace referencia a unas circunstancias especí­ficas: cuando una persona ha muerto y la casa está de duelo. Ese es el momento apropiado para ir a consolar a los dolientes, en vez de permanecer insensibles, olvidarlos e irse a banquetear y divertirse. La visita a los que están de duelo no solo consolarí­a a los afligidos, sino que también inducirí­a al visitante a tener presente lo efí­mera que es esta vida. También le recordarí­a que la muerte, que habí­a visitado aquella casa, tarde o temprano alcanza a todos, un hecho que los vivos deben tener bien presente. Una persona puede granjearse un buen nombre mientras está viva, no cuando ha muerto. Una vez que esto sucede, lo único que de verdad tiene valor es haberse hecho un buen nombre ante Dios. (Ec 7:2; Gé 50:10; Jn 11:31.)
Salomón continúa diciendo: †œMejor es la irritación que la risa, porque por el mal humor del rostro se mejora el corazón†. (Ec 7:3.) La risa es una buena medicina, pero hay ocasiones en las que debemos examinar con seriedad la orientación de nuestra vida. Si vemos que estamos perdiendo demasiado tiempo en frivolidades y no estamos haciéndonos un buen nombre por medio de las buenas obras, tenemos razones para estar descontentos con nosotros mismos y cambiar de proceder, lo que hará que nuestro corazón se sienta mejor. Actuar así­ nos ayudará a hacernos un buen nombre, de modo que el dí­a de nuestra muerte o el tiempo de la inspección final por parte de Dios y Cristo sea mejor para nosotros que el dí­a de nuestro nacimiento. (Ec 7:1.)
†œEl corazón de los sabios está en la casa del duelo, pero el corazón de los estúpidos está en la casa del regocijo —prosigue Salomón—. Mejor es oí­r la reprensión de alguien sabio que ser el hombre que oye la canción de los estúpidos.† (Ec 7:4, 5.) En una casa donde alguien ha muerto, el corazón sabio actúa en armoní­a con la seriedad que imponen las circunstancias, lo que influye para que la persona medite en qué orientación está dando a su vida; pero el ambiente de trivialidad propio de un lugar de diversión atrae al corazón insensato y hace que se vea la vida con una actitud superficial y despreocupada. Si alguien comienza a alejarse de las sendas correctas, la reprensión de un hombre sabio puede corregirlo y permitirle hacerse un buen nombre para sí­ mismo, a fin de ponerse de nuevo en el camino a la vida. Pero, ¿cómo puede ayudarnos el oí­r una canción o la adulación vací­a del insensato, que oculta nuestras faltas y por ello hace que nos arraiguemos más en ellas? Tal proceder únicamente puede conducirnos a hacernos un mal nombre ante Jehová por no haber enderezado nuestros caminos.
†œPues como el sonido de los espinos debajo de la olla, así­ es la risa del estúpido; y esto también es vanidad.† (Ec 7:6.) Los espinos arden rápidamente, pero en un instante quedan reducidos a cenizas. Es posible que ni siquiera duren lo suficiente para terminar de cocer lo que está en la olla, y en tal caso no cumplen la tarea para la que se ha encendido el fuego. Por consiguiente, tanto su llamear como su ruidosa crepitación resulta fútil. Así­ son las risitas frí­volas y los actos irreflexivos del tonto. De igual manera, el propio sonido de la risa necia molesta al oí­do, y no es apropiado para ciertos momentos u ocasiones. Además, este comportamiento no es ninguna fuente de estí­mulo, ni tampoco ayuda a progresar en la difí­cil tarea de hacerse un buen nombre que Dios recuerde, asegurándose así­ de que †˜el dí­a de la muerte sea mejor que el del nacimiento†™.

La risa se torna en lamento. Jesucristo dijo en su Sermón del Monte: †œFelices son ustedes los que lloran ahora, porque reirán†, y †œÂ¡Ay, ustedes que rí­en ahora, porque se lamentarán y llorarán!†. (Lu 6:21, 25.) Jesús indicaba que aquellos que estaban tristes por las malas condiciones religiosas de Israel cambiarí­an su llanto en risa al poner fe en él, mientras que los que disfrutaban de risa y no tení­an ninguna preocupación por el futuro verí­an su risa cambiada en lamento. (Compárese con Lu 16:19-31.) Santiago, el medio hermano de Jesús, aconsejó a los cristianos que manifestaban tendencias mundanas: †œDense a la desdicha, y laméntense, y lloren. Que su risa se torne en lamento, y su gozo en desaliento. Humí­llense a los ojos de Jehová, y él los ensalzarᆝ. (Snt 4:4, 9, 10.) Tal ensalzamiento reportarí­a verdadera felicidad.

Para expresar escarnio. La risa aparece a menudo en las Escrituras como expresión de escarnio. El verbo hebreo tsa·jáq (reí­r) también significa †œburlarse; hacer un hazmerreí­r†. (Gé 21:9; 39:14.)
Incluso se habla de algunos animales como si se rieran con desdén. Por ejemplo, se dice que por su velocidad, el avestruz hembra se rí­e del caballo y del jinete que la persiguen; y que por su fuerza e intrepidez, el caballo se rí­e del pavor al ir a la batalla. (Job 39:13, 18, 19, 22.) Asimismo, se menciona que Leviatán (el cocodrilo), con su dura armadura †œse rí­e del ruidoso sacudimiento de la jabalina†. (Job 41:1, 29.)
Algunos siervos de Dios han tenido que aguantar mucha risa en tono de mofa. Job dijo que habí­a llegado a ser un †œhazmerreí­r para su semejante†. (Job 12:4; 30:1.) Jeremí­as fue objeto de risa todo el dí­a entre sus contemporáneos. (Jer 20:7.) Incluso se rieron desdeñosamente del mismo Jesucristo antes de que levantara a la hija de Jairo de entre los muertos. (Mt 9:24; Mr 5:40; Lu 8:41-53.) No obstante, todos los que conocí­an la fuerza y sabidurí­a de Dios y le obedecí­an tení­an razón para ser felices. (Mt 5:11, 12.)
A Jehová se le representa riéndose con escarnio de las naciones; se rí­e de sus palabras jactanciosas e inútiles y de la confusión que resulta de su insensata rebelión contra El. (Sl 59:8.) Jehová conoce su propio poder y sus propósitos, y se rí­e de la insignificancia y la futilidad de los que se oponen a El y a su pueblo. (Sl 2:1-4.) El sabio desea evitar que Jehová se rí­a de él. (Pr 1:26.) Aunque Jehová no halla placer en la muerte de los inicuos (Eze 18:23, 32), no le preocupan las maquinaciones de ellos contra su pueblo, y se rí­e porque ve el dí­a de la liberación del justo, en el que fracasarán los ardides de los inicuos y la iniquidad terminará para siempre. (Sl 37:12, 13, 20.)

Fuente: Diccionario de la Biblia

(posiblemente: Rociadura).
Lugar donde Israel acampó en el desierto mencionado entre Libná y Quehelatá. (Nú 33:21, 22.) Su ubicación no puede precisarse, aunque hay quien lo ha relacionado con Kuntilla (Gerasa), a unos 55 Km. al NNO. del lí­mite septentrional del golfo de `Aqaba.

Fuente: Diccionario de la Biblia

gelos (gevlw», 1071), denota risa (Jam 4:9).¶ Cf. gelao, bajo REíR.

Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento

El nombre de Isaac — «Risa» – da lugar a una variación sobre un tema que se presta a ello: ¿qué cosa hay más compleja que la risa? A través de Gén 17,17; 18,12-15; 21, 6…, la Escritura juega con los dos aspectos de la risa: una risa de *incredulidad, pero que ante la maravilla divina puede transformarse en una risa de estupefacción feliz. Ciertamente, el hombre bí­blico sabe reir: son más de los que se cree los relatos inspirados que encierran una profunda y sobria fuerza cómica. Pero esta risa lleva el sello de la aspereza del hombre de Israel y con frecuencia no está exenta de una nota de desafí­o, de burla o de triunfo. En realidad a través de los textos se oye más la risa del necio, es decir, del hombre que camina fuera de la verdad, que la risa del justo.

1. La risa del necio. Es la risa impura (Eclo 27,13) o sencillamente exagerada (21,20), mientras que la del sabio es discreta. Es sobre todo la risa del burlón, término de un significado muy preciso, que designa al hombre refractario a la corrección (Prov 13,1; 15,12…), a la enseñanza, a la aceptación de la *fe. El burlón es lo opuesto del sabio (Prov 9, 12; 29,8); responde con sus burlas a la palabra de Dios (Jer 20,7s), así­ por ejemplo a la reforma de Ezequí­as (2Par 30,10), o más tarde al anuncio de la resurrección de los muertos (Act 17,32). Finalmente, en los últimos dí­as los «burlones llenos de burlas» (2Pe 3,3) pondrán en duda las promesas. La burla es entonces casi equivalente de la negativa a creer. Se ejerce también contra la persona del justo, sobre todo si sufre (Sal 22,8; Lam 3,14…) o contra Israel, por parte de las naciones. Los burlones se dejan oí­r en el Calvario (Mc 15,29s; Lc 23,35s).

2. La risa del creyente. El Eclesiastés, que declara absurda la risa (Ecl 2,2) y espera más de las lágrimas (7, 3), reconoce, no obstante, que hay «tiempo para reir» (3,4) En efecto, la risa cambia de sentido según las personas y los tiempos. En su dí­a se reirá el justo del *impí­o (Sal 52,8), como Dios se burla de los burlones (Sal 2,4; Prov 3,34). El ridí­culo es un arma contra los falsos dioses manejada por Elí­as en el Carmelo y por la carta de Baruc. Los mártires macabeos ejercen el sarcasmo contra el perseguidor (2Mac 7,39). Sin embargo, la risa del justo puede desentenderse de la polémica y expresar el alivio del alma colmada por Dios (Sal 126,2; Job 8,21) o confiada, como la mujer fuerte, que «sonrí­e al dí­a de mañana» (Prov 31,25). Jesús dijo que cierta risa, la de los satis-fechos del tiempo presente (Le 6.25; cf. Sant 4,9) no durarí­a, pero a los que lloran les prometió reir con un *gozo definitivo (Lc 6,21). Tal risa final hará eco ala risa perfectamente pura de la Sabidurí­a, que desde los orí­genes se solaza (es la misma palabra que reir: Prot’ 8,30s) delante de Dios y entre los hombres.

-> Locura – Impiedad – Incredulidad – Gozo.

LEON-DUFOUR, Xavier, Vocabulario de Teologí­a Bí­blica, Herder, Barcelona, 2001

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas