RESUCITAR, RESURRECION

(egeirein, anistanai, anastasis)

Se utilizan dos palabras griegas para hablar de la resurrección de los muertos. En primer lugar, el verbo anistanai, en el sentido de «ponerse en pie, levantarse» (Mc 9,27), incluido en las fórmulas levantarse de entre los muertos y la resurrección de los muertos (anastasis ton nekrón: Mt 22,31). Y luego el verbo egeirein, en el sentido de «despertarse, levantarse después del sueño» (Rom 13,11), incluido en la expresión despertarse de entre los muertos (Mt 14,2). Los evangelios y los Hechos usan los dos verbos de forma equivalente.

Al contrario, Pablo prefiere, incluso en Col y en Ef, el verbo egeirein (cerca de 40 menciones); también usa el verbo anistanai (1 Tes 4,14.16) y el substantivo anastasis (Rom 1,4; 1 Cor 15,12s), ya que es raro el substantivo derivado del verbo egeirein (solamente en Mt 27,53). Sin duda, mediante el verbo egeirein, el apóstol quiere subrayar más la novedad y el realismo de la resurrección en cuestión, aun teniendo en cuenta las prevenciones del mundo griego frente a una comprensión demasiado materialista de semejante «ponerse en pie» (Hch 17,32). Es verdad que en los ambientes judeo-cristianos y paulinos tardí­os se conocí­an otros lenguajes para decir la vida nueva: por ejemplo, Jesús fue elevado (Flp 2,9); subió a los cielos (Hch 1,2; 1 Tim 3,16); está sentado a la derecha de Dios (Col 3,1).

Pero el apóstol insiste en el motivo resurreccio-nal, tanto en el caso de Cristo como en el de los creyentes, para decir a la vez el realismo de la resurrección en cuestión y la distancia o la discontinuidad entre la vida de hoy y el «cuerpo espiritual» de un resucitado (1 Cor 15,12 y 35s). La resurrección no es simplemente el retorno a la vida de ayer: hay que distinguir aquí­ el realismo semí­tico y el materialismo de estilo griego.

El crucificado ha resucitado ya de entre los muertos, como primicia de los que han muerto (1 Cor 15,20). Los creyentes resucitarán solamente después del final de los tiempos, sin que pueda decirse que ha tenido ya lugar la resurrección de los justos, en contra de las concepciones gnósticas nacientes (2 Tim 2,18). Las cartas deuteropaulinas (Col 2,12 y Ef 2,6), al declarar que los cristianos ya han resucitado (espiritualmente) en Cristo, se inscriben en la lí­nea de una escatologí­a que se dice ya realizada, la cual, sin eliminar la esperanza cristiana (Col 1,5), dirige sobre todo su mirada a los bienes de una salvación que ya poseemos. La mirada del apóstol tení­a más bien en cuenta el futuro de la salvación. Compárense en particular los dos escenarios escatológicos: el uno, cercano todaví­a a las representaciones judí­as, en 1 Tes 4,13-17, y el otro, despojado ya de las mismas, en 1 Cor 15,23-24.51-53.
C. P.

AA. VV., Vocabulario de las epí­stolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas