RESTAURACION DE ISRAEL

La posición no restauracionista trata de basar su caso principalmente sobre las siguientes consideraciones: (1) Las profecías del AT a las que con frecuencia se apela en apoyo de una restauración nacional, tales como Is. 11:11 y Ez. 37, fueron cumplidas en el regreso de la cautividad babilónica. (2) Lo que no se cumplió debe considerarse como realizado en la iglesia del NT, el nuevo Israel. (3) Jesús francamente dijo a los judíos que el reino de Dios sería quitado de ellos para ser dado a una nación que diera fruto (Mt. 21:43). Esto enfatiza el hecho de que las promesas de restauración respecto de Israel en el AT tienen que haber tenido un carácter condicional más que absoluto. Israel no cumplió con las condiciones. (4) En el desarrollo del propósito divino, la iglesia del NT incluye a judíos y gentiles, habiendo sido derribada por Cristo la pared intermedia de separación. Volver a tener consideración especial por una sola nación parecería un anacronismo, dado que la iglesia es una realidad. (5) El regreso de los judíos a Palestina en cantidades considerables en los tiempos modernos, por muy interesante que sea como fenómeno histórico, no garantiza por sí mismo un futuro espiritual en el sentido de una conversión nacional.

La posición restauracionista enfatiza varios factores: (1) Las profecías del AT que tienen que ver con la restauración de Israel son demasiado numerosas, demasiado enfáticas y muy precisas como para admitir su identificación con el regreso del cautiverio, lo que no representa una cumbre en la historia de Israel, sea en sentido político o espiritual. (2) Es una exégesis pobre atribuir a la iglesia lo que se dijo de Israel. Si las maldiciones y juicios pronunciados sobre Israel por desobediencia pertenecen a Israel en sentido literal (lo que nadie niega), entonces las bendiciones futuras debieran también pertenecerle. (3) Un elemento en la anunciación es la declaración de que el que nacería iba a reinar para siempre sobre la casa de Jacob (Lc. 1:33). Parece imposible asignar esta referencia a la iglesia. (4) A pesar de sus juicios contra la nación de Israel por su condición pecaminosa y especialmente por haberle rechazado, Jesús indica un tiempo de bendición y gloria para ella en el futuro (Mt. 19:28; 23:39; Lc. 21:24). Al responder la pregunta de los discípulos acerca de la restauración del reino a Israel, no negó el hecho, sino solamente la realización presente de la esperanza (Hch. 1:6–7). (5) La declaración de Pablo acerca de la ira divina que visitaría a los judíos de su propio tiempo (1 Ts. 2:15–16), no debe tomarse como que excluye un futuro glorioso para Israel, puesto que éste se sugiere tan enfáticamente en Ro. 11:26–27.

Este último pasaje ha sido el foco de mucha discusión. ¿Cómo debemos entender la declaración de Pablo de que «todo Israel será salvo»? Sostener que Israel es la totalidad de los elegidos, judíos y gentiles, basados en que la referencia es al nuevo Israel, la iglesia, pasa por alto el hecho de que desde el comienzo de esta sección (Ro. 9–11) Pablo está hablando acerca de sus parientes en la carne (9:3). Repetidas veces en su exposición establece contrastes entre Israel y los gentiles. Una segunda posibilidad es que «todo Israel» signifique la suma total de los judíos creyentes en Cristo. Este punto de vista no reconoce que hay dos niveles en el argumento de Pablo, a saber, la existencia de una elección de gracia (los judíos que ahora están en la iglesia) y, en segundo lugar, lo que podríamos llamar una futura «conversión comprehensiva de Israel» (Vos) mencionada en 11:26–27. El remanente estaba en existencia en los tiempos de Pablo. Él mismo formaba parte del remanente. Sin embargo, el problema de teodicea permaneció sin solución hasta que la predicción de 11:26–27 reiteró la promesa de Dios a la nación del pacto. Así es que la tercera forma de entender el pasaje es que habrá una conversión nacional de Israel al Señor en el momento de su venida. La principal dificultad inherente en este punto de vista, es la ausencia de toda enseñanza en el pasaje sobre la reunión de Israel en su tierra y de la institución de un reino terrenal en que Israel toma el papel de dirigente.

Véase también Israel, Promesa, Profecía.

BIBLIOGRAFÍA

William Hendriksen, And So All Israel Shall Be Saved; G.N.H. Peters, The Theocratic Kingdom; S.H. Wilkinson, The Israel Promises and Their Fulfillment.

Everett F. Harrison

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (527). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología