RELIGION, RELIGIOSO

«Religioso» es en general, el adjetivo que corresponde al sustantivo «religión»; pero también se usa, sin sustantivo, en un sentido especializado para indicar la conexión con una orden monástica. Así, un monje podría ser llamado «religioso».

El gran número de definiciones, frecuentemente de carácter contradictorio, que se encuentran en las discusiones modernas de la religión, sugieren que es imposible para los estudiosos formular una que sea generalmente aceptable. La confusa discusión de este problema en la obra de J.H. Leuba, God or Man? (Henry Holt and Company, 1933, c. 2) apenas sugiere la diversidad de definiciones ofrecidas. La etimología de la palabra no ayuda, tanto porque es insegura como por el hecho de que ni religare ni religere arrojan mucha luz sobre el sentido presente de religión.

Muchas de las definiciones sugeridas han sido formuladas para servir a un propósito específico, por ejemplo, el psicológico, el sociológico o alguna posición filosófica como el humanismo. Si son adecuadas para dicho propósito especial deben decidirlo los especialistas en tales campos; pero es claro que fracasan en el propósito de dar una caracterización de la religión que sirva a propósitos más generales. Esto no tiene por qué causar confusión, siempre y cuando se aclare que es una definición que obedece a un propósito especial y de que su uso se limita a ese propósito. La confusión surge cuando tal definición se usa como si fuera adecuada para otros propósitos. Así, F.H. Bradley escribe: «Para mí es un sentimiento fijo de temor, resignación admiración o aprobación, no importa cuál sea el objeto, con la condición de que este sentimiento alcance una cierta fuerza, y esté calificado por una cierta medida de reflexión» (Appearance and Reality, p. 438n). Esta podría servir o no para el propósito de la psicología, pero Bradley la usa en una discusión que no está confinada a la psicología. Tal confusión es demasiado común.

El esfuerzo por lograr una definición mediante el aislamiento de características comunes a las religiones conocidas, cae en las siguientes dificultades: (1) hay casos límites, y la inclusión o exclusión de tales casos determinará la definición resultante; por ejemplo, si se incluye al budismo original o al marxismo de los dos casos que se estudien, esto sacaría de la definición la mención de un objeto sobrenatural. Pero la decisión de incluir o excluir es, en ambos casos, una decisión arbitraria. (2) Las características de las diversas religiones difieren tan ampliamente que podría ser imposible, por este método, encontrar rasgos comunes; o si se encontraran, tendrían que ser tan vagos que serían de dudoso valor. Por ejemplo, en la definición de Bradley, citada arriba, nótese el carácter indefinido de las expresiones, «una cierta fuerza» y «un cierto grado de reflexión». Sin embargo, quienes, por ejemplo, llaman religión al marxismo a pesar de su agresivo repudio de la religión, deben sentir que de este modo pueden tener una definición que les satisfaga.

Tal vez, una definición satisfactoria pueda lograrse solamente si se limita la atención a una o unas pocas de las religiones «más elevadas», tratando a las demás como defectuosas, y por lo tanto, no normativas. Esto sería aplicar a la religión el método defendido en filosofía por Bernard Bosanquet, a saber, que la realidad solamente se puede entender adecuadamente desde el punto de vista de su manifestación más elevada. Por cierto, uno no podría esperar nada que se pareciera a un acuerdo unánime en la selección de la base desde la cual una definición tal pudiera lograrse; pero se podría esperar un acuerdo bien general si la selección no fuera muy rígida y si la selección que se hiciera fuese defendible. Tal método rendiría, como característica definitiva de la religión, el reconocimiento de un poder más alto, invisible; una actitud de dependencia reverente de ese poder en la conducta de la vida; y acciones especiales, por ejemplo, ritos, oraciones, actos de misericordia, etc., como expresiones particulares y medios de cultivo, de la actitud religiosa.

BIBLIOGRAFÍA

P.A. Bentocci, Religion as Creative Insecurity; C.J. Ducasse, A Philosophical Scrutiny of Religion; H.H. Farmer, Revelation and Religion; W.L. King, Introduction to Religion, J.H. Leuba, God or Man?; E.C. Moore, The Nature of Religion; J. Oman, The Natural and the Supernatural; A. Toynbee, An Historian’s Approach to Religion; A.G. Widgery, What is Religion?

Andrew Kerr Rule

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (522). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología