RECONCILIAR, RECONCILIACION

(katallassein* katallagé)

La resurrección de Cristo inaugura una nueva humanidad. El que está en comunión con Cristo es una criatura nueva: El mundo antiguo ha pasado; he aquí­ una realidad nueva (2 Cor 5,17). Para expresarlo, Pablo se sirve de la palabra «reconciliación» (katallagé), que en griego clásico tiene el sentido de «cambio en las relaciones humanas». En su origen, la reconciliación era casi sinónimo de amnistí­a. Así­ César, en la reconstrucción de Corinto el año

44 a.C, habí­a proclamado una reconciliación general para permitir a los libertos, judí­os, orientales y condenados a venir a poblar la nueva ciudad. Pablo se sirvió de esta imagen y la aplicó a la acción de Dios: Hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo (Rom 5,10); Todo viene de Dios que nos ha reconciliado consigo mismo por medio de Cristo (2 Cor 5,18).

En este contexto de la reconciliación aparece la palabra «mediador» (mesités), tí­tulo raro (3 veces solamente en Pablo en Gal 3,19-20; 1 Tim 2,5; y otras 3 veces en la Carta a los Hebreos). La atribución del tí­tulo de mediador a Jesús permite resaltar su presencia y su papel en la historia humana. Cristo, como mediador, acerca a la humanidad a Dios. Cristo Jesús es al mismo tiempo ofrecido y oferente, pasivo y activo. Este acontecimiento único pone a Cristo en relación con la muerte de cada ser humano y abre para todos perspectivas de salvación: Único es también el mediador entre Dios y los hombres: un hombre, Jesucristo, que se entregó a sí­ mismo para redimir a todos (1 Tim 2,5).

M. C.

AA. VV., Vocabulario de las epí­stolas paulinas, Verbo Divino, Navarra, 1996

Fuente: Vocabulario de las Epístolas Paulinas