A. NOMBRE katalage (katallaghv, 2643), relacionado con B, Nº 1, primariamente intercambio, denota reconciliación, un cambio en una de las partes, inducida por una acción de la otra. En el NT, la reconciliación de los hombres con Dios por su gracia y amor en Cristo. Este término se utiliza en Rom 5:11 y 11.15. La causa que desencadena la proclamación universal de la reconciliación por medio del evangelio fue el desechamiento (parcial y temporal) de Israel. Se ofrece a los gentiles, mediante el evangelio, una nueva relación con Dios. Este término se utiliza también en 2Co 5:18,19, donde «el ministerio de la reconciliación» y «la palabra de la reconciliación» no son el ministerio de enseñar la doctrina de la expiación, sino el de rogar a los hombres que se reconcilien con Dios en base a lo que Dios ha llevado a cabo en Cristo. Véase B, Nº 1 más abajo.¶ Nota: En el AT, en algunos pasajes de RVR, aparece la incorrecta traducción «reconciliar» (esto es, hacer reconciliación), donde la RVR77 traduce correctamente por «expiación» (p.ej., Lev 8:15). B. Verbos 1. katalasso (katallavssw, 2644), denota propiamente cambiar, intercambiar (especialmente de dinero); de ahí, de personas, cambiar de enemistad a amistad, reconciliar. Con respecto a la relación entre Dios y el hombre, el uso de estos y otros términos relacionados muestra que primariamente la reconciliación es lo que Dios lleva a cabo, ejerciendo su gracia hacia el hombre pecador en base a la muerte de Cristo en sacrificio de propiciación bajo el juicio debido al pecado (2Co 5:19, donde se usan tanto el nombre como el verbo; cf. Nº 2, en Col 1:21). En base a esto a los hombres, en su condición de pecado y alienados de Dios, se les invita a reconciliarse con El; esto es, a cambiar la actitud que tienen, y a aceptar la provisión que Dios ha dado, por la cual sus pecados pueden ser remitidos y ellos mismos quedar justificados ante El en Cristo. En Rom 5:10 se expresa esto de otra manera: «Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo»; que fuéramos «enemigos» no expresa solamente la actitud hostil del hombre hacia a Dios, sino que significa que hasta que este cambio de actitud no tenga lugar, los hombres se encuentran bajo condenación, expuestos a la ira de Dios. La muerte de su Hijo es medio para quitarla de en medio, y así recibimos «la reconciliación» (Rom 5:11). Esto destaca la actitud del favor de Dios para con nosotros. La traducción de la Versión Autorizada Inglesa «atonement» (expiación) es incorrecta. La expiación es la ofrenda misma de Cristo bajo el juicio divino sobre el pecado. No recibimos la expiación. Lo que sí recibimos es el resultado de la expiación, esto es, «reconciliación». La remoción de la ira de Dios no contraviene su inmutabilidad. El siempre actúa en base de su inmutable justicia y misericordia, y es debido a que El no cambia que sí cambia su actitud relativa hacia aquellos que cambian. Todos sus actos muestran que El es Luz y Amor. La ira, cuando no hay ningún elemento personal, es una señal de salud moral en el caso, y únicamente en el caso, de que va acompañada de pesar. Puede darse el más verdadero amor junto con una indignación justa (Mc 3.5), pero el amor y la enemistad no pueden coexistir. Es importante distinguir entre «ira» y «hostilidad». El cambio en la actitud relativa de Dios hacia aquellos que reciben reconciliación muestra precisamente su real inmutabilidad. No dice ni una sola vez que Dios sea reconciliado. La enemistad existe solo por nuestra parte. Fuimos nosotros los que tuvimos la necesidad de ser reconciliados con Dios, no Dios con nosotros, y es propiciación, que su justicia y misericordia han provisto, lo que hace posible la reconciliación para aquellos que la reciben. Cuando los escritores del NT hablan acerca del tema de la ira de Dios, «la hostilidad es señalada no como de parte de Dios, sino del hombre. Y es por esto que el apóstol nunca utiliza dialasso (término que se utiliza en el NT solo en Mat 5:24) en relación con esto, sino siempre katalasso, porque el primero denota una concesión mutua después de una mutua hostilidad (lo que se halla frecuentemente en la LXX), idea esta ausente de katalasso (Lightfoot, Notes on the Epistles of Paul, p. 288). Este tema halla su magno desarrollo en 2Co 5:18-20, donde afirma que Dios «nos reconcilió (esto es, a los creyentes) consigo mismo por Cristo», y que «el ministerio de la reconciliación» consiste en esto: «que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo». La inserción de una coma en la VM después de la palabra «Cristo» conduce a confusión. La doctrina que aquí se afirma no es la de que Dios estaba en Cristo (en este pasaje no se está considerando la unidad de la deidad), sino que lo que Dios ha hecho respecto a la reconciliación que ha llevado cabo en Cristo, y esto se basa en el hecho de que «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en El». En base a esto, el mandato a los hombres es: «Reconciliaos con Dios». Este verbo se utiliza también en 1Co 7:11, de una mujer volviendo a su marido.¶ 2. apokatalasso (ajpokatallavssw, 604), reconciliar completamente (apo, de, desde, y Nº 1), forma mas intensa del Nº 1, cambiar de una condición a otra, de modo que se elimine toda enemistad y no quede impedimento alguno a la unidad y la paz. Se utiliza en Eph 2:16, de la reconciliación de los creyentes procedentes del judaísmo y de la gentilidad «mediante la cruz †¦ con Dios a ambos en un solo cuerpo». En Col 1:21 no se tiene a la vista la unión de judío y gentil, sino el cambio obrado en el creyente individual llevándolo desde la alienación y enemistad, debido a malas obras, a la reconciliación con Dios; en el v. 20 se utiliza el término del propósito divino de mediante Cristo «reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos», siendo la base del cambio la paz hecha «mediante la sangre de su cruz». Es el propósito divino, en base de la obra de Cristo consumada en la cruz, llevar a todo el universo, con la excepción de los ángeles rebeldes y de los hombres incrédulos, a una plena armonía con la mente de Dios (Eph 1:10). «Los que están †¦ debajo de la tierra» (Phi 2:10), quedan sometidos, no reconciliados.¶ 3. dialasso (diallavssw, 1259), efectuar una alteración, intercambiar, y, a partir de ahí, reconciliar, en casos de mutua hostilidad en los que se llega a concesiones mutuas, y difiriendo así del Nº 1 (véase en aquel apartado las observaciones de Lighfoot). Se utiliza en la voz pasiva en Mat 5:24, lo que sirve como ilustración del argumento. Por lo que respecta a la relación entre Dios y el hombre, no aparece la idea de «llegar a un acuerdo».¶ 4. sunalasso (sunallavssw, 4900), reconciliar (sun, juntamente, y Nº 1, cambiar o intercambiar). En Act 7:26 se traduce «los conciliaba en paz» (Besson); LBA vierte «trató de reconciliarlos en paz»; RV, RVR: «los ponía en paz»; VM: «los iba a poner en paz» (donde el tiempo imperfecto es conativo, expresando un intento). En TR aparece el verbo sunelauno, impulsar juntos, forzar a la unidad.¶
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento