La teología bíblica no va en contra de la racionalidad discursiva, que se desarrollará en el pensamiento de Occidente a partir de Grecia; pero se sitúa en un plano anterior, más vinculado al descubrimiento de la responsabilidad moral y de la comunicación social, desde la perspectiva del diálogo con el Dios Infinito. En ese sentido, se puede decir que, mientras los griegos buscan sabiduría, los hombres y mujeres de la Biblia quieren «obras», pues piensan que no se llega a Dios (a la verdad) a través del pensamiento discursivo, sino por la acción moral, la comunicación personal y la esperanza escatológica (cf. 1 Cor 1 18-25). De todas formas, los rasgos básicos del hombre bíblico han determinado el pensamiento de Occidente, de tal forma que la antropología bíblica no sólo ha «pactado» con la racionalidad de la cultura moderna, sino que forma una de sus bases y presupuestos. Sin una visión fuerte de la identidad del hombre y de su capacidad creadora, en línea bíblica, hubiera sido imposible el surgimiento de la cultura de Occidente.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra