Rasurado (heb. generalmente gâlaj; gr. xuráí‡, «afeitar», «rasurar»). Afeitado; quitar a alguien (o quitarse), cortándolo a ras de la piel, el pelo de la barba o bigote (o el pelo y/o cabello de cualquier otro sitio del cuerpo). Se requería que el paciente se rasurara alrededor 976 de la parte afectada cuando los sacerdotes debían diagnosticar ciertas enfermedades de la piel (Lev 13:33), y también como parte del rito de purificación de la lepra (14:8, 9). Dios le prohibió a su pueblo que se afeitara la punta de la barba (21:5), quizá porque ese acto tenía alguna relación con las prácticas idolátricas. Antiguamente, el acto de afeitarse la cabeza era una señal de duelo (Job. 1:20; cf Deu 21:11-13). Cuando expiraba el voto de nazareato, o si se producía alguna contaminación ritual durante ese período, el nazareo se debía afeitar todo el cabello (Num 6:9, 18; cf Act 21:24). Fuera de eso, le estaba prohibido usar la navaja* mientras el voto estuviera en vigencia (Num 6:5). En una ocasión Hanún, rey de los amonitas, le afeitó la mitad de la barba a los israelitas que había enviado David como emisarios de paz, lo que constituyó un insulto incalificable (2Sa 10:4; 1Ch 19:4). Isaías se refirió a la eminente invasión asiria de Palestina como a una navaja simbólica que Dios enviaría sobre el país (Isa 7:20). Véase Barbero.
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico