(-> prostituta, genealogía). La raíz rjb significa en hebreo «ensancharse» o «anchura»: aquello que es dilatado, espacioso. Por eso se emplea para indicar una calle que se abre y sobre todo una plaza. Especial importancia tiene en la Biblia una mujer de este nombre, vinculada a la toma de Jericó, ciudad cananea, donde llegaron unos israelitas espías y ella les hospedó en su casa. En ese contexto resulta significativo su nombre: Rajab, la «hospedera» de Jericó, que esconde a los espías de Israel y les ayuda a escaparse, contribuyendo de esa forma a la conquista y toma de la ciudad por los israelitas, se llama la Espaciosa. «Los espías fueron y entraron en casa de una mujer zonah, llamada Rajab, y se hospedaron allí. Y le avisaron al rey de Jericó diciendo: Unos israelitas han entrado aquí de noche para espiar el país. Entonces el rey de Jericó mandó decir a Rajab: ¡Echa fuera a esos hombres…! Pero ella les escondió, para liberarles después diciendo: ¡Pero vosotros, juradme por Yahvé, que así como yo he tenido compasión de vosotros también vosotros tendréis compasión de la casa de mi padre… y guardaréis la vida de mi padre, mi madre, mis hermanos, mis hermanas y a todos los suyos y libraréis nuestras personas de la muerte…» (Jos 2,2-3.12-13; cf. Jos 2,1-24; 6,22-26). La tradición usual y muchos comentarios consideran a Rajab como una simple prostituta, conforme al sentido que ha tomado la palabra zanah/ zonah en la teología posterior israelita y cristiana (cf. Heb 11,31; Sant 2,25). Pero en la raíz del texto y de acuerdo a una antigua visión matrimonial, zonah es más bien una mujer libre, señora de sus bienes, que puede vincularse voluntariamente con los que ella quiera, sin estar sometida a un marido. Por eso es preferible presentarla, sin más, como «hospedera»: mujer dueña de una casa, que puede recibir en ella a quienes se lo pidan. Estos son los rasgos de su figura.
(1) Es mujer con casa propia. Puede quizá tener marido, pero no está sometida a él, sino que gobierna su familia, en matrimonio uxorilocal (vive en su casa y no en la de su esposo). Esto le permite tener independencia y recibir a quienes quiera (a riesgo de que la supongan prostituta, aunque nuestro texto nada diga en esa línea). Es lo que hoy podríamos llamar una señora, siendo mujer autónoma y dueña o, mejor dicho, responsable de una extensa familia de padres y hermanos de sangre de quienes se preocupa, pues dependen de ella.
(2) No está integrada en la estructura patriarcal de Jericó, dominada por el rey y los varones. Ella aparece en el interior de la ciudad adversa como la única en quien pueden confiar los exploradores de Israel, pues forma parte de un entramado distinto de relaciones familiares y sociales: tiene libertad e independencia, no está sometida al orden de la ciudad.
(3) Los espías de Israel confían en ella precisamente porque no se halla integrada en Jericó y de esa manera la salvan (salvan a toda su familia) cuando toman la ciudad más tarde, al filo de la espada. Al actuar así, ella no aparece como traidora, pues tanto ella como la casa de su padre forman en Jericó un cuerpo distinto: pueden inclinarse a un lado u otro, decidiendo el curso de la guerra (favoreciendo la invasión de los israelitas o la defensa de los habitantes de Jericó). Pues bien, ella acoge con riesgo de su vida a los espías israelitas, desobedeciendo el mandato del rey. El texto actual de la Biblia expone los motivos que tiene para ponerse del lado de los israelitas, en contra de los habitantes anteriores de la ciudad: los relatos sobre los éxitos de Israel en el desierto le han convencido de la grandeza especial del Dios de Israel; ella repite así unas palabras que habían sido previamente proclamadas por el mismo Dios, quien había dicho que, por fidelidad a sus promesas, él concedería a Israel la tierra de los cananeos (Jos 1,2-3; 2,9-11). De esta manera, Rajab, una mujer cananea, confiesa en el fondo su fe en el Dios de Israel. Por su parte, los dos espías, que deben su vida a Rajab, le prometen que respetarán su vida y la vida de toda su familia, cuando Jericó sea destruida. Según Jos 6, ellos cumplen su promesa y salvan a Rajab y a su familia. Conforme al comentario del narrador, la familia de Rajab «habita en Israel hasta el día de hoy» (Jos 6,25). Esto indica que mucho después de la entrada de los israelitas, el país conservaba todavía una población mezclada, con cananeos que se volvían israelitas.
(4) Rajab ha favorecido a los hebreos, pero ella rompe la estructura patriarcal judía y por eso la tradición posterior (hasta el día de hoy) tiende a mirarla sólo como excepción buena, prostituta convertida que acepta por gracia la fe y sociedad israelita. Pero el texto de Jos 2-6 no la presenta como excepción ni como prostituta, sino como mujer libre, posiblemente de origen extranjero, que no acepta las normas patriarcalistas de Jericó y decide ponerse del lado de los israelitas en la guerra. La historia de Rajab resulta muy significativa para la teología del Nuevo Testamento, donde Mt 1,5 la cita como uno de los antepasados más significativos de Jesús. Ciertamente, Rajab no tiene por qué haber sido una prostituta en el sentido ordinario del término, pero ha sido una mu jer irregular, de vida libre, sin necesidad de someterse a un padre o marido, de fuera de Israel. Ella ha podido presentarse así como signo de universalidad rnesiánica. También la madre* de Jesús será irregular a su manera.
Cf. M. Bal, Death and Dissyinetry. The Politics of Coherence in the Book ofJudges, University of Chicago Press 1988.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra