nómadas de la península de Sinaí, estrechamente relacionados con los madianitas, Nm 10, 29; Jc 2, 26. Fueron rechazados por Edom; y conquistaron Amalec, Jc 1, 16; 1 S 15, 4-6, y se extendieron hasta el Esdrelón, Jc 4, 11-17; 5-24. Su epónimo puede ser Caín, Nm 24, 21, que debe ser relacionado con Quenaz, el padre de Otniel, hermano de Caleb, el quenizeo, asimilado éste a Judá en algunos lugares de las Escrituras, Nm 32, 12; Jos 14, 6-14; 15-17; Jc 1 13; 3 9-11; 1 Cr 4, 13. Los quenizeos son mencionados entre los q. y los cadmoneos, que son los hijos de Oriente que se nombran en Gn 29, 1; Jc 6, 3. En Gn 36, 11-42, Quenaz aparece como nieto de Esaú y hermanastro de Amalec. Antes de que el rey Saúl derrotara a Amalec, pidió a los q. que salieran de su territorio para evitar su exterminio, advertencia hecha en razón de que los q. se habían portado bien con el pueblo de Israel cuando iban camino de la tierra de Canaán, tras la salida de Egipto. Los q. abandonaron se abrieron de los amalecitas, 1 S 15, 6. Los primeros se establecieron en el Négueb, 1 S 27, 11.
Los q. aparecen nombrados en la promesa que le hace Yahvéh a Abraham: †œA tu descendencia he dado esta tierra, desde el río de Egipto hasta el Río Grande, el río Eufrates: los quenitas, quenizitas, cadmonitas, hititas, perizitas, refaítas, amorreos, cananeos, guirgasitas y jebuseos†, Gn 15 18-20.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
Tribu de herreros nómadas que habitaban al sur de Palestina a la que perteneció Jetró (cf. Je 1,16), quien en otros lugares aparece como madianita (cf. Ex 3,1; 4,18-19), por lo que se ha pensado que ambos nombres aluden a la misma tribu. Tenían rasgos sagrados y, al mismo tiempo, aparecían como peligrosos, como suele suceder en el mundo antiguo con la mayor parte de los grupos o tribus de herreros. Poseían una sabiduría especial, vinculada precisamente a la minería y a la fundición de metales. Ellos aparecen como amigos de los israelitas, a los que acompañan durante un tiempo (cf. Je 4,11.17-21; 1 Sm 27,10; 30,29), estableciéndose en el entorno de Jericó (cf. Je 1,16). Según 1 Cr 2,55, estaban emparentados con los recabitas*, también fieles a Yahvé y protegidos por los israelitas posteriores (cf. 1 Sm 15,6). Algunos investigadores han pensado que los quenitas se hallaban especialmente vinculados a Caín (que sería el primero de los quenitas errantes) y a sus hijos, entre los cuales se encuentran los fundidores de metales (cf. Gn 4,22). Más aún, por su vinculación con Jetró, es posible que ellos fueran de los primeros adoradores de Yahvé, Dios asumido luego como propio por los israelitas.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra
Una tribu o familia mencionada a menudo en el Antiguo Testamento, personificada como Qavin, de la que se deriva el nomen gentilicium Qeni. A pesar de varios intentos de una solución, tanto el origen del nombre como el de la tribu es aún obscuro. Jobab el pariente (¿cuñado?) de Moisés era un quenita (Jc. 1,16, 4,11); como Jobab es llamado también madianita (Núm. 10,29), se deduce que los quenitas pertenecían a esa nación. A juzgar por las apariencias, los quenitas eran verdaderos adoradores de Yahveh. Algunos estudiosos, basados en Éxodo 18, van incluso tan lejos como para afirmar que fue de ellos que los israelitas recibieron gran parte de su teología monoteísta; sin embargo, el pasaje trata directa y únicamente con la organización social. De todas formas, los rekabitas, un clan de los quenitas [1 Crón. 2,55] eran incluso ascéticos e insistían en mantener los hábitos nómadas de los seguidores de Yahveh (Jer. 35). Pese a que Balaam pronosticó calamidades para los quenitas (Nm. 24,21ss.), suelen ser siempre presentados como estando en términos amigables con los israelitas.
Debido probablemente a su alianza con Moisés y a los lazos de una religión común, establecieron vínculos de amistad durante los años de Israel en el desierto (Nm. 10,29-32; 1 Sm. 15,6) y se les unieron en su marcha hacia Canaán (Jc. 1,16). No hay indicación alguna de enemistad entre ambas naciones. (cf. 1 Sam. 27,10; 30,29). Los quenitas vivieron al sur de Palestina con los amalecitas, como es evidente de Núm., 24,21ss., 1 Sam. 15,6, y probablemente de Jueces 1,16 si, en vez de la versión masorética, se usa una lectura hebrea alterna—una lectura respaldada por diversos manuscritos griegos y por la versión sahídica copta (cf. Ciasca, Fragm. Copto-Sahidica). Un clan de los quenitas dejó la tribu y se instaló en el norte bajo Haber, en la época de Baraq y Débora (Jc. 4,11); Yael, que mató a Sísara, era la esposa de Jéber el quenita (Jc. 4,17ss. y 5,24ss.). De los hechos de que encontramos a los quenitas al norte y al sur, y que en arameo la raíz de donde se deriva quen implica la idea de forjador, Sayce (en Hastings, Dict. Bib., s.v. Kenites) concluye que los quenitas eran un gremio de forjadores errantes. Esta opinión tiene en su contra el significado obvio de los textos (vea especialmente Gn. 15,19. Aparentemente los quenitas compartieron el exilio a Babilonia y la restauración, pero no aparecen más como una tribu distinta y muy probablemente fueron asimilados por los judíos.
Fuente: Butin, Romain. «Cinites.» The Catholic Encyclopedia. Vol. 3. New York: Robert Appleton Company, 1908.
http://www.newadvent.org/cathen/03776b.htm
Traducido por O.A. rc
Fuente: Enciclopedia Católica