El apodo puritano fue acuñado en los alrededores de 1564 para designar a los miembros de la Iglesia de Inglaterra que deseaban una reforma más radical en su culto y orden que lo prescrito en el Acta de Uniformidad (1559). Estos puritanos atacaban las ceremonias supuestamente supersticiosas y la organización diocesana, luchaban por la paridad de los ministros, la disciplina parroquial, mejor predicación y un reclutamiento más enérgico para el ministerio. Los puritanos isabelinos no eran separatistas, ni fueron llamados puritanos los separatistas isabelinos. En el siglo diecisiete, sin embargo, el nombre se usó libremente y en forma amplia para cualquiera, episcopal, presbiteriano o independiente, que tuviera credo calvinista y practicara una piedad seria. El puritanismo en este sentido más amplio desarrolló una cultura rica, aunque austera, y una noble tradición de teología pastoral y moral, que inspiró el evangelicalismo del siglo dieciocho tanto en Inglaterra como en Nueva Inglaterra. La teología puritana era característicamente reformada y de un tinte federal (testigo de esto es la Confesión de Westminster). Dos rasgos distintivos fueron su elaborado tratamiento de la obra del Espíritu Santo y su concepción del domingo como el sábado cristiano. Teólogos puritanos notables fueron J. Owen, R. Baxter, T. Goodwin, J. Howe, R. Sibbes.
BIBLIOGRAFÍA
M.M. Knappen, Tudor Puritanism; W. Haller, The Rise of Puritanism; H. Martin, Puritanism and Richard Baxter.
James I. Packer
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (503). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología