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Se suele llamar así al primer anuncio bíblico de salvación (Gen. 3.15), el cual los Padres lo consideraron implícito en las palabras de Dios con las que anunció el castigo del pecado original. «Su linaje, el Mesías, aplastará tu cabeza, a la serpiente, al pecado». (Ver Inmaculada 2 y ver Predestinada. María 3.2.1)
Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006
Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa