El sentido primario de las palabras śāṭam y miseō en las Sagradas Escrituras, es mantener un disgusto muy fuerte. Incluye la ira, el temor y el disgusto, no sólo momentáneo, sino como una tendencia duradera.
La palabra śinʾāh que se traduce «odio» expresa la condición de mala voluntad y aversión contra el objeto del odio y temor o ira ante su acercamiento, gozo cuando sufre daño e ira cuando recibe el favor.
El odio es lo opuesto del amor. Puede ser entre persona y persona (Gn. 27:41). También se usa para expresar que Dios odia el mal (Pr. 6:16), el justo odia el mal (Sal. 97:10) y que el pecador aborrece la luz (Jn. 3:20). Es una de las «obras de la carne» (Gá. 5:20).
Un uso menos fuerte de la palabra se observa con respecto a la elección que Dios hace de agentes para su propósito. «A Jacob amé y a Esaú aborrecí» (Mal. 1:2–3). Pablo comenta esto en Ro. 9:13. Aborrecer aquí significa «no elegido» en el contexto de la disertación sobre la predestinación y la elección.
Otro uso se encuentra en el pasaje «no aborrece a su padre … y aun también su propia vida» (Lc. 14:26). El discípulo debe estar dispuesto a sufrir la pérdida de todas las cosas por Cristo y el evangelio.
Albert Victor M’Callin
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (430). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología