NUEVO MANDAMIENTO

Esta frase aparece por primera vez en Juan 13:34 donde esperaríamos que se mencionase la institución de la Cena del Señor. También aparece en 1 Juan 2:8, un eco de la vez que se pronunciara. 1 Juan 2:7 y 2 Juan 5 no vienen al caso directamente. Que nosotros (los cristianos) debemos amarnos unos a otros, aun como Jesús nos amó y se dio a sí mismo por nosotros (Jn. 15:13), es la sustancia del nuevo mandamiento. Pero, ¿por qué Jesús usa el adjetivo «nuevo» para esta obligación siendo que antes se refiriera a él en la forma del AT, «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lv. 19:18), y esto en más de una ocasión (Lc. 10:27; y Mt. 22:39; Mr. 12:31), designándolo como el gran segundo mandamiento?

Muchos piensan que «nuevo» señala a una cantidad mucho más grande de amor; ya no «como a ti mismo» sino «más que a ti mismo» (Cirilo, Teodoro de Mopsuestia, et al.). Otros creen que Jesús quiso decir que nos amáramos unos a otros: no como a vosotros mismos, sino como yo os he amado; esto es, cambien el amor generalizado de buen prójimo por una verdadera preocupación como la que Cristo tenía (Grotius, Ebrard, Godet, Henstenberg, Meyer). Otros sugieren que Cristo trataba de ensanchar la palabra «prójimo» del AT (la que se podía restringir a Israel) para incluir a todos los hombres, como en la parábola del buen samaritano (Koestlin, Hilgenfeld).

Una segunda categoría de interpretaciones retraduce la palabra «nuevo» para que resulten significados como: un mandamiento siempre fresco, que nunca se vuelve viejo (Olshausen); el viejo mandamiento que es ahora renovado y repromulgado (Ireneo, Calvino, Maldonado); un mandamiento regenerativo que renueva nuestros motivos internos (Agustín, Wordsworth); nuevo o inesperado en vista de la previa contienda por rangos (Lc. 22:24).

Lange argumenta ingeniosamente que el nuevo mandamiento es simplemente un nuevo pacto, y que se coloca en el Evangelio de Juan en lugar de la Eucaristía (mientras que otros piensan que Juan quería poner aquí el mandamiento para celebrar la fiesta del amor ágape asociada con el lavamiento de los pies, para que reemplazase la Eucaristía). El nuevo pacto en la sangre de Jesús (Eucaristía) se centra en el amor de Dios, y el pan y el vino significan la presencia de Jesús entre sus discípulos hasta que él vuelva (1 Co. 11:26; cf. Ap. 3:20). El pacto llega a ser un mandamiento a través de las palabras de Cristo «haced esto en memoria de mí». Así como hay un solo nuevo pacto, así también el nuevo mandamiento debe coincidir con él; las palabras usadas aquí, «como yo os he amado» apuntan a la muerte de Cristo en forma tan definitiva como lo hacen el pan y la copa eucarística, dice Lange.

Los preceptos generales de Jesús son llamados mandamientos en Jn. 14:15, 21; y son sugeridos en los vv. 23; 15:10, 12. Este uso se encuentra con frecuencia en los escritos posapostólicos (1 Clemente 13:3; 2 Clemente 3:4; 4:5; 6:7; 8:4; 17:3; Epístola de Ignacio a los Efesios 9:2; Policarpo a los Filipenses 2:2).

En 1 Co. 14:37, Pablo tiene su propia enseñanza como mandamientos del Señor. No obstante, los «mandamientos» de Jesús en los Evangelios, o del Señor tal como nos llegan a través de las epístolas, son básicamente principios para guiar la conducta más bien que reglamentaciones legales, y su llamamiento es a crear una actitud más bien que a ordenar una obediencia irreflexiva.

BIBLIOGRAFÍA

Arndt; Lange, Commentary on the Holy Scripture, vol. 3 en Juan 13:34.

Terrelle B. Crum

Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (426). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

Fuente: Diccionario de Teología