NOVIOLENCIA

Si nos situamos en el contexto de la cultura y de la religión hindú, conviene afirmar que la noviolencia hunde sus raí­ces en una situación interna del espí­ritu que es anhelada por encima de todo, y que nosotros llamarí­amos paz de la mente y del corazón. No se trata, pues, de una realidad que hay que alcanzar porque es buena en sí­ misma o porque es polí­ticamente útil al conjunto de los hombres, sino de una actitud interior preexistente a un compromiso determinado. Naturalmente el camino es muy largo, es un camino ascético difí­cil. Tenemos que descubrir en nosotros todas las raí­ces de la violencia, percibirlas en nuestros gestos instintivos, en las reacciones emotivas, en las tensiones o antipatí­as que surgen en nosotros, en ciertos favoritismos que hacemos. Todas esas cosas que, a lo mejor, de modo consciente, sabemos disimular con nuestro comportamiento civilizado, y que, sin embargo, permanecen en nosotros con fuertes raí­ces de una violenta emotividad. Por tanto, las relaciones familiares y las relaciones personales se tienen que ver en la perspectiva de lo que nos involucran emocionalmente con sentimientos de repulsa, de no aceptación, de contraposición, de venganza, de revancha, de resentimiento.

Carlo Marí­a Martini, Diccionario Espiritual, PPC, Madrid, 1997

Fuente: Diccionario Espiritual