NOLASCO. S. PEDRO

[947](1180-1249)
Fundador de la «Orden de la Virgen de la Merced» en 1218. Inspirador de la Familia Mercedaria Su pensamiento estuvo siempre entregado a las obras de misericordia, de manera especial a aliviar la triste situación de los cristianos hechos cautivos por los sarracenos. Dar la libertad a estos pobres, que tení­an el peligro de perder la fe en las difí­ciles condiciones en que se debatí­an, y tratar de rescatarlos para darles de nuevo la libertad, fue la ilusión de su vida.

En 1180 nació tal vez en Saint Puelles, entre Carcasona y Narbona; o tal vez en las proximidades de Barcelona. Quedó huérfano de padre y madre prematuramente. Pasó su infancia al servicio del Conde Simón de Monfort.

En 1203 legó sus bienes recibidos de sus padres para el rescate de cautivos en manos de los mahometanos. Desde joven participó en algunas redenciones de cautivos, promovidas por una asociación llamada de Santa Eulalia, patrona de la Catedral de la Ciudad Condal.

El 2 de Agosto de 1218 es la fecha en que se le apareció Ntra. Señora, que le ordenó la fundación de una Orden para redención de cautivos. Idéntica visión tuvieron la misma noche San Raimundo de Peñafort y el Rey Jaime I. El Obispo le impuso el hábito blanco en la Catedral de Barcelona. Le acompañaron algunos jóvenes en este compromiso religioso, todos ellos laicos, carácter que tuvo la Orden hasta el Capí­tulo celebrado en Puig en 1317.

Tomaron el nombre de Orden de Ntra. Sra. de la Merced, como sí­mbolo del regalo que pretendí­an llevar a los cautivos. En 1219 comenzaron a recibir donativos con este fin, el primero hecho por Guillermo de Entesa, consistente en 100 monedas de plata.

Participó personalmente en diversas liberaciones desde este año. La Orden fue creciendo y sus acciones aumentando. En 1229 estuvo en la conquista de Mallorca y estableció la Orden en la Isla. En 1234 el rey Jaime I le confió el Hospital de Santa Eulalia, que serí­a el centro de la nueva Orden.

En 1235, el 17 de Enero, recibió la Bula «Devotionis Vestrae», del Papa Gregorio IX, aprobando la Orden, bajo la Regla de San Agustí­n. En 1238 Jaime I conquistó Valencia y allí­ se estableció la Orden también.

En 1243 hizo un viaje a Argel, en compañí­a de Fray Pedro de Amer y trajo una partida de redimidos. En 1245 la Bula «Religiosam vitam» de Inocencio IV confirmó la Orden, que tení­a ya 18 casas.

En 1247 viajó a Sevilla y, tal vez, a Granada, donde vio los tremendos sufrimientos de los cautivos. En 1249 comenzó la construcción en Barcelona de la Iglesia de la Merced, pero ya no la vio terminada, pues falleció a las pocas semanas, tal vez el 13 de Mayo de 1249.

Dejaba 15 casas con más de 100 Mercedarios, todos ellos laicos. El culto al santo en la Orden fue confirmado por la Congregación Romana de los Ritos con fecha del 30 de Septiembre de 1628.

Se calculan entre 80.000 y 100.000 los cautivos rescatados en las 355 redenciones registradas hasta la última, de comienzos de 1800, año en el que se recuperan 783 prisioneros en Túnez. Más de 30 Congregaciones posteriores se inspiraron en el carisma mercedario.

Pedro Chico González, Diccionario de Catequesis y Pedagogí­a Religiosa, Editorial Bruño, Lima, Perú 2006

Fuente: Diccionario de Catequesis y Pedagogía Religiosa