A. Nombres mawet (tw<,m; , 4194), "muerte". Este vocablo se encuentra 150 veces en el Antiguo Testamento. El término mawet aparece a menudo como antónimo de jayyéí†m ("vida"): "Llamo hoy por testigos contra vosotros a los cielos y a la tierra, de que he puesto delante de vosotros la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tus descendientes" (Deu 30:19 rva). Mawet se usa más en lenguaje poético que en los libros históricos: de Job a Proverbios unas 60 veces, entre Josué y Ester 40 veces; pero en los profetas mayores, unas 25 veces. La "muerte" es el fin natural de la vida humana sobre esta tierra; es una dimensión del castigo de Dios sobre los hombres: "Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás" (Gen 2:17 rva). Por tanto, todos los seres humanos mueren: "Si estos mueren como mueren todos los hombres †¦ entonces Jehová no me ha enviado" (Num 16:29 rva). El Antiguo Testamento usa "muerte" en frases como "el día de mi muerte" (Gen 27:2) y "año de muerte" (Isa 6:1); y también usa el término en relación con algún acontecimiento previo (Gen 27:7, 10) o posterior (Gen 26:18) a la defunción de alguna persona. La "muerte" puede sobrevenir a cualquiera violentamente o como ajusticiamiento: "Si un hombre ha cometido pecado que merece la muerte, por lo cual se le ha dado la muerte, y le has colgado de un árbol, no quedará su cuerpo en el árbol durante la noche" (Deu 21:22-23 rva). Saúl se refirió a David como "hijo de muerte" ["reo de muerte" bj] porque tenía la intención de matarlo (1Sa 20:31; cf. Pro 16:14). Reflexionando sobre una de sus experiencias, David compone un salmo en el que relata su cercanía con la muerte: "Ciertamente me rodearon las olas de la muerte, y los torrentes de la perversidad me atemorizaron. Me rodearon las ligaduras del Seol; me confrontaron los lazos de la muerte" (2Sa 22:5-6 rva; cf. Psa 18:5-6). Isaías predijo que el Siervo Sufriente tendría una muerte violenta: "Se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca" (Isa 53:9 rva). Otra causa de "muerte" puede ser una plaga. En una ciudad asediada, debilitada por pésimas condiciones sanitarias, la población diezmaría. Jeremías se refiere a esta clase de muerte en Egipto y lo atribuye al juicio de Dios (Jer 43:11); en este caso se trata de "muerte" por causa de hambre y pestilencia. Lamentaciones describe la situación de Jerusalén antes de su caída frente a los caldeos: "En la calle la espada priva de hijos; en la casa es como la muerte" (Lam 1:20 rva; cf. también Jer 21:8-9). Finalmente, el vocablo mawet denota el "reino de los muertos" o she>oí†l. Este lugar de muerte tiene puertas (Psa 9:13; 107.18) y cámaras (Pro 7:27); el camino de los malos conduce a esta morada (Pro 5:5). Isaías esperaba el fin de la «muerte» cuando se restableciera plenamente el reinado del Señor: «Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho» (Isa 25:8). Sobre la base de la resurrección de Jesús, Pablo argumenta que el hecho arriba predicho ya ocurrió (1Co 15:54); por otro lado, Juan esperaba con ansias la resurrección cuando Dios va a enjugar toda lágrima (Rev 21:4). Temuí†tah significa «muerte». Encontramos un caso en Psa 79:11 (rva): «Llegue a tu presencia el gemido de los presos. Conforme a la grandeza de tu brazo, preserva a los sentenciados a muerte [lit. «hijos de muerte»]» (cf. Psa 102:20). Mamoí†t se refiere también a «muerte». El término aparece en Jer 16:4 «De enfermedades dolorosas morirán» (cf. Eze 28:8). B. Verbo muí†t (tWm , 4191), «morir, matar». Este verbo se encuentra en todas las lenguas semíticas (incluyendo en arameo bíblico) desde los tiempos más tempranos y también en egipcio. Hay unos 850 casos del verbo en hebreo bíblico durante todos los períodos. En esencia, muí†t significa «perder la vida». El término se refiere a «muerte» física, tanto de hombres como de animales. En Gen 5:5 se relata que Adán vivió «novecientos treinta años, y murió». Jacob explica a Esaú que los más tiernos de su ganado podrían «morir» si se les apuraban (Gen 33:13). En un caso este verbo se usa también para referirse a la cepa de un árbol (Job 14:8). De vez en cuando, muí†t se aplica metafóricamente a la tierra (Gen 47:19) o a la sabiduría (Job 12:2). Además, tenemos una expresión única hiperbólica que dice que el corazón de Nabal había «muerto» dentro de él, como una manera de decir que se sentía sobrecogido por un gran temor (1Sa 25:37). En el radical intensivo del verbo, esta raíz se refiere al golpe de gracia que se imparte a alguien que está a punto de «morir». Abimelec, cuando una piedra de molino destrozo su cabeza, pidió a su escudero que lo matara (Jdg 9:54). Es más usual el radical causativo de este verbo que puede significar «causar la muerte» o «matar». Dios «causa muerte» y da vida (Deu 32:39). Por lo general, en estos casos el sujeto y el predicado de las acciones son personas, aunque hay excepciones como cuando los filisteos personifican el arca del testimonio; quieren deshacerse de él para que no los «mate» (1Sa 5:11). Otra excepción: los animales pueden ser causantes de «muerte» (Exo 21:29). En fin, el término describe el acto de «matar» en su sentido más amplio, incluso durante conflictos bélicos y al cumplir sentencias de ejecución (Jos 10:26). Dios sin duda es el árbitro final de la vida y la muerte (cf. Deu 32:39). Esta idea se destaca con particular claridad en el relato de la creación, donde Dios dice al hombre que de cierto morirá si come de la fruta prohibida (Gen 2:17 primera mención del vocablo). Al parecer, la muerte no existía antes de esto. En el diálogo entre la serpiente y Eva, esta asocia la desobediencia con la muerte (Gen 3:3). La serpiente repitió las palabras divinas, contradiciéndolas (Gen 3:4). Cuando Adán y Eva comieron la fruta, les sobrevino, a ellos y a sus descendientes, la muerte espiritual y física (cf. Rom 5:12). De inmediato experimentaron la muerte espiritual y como consecuencia sintieron vergüenza e intentaron cubrir su desnudez (Gen 3:7). El pecado y/o la presencia de muerte espiritual requiere que se cubra, pero la provisión humana no es suficiente; por tanto, Dios ofrece su vestidura con la promesa de redención (Gen 3:15) y en forma tipológica, les cubrió con pieles de animales (Gen 3:21).
Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento