v. Collado, Valle
Gen 7:20 después que fueron cubiertos los m
Gen 19:17 escapa al m, no sea que perezcas
Exo 3:12 señal .. serviréis a Dios sobre este m
Exo 18:5 estaba acampado junto al m de Dios
Exo 19:2 Sinaí .. acampó allí Israel delante del m
Exo 19:18 todo el m se estremeció en gran manera
Exo 24:12 sube a mi al m, y espera allá, y te daré
Exo 32:15 descendió del m, trayendo las .. tablas
Deu 1:6; 2:3
Monte (heb. har, «montaña», «monte», «colina»; aram. tûr; gr. óros). En la Biblia a veces se usan los términos en conexión con nombres como monte Sinaí (Exo 24:16), monte Nebo (Deu 34:1), monte de los Olivos (Mat 26:30), etc., y a veces en sentido genérico (Gen 31:54; Heb 8:5). En las Escrituras se mencionan las siguientes montañas [agréguese «Montaña de»]: Bet-el, Israel, Judá y Judea. La Palestina oriental y la occidental, como también Siria, son montañosas, y en la Biblia con frecuencia se mencionan las montañas de estas regiones. La cumbre más elevada es el monte Hermón, con unos 2.750 m s.n.m., que constituye la cumbre más sureña del cordón Antilíbano. En comparación con él, las montañas de Palestina son más bien bajas, pues las más altas son el monte Ebal, el monte Gerizim y el monte de los Olivos, de una altura de sólo unos 915 m. Los poetas hebreos consideraban las montañas entre las obras mayores de Dios (Psa 65:6; 90:2), y un refugio (Jdg 6:2; Psa 11:1). Las montañas se usan figuradamente como símbolos de permanencia (Deu 33:1-5; Hab 3:6), de estabilidad (Isa 54:10), de grandes calamidades (Jer 13:16) y de obstáculos insalvables (Zec 4:7). La zona montañosa mencionada en Jos 13:6 desiona el área costera que va desde el Líbano hasta Misrefot-maim, a unos 19 km al norte de Aco (Ptolemaida, Acre). En el NT nuevamente se menciona la zona montañosa (Luk 1:39, 65) y en este contexto se refiere a la región de Judá, que se extendía aproximadamente desde Hebrón en el sur hasta Jerusalém en el norte. En esta área estaba localizado el hogar de Zacarías y Elisabet (o tal vez en la ciudad sacerdotal de Hebrón o en Holón [Hilen]). Otros montes mencionados en la Biblia son: monte de Neftalí (Jos 20:7), de Efraín (17:15) y de Judá (21:11). Las colinas de Neftalí son la Galilea superior. En las Escrituras y en este Diccionario se mencionan los siguientes montes (véase bajo cada nombre las explicaciones correspondientes; agréguese «Monte»): Abarim, Carmelo, Ebal, Gerizim, Halac, Líbano, Nebo, Perazim y Senir (agréguese «Monte de/ del/ de la/ de los»), Amalec, Baala, Baal-hermón, Basán, Bet-el, Beter, Efraín, Efrón, Esaú, Gaas, Ga-laad, Gidgad, Gilboa, Heres, Hermón, Hor, Israel, Jearim, Judá, Mizar, Moriah, Neftalí, Parán, Salmón, Samaria, Sefer, Seir, Sinaí, Sion y Tabor. A continuación de esta entrada, véanse los siguientes Testimonio, Destrucción y Olivos. Monte del Testimonio (heb. har-mí”êd, «monte de la asamblea»). Lugar descripto en Isa 14:13, 14 («monte de la Reunión», BJ) como la montaña sobre el cual aspiraba sentarse el rey de Babilonia (cf v 4). El pasaje está expresado en términos de los conceptos míticos de los babilonios, quienes creían que los dioses tenían sus concilios sobre una montaña alta del norte. La profecía se refiere simbólicamente a Lucifer, o Satanás, de quien el rey de Babilonia era un símbolo. Satanás deseaba controlar los concilios celestiales y ser igual a Dios. Véanse Armagedón. Monte de la Destrucción (heb. har-hammashjîth, «monte de la destrucción»). Lugar donde Salomón construyó altares para los dioses paganos adorados por sus esposas extranjeras (2Ki 23:13 cf 1Ki 11:7). Se lo identifica generalmente con la porción sur del monte de los Olivos, tradicionalmente llamado el «monte de la Ofensa».
Fuente: Diccionario Bíblico Evangélico
elevación natural de terreno. Este término se usa en las Escrituras tanto para designar pequeños cerros como elevaciones considerables, las montañas. Muchos de los grandes acontecimientos de Israel están asociados a los montes y mantienen la memoria de estos hechos de la historia de la salvación. En el m. Ararat se detuvo el arca de Noé, cuando comenzó a menguar el diluvio, y recuerda la maldad del hombre y su castigo, así como la justicia y misericordia de Dios, Gn 8, 4. En el m.
Moria probó Yahvéh la fe de Abraham cuando le pidió que sacrificara a su hijo Isaac, Gn 22, 2; sitio éste en donde, según 2 Cro 3, 1, Salomón construiría el Templo. Cuando Moisés huyó hacia Madián, huyendo por haber matado a un hombre en Egipto, pastoreando el ganado de su suegro Jetró, llegó hasta la montaña de Horeb, el mismo Sinaí, donde se produjo la teofanía, en medio de una zarza ardiente, desde la cual Yahvéh le habló y le encargó la misión de sacar al pueblo de Israel de Egipto, donde estaba cautivo; aquí le reveló Dios su nombre, por esto se le llamó el †œm. de Dios†, Ex 3, 1-15. Cuando el pueblo israelita salió de Egipto, acampó en el desierto frente al m. Sinaí, Ex 19, 2. Aquí, sucedió la segunda teofanía, y el m. Sinaí recuerda la majestad y la gloria de Yahvéh y el temor que inspira; aquí se llevó a cabo la Alianza, la entrega del Decálogo, de la Ley, Ex 19; 20. Hasta el m. Horeb caminó el profeta Elías durante cuarenta días y cuarenta noches, 1 R 19, 8; el m. donde se reveló el verdadero Dios, donde se dio la Alianza, donde se entrelazan las misiones de Moisés y Elías, que aparecerán en otro m., ya en el N. T., en la transfiguración de Cristo, también en un m., Mt 17, 1-9; éste m. alto, del que habla Mateo, la tradición lo identifica con el Tabor, aunque otros dicen que es el Hermón o el Carmelo, de todos modos, un m. simbólico de la revelación escatológica, otro Sinaí. En otro m., el Carmelo, se llevó a cabo un juicio de Dios, en el cual Yahvéh mostró que él es el único Dios, cuando el profeta Elías triunfó sobre los sacerdotes de Baal y los acabó, en tiempos de Ajab, rey de Israel, 1 R 18, 20-40.
Pero si los montes fueron el lugar de la manifestación de Yahvéh lugares sagrados, también lo fueron sitio de pecado, de la infidelidad del pueblo israelita. Los pueblos paganos también consideraron estas elevaciones como lugares sagrados, consagrados a sus dioses, sitios del culto; estas religiones paganas, idolátricas, penetraron entre el pueblo de Israel, que también consagró †œlugares altos†, †œaltozanos†, a estas divinidades, a pesar de la prohibición de la Ley y de la lucha de los profetas por erradicar estas prácticas, Jr 3, 6; Ez 18, 6; Os 4, 13. Los mismos reyes pecaron e hicieron pecar al pueblo, por ejemplo, el mismo Salomón, que edificó el Templo en el m. Sión, fue infiel a la alianza, edificó un altar a Camós y a Milkom, en el m. que está enfrente de Jerusalén, 1 R 11, 7; Ajaz, rey de Judá, ofreció sacrificios y quemó incienso en las colinas, 2 R 16, 4 .
En el N. T. también en los montes suceden hechos significativos en la historia de la salvación. En una colina próxima a Jerusalén, Jesús pronunció su gran discurso evangélico sobre el reino de los Cielos, las bienaventuranzas, llamado el †œSermón de la montaña†, Mt 5. J. solía reunirse con sus discípulos al pie del m. de los Olivos, al este de Jerusalén, en el valle del Cedrón; hacia el se dirigió Jesús con sus discípulos después de la última cena, Mt 26, 30; Mc 14, 26; Lc 22, 39; donde existía un huerto llamado Getsemaní, hasta donde condujo Judas Iscariote a los que apresaron a Jesús, Mt 26, 36 y 47; Mc 14, 32 y 43. En la colina llamada Gólgota o Calvario, Jesús fue crucificado.
El término m. es empleado profusamente en las Escrituras de manerafigurada. Las montañas son símbolo de firmeza de estabilidad, de solidez, Sal 30 (29), 7-8; 65 (64), 7. Los montes son testigos de las obras de Dios, Sal 114 (113), 4; de su juicio, Sal 98 (97), 8. La justicia de Dios es como las altas montañas, Sal 36 (35), 6; Dios protege a los suyos, como los montes a Jerusalén, Sal 124, 2; el m. del Templo, la morada de Dios, donde está la santidad, Sal 15 (14), 1; 24 (23), 3; Isaías dice que tras el destierro, los montes y las colinas alzarán gritos de júbilo, Is 55, 12.
Diccionario Bíblico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003
Fuente: Diccionario Bíblico Digital
oros (o[ro», 3735), se utiliza: (a) sin especificación (p.ej., Luk 3:5; diferente de bounos, collado; véase COLLADO; Joh 4:20); (b) del monte de la transfiguración (Mat 17:1,9; Mc 9.2,9; Luk 9:28,37; 2Pe 1:18); (c) de Sión (Heb 12:22; Rev 14:1); (d) del Sinaí (Act 7:30,38; Gl 4.24,25; Heb 8:5; 12.20); (e) del monte de los Olivos (Mat 21:1; 24.3; Mc 11.1; 13.3; Luk 19:29,37; 22.39; Joh 8:1; Act 1:12); (f) de los distritos montañosos en contraposición a las tierras bajas, especialmente de los montes alrededor del mar de Galilea (p.ej., Mat 5:1; 8.1; 18.12; Mc 5.5); (g) de los montes al este del Jordán y de los de la tierra de Amón y de la región de Petra, etc. (Mat 24:16; Mc 13.14; Luk 21:21); (h) proverbialmente, de vencer dificultades, o de realizar grandes cosas (1Co 13:2; cf. Mat 17:20; 21.21; Mc 11.23); (i) simbólicamente, de una serie de los potentados imperiales del dominio de Roma, pasado y futuro (Rev 17:9). Véase MONTAí‘A.
Fuente: Diccionario Vine Nuevo testamento