MODIN

ciudad al noroeste de Jerusalén, donde el sacerdote Matatí­as, padre de los Macabeos, se habí­a residenciado con su familia. Desde aquí­ se fue con sus hijos a las montañas a organizar la resistencia judí­a contra el régimen seléucida, 1 M 2, 1 y 15-28. Pues hasta M. llegaron enviados de Antí­oco IV Epí­fanes a imponer el helenismo a la fuerza, y M. degolló al primer judí­o que intentó sacrificar a los dioses griegos, cumpliendo la orden de Antí­oco, así­ como al enviado del rey seléucida, 1 M 2, 23-25.

En esta ciudad fueron sepultados Matatí­as así­ como sus hijos Judas Macabeo y Jonatán, en el sepulcro de sus padres, 1 M 2, 70; 9, 19; 13, 25. Moisés, en la etimologí­a popular hebrea Moseh, del verbo mâsah, sacar.

Los musulmanes lo llaman Musa. Profeta y legislador hebreo, fundador de Israel o del pueblo judí­o. Nació en Gosén, región del antiguo Egipto en donde se habí­a establecido Jacob con sus hijos, en época de los hicsos.

Hijo de Amram y Yokebed del linaje de Leví­, Nm 26, 59. Cuando M.

nació, el pueblo hebreo se estaba esclavizado, y el faraón habí­a mandado matar a todos los varones hebreos recién nacidos. La madre, para salvar al niño de la muerte, lo puso en una cestilla de papiro entre los juncos del rí­o Nilo. La hija del faraón descubrió al niño, lo fue observado por su hermana Marí­a, quien se ofreció para buscarle una nodriza hebrea para que lo criara, y llevó a la madre del niño, a quien la princesa pagó por este trabajo. Cuando creció, la princesa lo adoptó y lo llamó M., Ex 2, 1 10. Ya adulto, Moisés mató a un egipcio que maltrataba a un hebreo, por lo que huyó hacia Madián, donde tomó por mujer a Seforá, hija de Jetró, sacerdote de Madián. Yahvéh se le apareció en una zarza ardiente y le ordenó volver a Egipto y liberar a su pueblo de la esclavitud y conducirlo a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida; Dios le reveló es esa teofaní­a su nombre, †œYo soy el que soy†, Ex 3.

Moisés se presentó ante el faraón con Aarón su hermano, pero a pesar de los prodigios realizados, como convertir en sangre las aguas del rí­o Nilo y castigar a la nación de Egipto con plagas, el faraón se negó en distintas ocasiones a permitir la salida de los hebreos. Finalmente, el soberano egipcio consintió en la salida del pueblo hebreo. Cuando se inició el éxodo, estando el pueblo hebreo cerca del mar Rojo, apareció el ejército egipcio enviado por el faraón. Moisés extendió su brazo sobre las aguas del mar y éste se abrió, pudiendo el pueblo pasarlo. Cuando los egipcios quisieron perseguir a los israelitas el mar se cerró y perecieron ahogados.

Tras el episodio del mar Rojo a los tres meses, M. y el pueblo llegaron hasta el llegar al pie del monte Sinaí­, en la pení­nsula del mismo nombre.

Moisés subió a la cima del monte y Yahvéh lo llamó donde estuvo cuarenta dí­as y cuarenta noches, al cabo de los cuales se dio la Alianza entre Yahvéh y el pueblo de Israel y M. y recibió las dos tablas de piedra en las que estaba inscrito el Decálogo. Tras cuarenta años de errar por el desierto bajo el caudillaje de Moisés, durante los cuales se presentaron muchas dificultades para el pueblo, como guerras, plagas, incendios,sequí­as, el pueblo de Israel se aproximó a Canaán. Llegaron al fin a Canaán. Antes de entrar el pueblo israelita en la tierra de Canaán, M. subió al monte Nebo, a la cumbre de Pisgá, frente a Jericó, desde donde contempló la Tierra Prometida, pues Yahvéh no le permitió entrar en ella por lo de las aguas de Meribá, Dt 32, 48-52; Nm 27, 12-14. Tras esto, M. murió, habiendo nombrado como su sucesor a Josué, para que liderara la conquista de Palestina. Fue enterrado en Moab, frente a Bet Peor, habí­a cumplido ciento veinte años, Dt 34, 1-12.

Diccionario Bí­blico Digital, Grupo C Service & Design Ltda., Colombia, 2003

Fuente: Diccionario Bíblico Digital