El más corto de los cuatro Evangelios. En comparación con Mateo y Lucas, contiene relativamente pocas de las enseñanzas de Jesús y absolutamente nada de su nacimiento y niñez.
La tradición de la iglesia primitiva es unánime en dos puntos: el segundo Evangelio fue escrito por Marcos y presenta las enseñanzas de Pedro. La mayoría de los eruditos de hoy ponen la fecha entre el 65 y 70 d. de J.C., poco antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70. Los más conservadores comúnmente prefieren una fecha en la década del 50.
Desde la iglesia primitiva, con la excepción de Crisóstomo, al presente se ha mantenido que el Evangelio según Marcos fue escrito en Roma. Varias características distintivas señalan en esta dirección. Marcos utiliza diez palabras lat., algunas de las cuales no ocurren en ninguna otra parte del NT. Explica costumbres judías porque se dirige a gentiles. A los lectores romanos les presenta a Jesús como el conquistador poderoso y el siervo sufriente del Señor.
Debido a este propósito, ni genealogías ni relatos de la infancia son necesarios.
Más allá de las ya mencionadas, hay tres características principales de este Evangelio. La primera es la rapidez de la acción. La narración procede rápidamente de un evento al siguiente. Este hecho probablemente refleja la personalidad impulsiva de Pedro. Más de 40 veces encontramos la palabra gr. euthys, traducida inmediatamente, en seguida, de inmediato y al instante. La segunda característica es la claridad de los detalles. Marcos con frecuencia incluye detalles omitidos por los otros Sinópticos que hacen que la narración cobre vida. Presta mucha atención a las apariencias y a los gestos de Jesús. La tercera característica es lo pintoresco de las descripciones. Marcos es preeminentemente el evangelio ilustrado. El describe, p. ej., a los 5.000 sentados sobre la hierba verde por grupos (lit. campos floreados).
Evidentemente la conmovedora escena de grupos de personas sentadas sobre la ladera verde con sus vestidos orientales de colores rojos y amarillos brillantes debe haber impresionado mucho a Pedro, y Marcos ha preservado la foto para nosotros.
Marcos es el Evangelio de la acción. Solamente nos da un largo mensaje de Jesús, el discurso en el monte de los Olivos (Marcos 13). Marcos incluye 18 milagros de Jesús, aprox. el mismo número de Mateo y Lucas. En cambio Marcos sólo tiene sólo 4 de las parábolas, comparado con las 18 en Mateo y las 19 en Lucas.
El período de preparación (Mar 1:1-13) para el ministerio público de Jesús se presenta brevemente. Consiste de tres elementos: el ministerio de Juan el Bautista (Mar 1:1-8), el bautismo de Jesús (Mar 1:9-11) y la tentación de Jesús (Mar 1:12-13). Después de una introducción de sólo 13 vv. —en contraste con los 76 en Mateo y 183 en Lucas— Marcos se lanza en seguida a narrar el ministerio público del Maestro.
Primeramente viene el gran ministerio en Galilea (Mar 1:14—Mar 9:50). Se piensa que debe haber durado como un año y medio. Se le puede dividir en tres secciones. El primer período (Mar 1:4—Mar 3:12) fue un tiempo de inmensa popularidad. Jesús llamó a cuatro pescadores para que fueran en pos de él —y más tarde a Leví— y se ocupó en un ministerio vigoroso de sanidad.
Fue aquí que grandes multitudes lo rodeaban.
En el segundo período (Mar 3:13—Mar 7:23) nombró a los 12 apóstoles y la oposición empezó a asomar. Los fariseos chocaron con Jesús por cuestiones de la observancia del sábado y la purificación ceremonial. El curó al endemoniado gadareno y a la mujer con la hemorragia y resucitó a la hija de Jairo. Envió a los 12 y alimentó a 5.000.
En el tercer período (Mar 7:24—Mar 9:50) Jesús muestra más atención a sus discípulos. Tres veces se le describe retirándose a un lugar aparte de las multitudes para enseñar a sus discípulos. Después de la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo empezó una nueva fase de enseñanza: la predicción de su pasión.
Después del gran ministerio en Galilea vino el ministerio más breve en Perea (Mar 10:1-52), y después la semana de la pasión (Semana Santa) (Mar 11:1—Mar 15:47) y la resurrección (cap. 16).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano