v. Edicto, Estatuto, Juicio, Ley, Mandato, Orden, Ordenanza, Precepto
Exo 20:6; Deu 5:10 que me aman y guardan mis m
Exo 34:28 escribió en tablas .. pacto, los diez m
Lev 26:14 si no .. ni hiciereis todos estos mis m
Deu 4:13 os anunció su pacto .. los diez m, y los
Deu 6:17; Deu 10:13 guardad .. los m de Jehová y sus
Deu 11:22 si guardareis cuidadosamente .. estos m
Deu 11:27 la bendición, si oyereis los m de Jehová
Deu 30:11 porque este m que yo te ordeno hoy no
1Ki 18:18 dejando los m de Jehová, y .. baales
2Ki 17:16 dejaron todos los m de Jehová su Dios
Neh 9:14 les prescribiste m, estatutos y la ley
Est 9:32 m de Ester confirmó estas celebraciones
Psa 19:8 los m de Jehová son rectos, que alegran
Psa 71:3 tú has dado m para salvarme, porque tú
Psa 89:31 si profanaren .. y no guardaren mis m
Psa 119:4 encargaste que sean .. guardados tus m
Psa 119:15 en tus m meditaré; consideraré tus
Psa 119:35 guíame por la senda de tus m, porque
Psa 119:45 en libertad, porque busqué tus m
Psa 119:47 me regocijaré en tus m, los cuales he
Psa 119:69 mas yo guardaré de todo corazón tus m
Psa 119:86 todos tus m son verdad; sin causa me
Psa 119:93 nunca jamás me olvidaré de tus m
Psa 119:104 de tus m he adquirido inteligencia
Psa 119:127 por eso he amado tus m más que el oro
Psa 119:128 por eso estimé rectos todos tus m
Psa 119:151 oh Jehová, y todos tus m son verdad
Psa 119:159 mira, oh Jehová, que amo tus m
Psa 119:172 porque todos tus m son justicia
Pro 6:20 guarda, hijo mío, el m de tu padre, y no
Pro 7:2 guarda mis m y vivirás, y mi ley como las
Pro 10:8 el sabio de corazón recibirá los m; mas
Pro 19:16 el que guarda el m guarda su alma; mas
Isa 28:10 m tras m, mandato sobre mandato
Mic 6:16 los m de Omri se han guardado, y toda
Mat 5:19 quebrante uno de estos m muy pequeños
Mat 15:6 así habéis invalidado el m de Dios por
Mat 15:9; Mar 7:7 como doctrinas, m de hombres
Mat 19:17 quieres entrar en la vida, guarda los m
Mat 22:38; Mar 12:30 es el primero y grande m
Mar 10:19; Luk 18:20 los m sabes: No adulteres
Joh 12:49 él me dio m de lo que he de decir, y de
Joh 13:34 un m nuevo os doy: Que os améis unos
Joh 14:15 si me amáis, guardad mis m
Joh 14:21 el que tiene mis m, y los guarda, ése es
Joh 15:10 si guardareis mis m permaneceréis en
Act 1:2 después de haber dado m .. apóstoles
Rom 7:12 la ley .. y el m santo, justo y bueno
Rom 13:9 cualquier otro m .. se resume: Amarás a
1Co 7:6 dijo por vía de concesión, no por m
1Co 7:25 en cuanto a las vírgenes no tengo m del
1Co 14:37 que lo que os escribo son m del Señor
Eph 6:2 honra .. que es el primer m con promesa
Col 2:22 en conformidad a m y doctrinas de
1Ti 1:5 pues el propósito de este m es el amor
1Ti 6:14 guardes el m sin mácula ni reprensión
Heb 7:5 tienen m de tomar .. diezmos según la ley
Heb 9:19 anunciado Moisés todos los m de la ley
2Pe 2:21 volverse atrás del santo m que les fue
1Jo 2:3 que .. le conocemos, si guardamos sus m
1Jo 2:7 no os escribo m nuevo, sino el m antiguo
1Jo 3:22 guardamos sus m, y hacemos las cosas
1Jo 4:21 tenemos este m de él: El que ama a Dios
1Jo 5:3 guardemos sus m; y sus m no son gravosos
2Jo 1:4 conforme al m que recibimos del Padre
6 que andemos según sus m. Este es el m
Rev 14:12 los que guardan los m de Dios y la fe
La palabra se usa para traducir un número de palabras heb. y gr. que significan ley, ordenanza, estatuto, palabra, juicio, precepto, dicho, mandato. La idea de autoridad que comunican estas palabras proviene del hecho que Dios como soberano Señor tiene derecho a ser obedecido. La instrucción de Jesús tiene la misma autoridad que la dicha por Dios en tiempos del AT, aunque Jesús no siempre usa la palabra mandamiento. Lo que se dice de Dios y de Cristo también se aplica a las enseñanzas apostólicas (1Co 14:37).
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano
(-> decálogo, confesión, ley). El primer mandamiento de la tradición judeocristiana suele formularse con las palabras del shemá*: «amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón…», a las que se añade en el Nuevo Testamento «y amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Dt 6,6; Mc 12,30). La Biblia contiene, además, los diez mandamientos del decálogo, que forman el centro de la Ley israelita. Hay, sin embargo, en la Biblia un mandamiento anterior, que define la misma identidad del hombre como ser moral, responsable de sí mismo, pero limitado.
(1) Puedes comer, no comas. «De todo árbol del huerto podrás comer; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás» (Gn 2,15; cf. 2,8). Esta ley marca y define la tarea del hombre. Las cosas existen sin saberlo, están ahí. El hombre, en cambio, no está sin más, sino que debe estar, descubriendo y cumpliendo una ley que se encuentra vinculada en principio a la comida (comerás, no comerás). El hombre puede disponer del huerto, pero no es su dueño absoluto ni arbitrario, sin regla o control. Por eso escucha la palabra positiva (puedes comer todo…) y negativa (pero del árbol del bien-mal no comerás…). Esta palabra, que viene de Dios, surgiendo de la misma entraña del hombre, en un proceso de maduración y enriquecimiento social, le define como ser religioso y arriesgado: En el principio no hay una prohibición, como las del centro del Decálogo* (no matarás, no adulterarás), ni un imperativo moral de tipo kantiano (tú debes), sino una afirmación positiva de tipo ecológico y alimenticio que se traduce así: ¡tú puedes!, «sé tú mismo, atrévete a vivir». El hombre es un ser con autoridad para alimentarse, alguien que debe aventurarse a saber y actuar, de forma positiva, desarrollando el señorío creador que Dios le ha encomendado. Pero de ese mismo principio surge una palabra negativa que marca un límite, recordando al hombre su finitud (no es Dios, no puede todo…) y mostrándole el riesgo de perversión de su deseo. Allí donde el hombre pretende comer todo, adueñarse del mundo sin limitaciones, lo destruye y se destruye. Este mandato puede interpretarse como una ley ecológica, que en la actualidad entendemos muy bien, pues corremos el riesgo de «comer» de tal forma que destruyamos el planeta. Pero es, al mismo tiempo, una ley antropológica: sólo marcando un límite y camino a nuestro deseo podremos ser humanos.
(2) El hombre se define por el mandamiento. Antes existían cosas, pero no sabían que existían. El hombre, en cambio, sabe porque escucha una palabra y puede aceptarla o rechazarla (aceptándose a sí mismo o rechazándose como criatura de Dios, es decir, como «oyente de la Palabra»), El mandamiento de Dios puede recibir y ha recibido muchos sentidos, pero, en principio, define al Adam como ser religioso: como alguien que dialoga con Dios desde el mismo centro de la vida, escuchando la palabra del mandato, para así realizarse como humano, en sentido positivo y negativo, (a) Palabra positiva: ¡De todo árbol comerás! (= puedes comer). El principio vital (despliegue de existencia) se define a partir de la comida. Los árboles del paraíso* eran apetecibles para los ojos, buenos para comer (Gn 2,9). El hombre se distingue en esa línea por lo que come, es decir, por lo que asume de forma posesiva. No hay todavía división de varón/mujer, no hay posible disputa entre individuos… y sin embargo hay deseo de comida o posesión. (b) Palabra negativa: ¡no comerás del árbol del conocimiento del bien/mal! Esa palabra pone un límite al deseo antes abierto, recordando al ser humano su propia finitud (no es Dios, no puede todo…). Hay en la vida del hombre algo siempre más grande, vinculado a la Palabra de Dios, que, al ponerle un límite en el mundo, le invita a trascenderlo de manera positiva.
Cf. A. EXELER, Los diez mandamientos. Vivir en ia libertad de Dios, Sal Terree, Santander 1983; J. Loza, Las palabras de Yahvé. Estudio del Decálogo, Universidad Pontificia, México 1989; X. Pikaza, Antropología bíblica, Sígueme, Salamanca 2006.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra
mitswah (hw:x]mi , 4687), «mandamiento». Este nombre aparece 181 veces en el Antiguo Testamento. Se encuentra por primera vez en Gen 26:5 (rva), donde mitswah es sinónimo de joq («estatuto») y de toí†rah («ley»): «Porque Abraham obedeció mi voz y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis instrucciones». En el Pentateuco, Dios es siempre el Dador del mitswah: «Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os mando hoy, para que viváis y seáis multiplicados, y para que entréis y toméis posesión de la tierra que Jehová juró dar a vuestros padres. Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido Jehová tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos, o no» (Deu 8:1-2 rva). El «mandamiento» puede ser una prescripción («haréis») o una proscripción («no haréis»). Los mandamientos se dieron al alcance del oído de los israelitas (Exo 15:26; Deu 11:13), quienes los debían «hacer» (Lev 4:2 ) y «guardar» (Deu 4:2; Psa 78:7). Cualquier incumplimiento significaría un rompimiento del pacto (Num 15:31), transgresión (2Ch 24:20) y apostasía (1Ki 18:18). El plural de mitswah a menudo denota una recopilación de leyes impartidas por revelación divina. Son la «palabra» de Dios: «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra» (Psa 119:9). También se les llama «mandamientos de Dios». Fuera del Pentateuco hay «mandamientos» emitidos por reyes (1Ki 2:43), padres (Jer 35:14), gente (Isa 29:13) y maestros de sabiduría (Pro 6:20; cf. 5.13). Solo un diez por ciento de todos los casos del término en el Antiguo Testamento pertenecen a esta categoría. Las traducciones en la Septuaginta son: entole («mandamiento; orden») y prostagma («orden; mandamiento; mandato; requerimiento»).
Fuente: Diccionario Vine Antiguo Testamento
Esta palabra y sus derivados son las que se usan con más frecuencia para expresar la idea de autoridad, tanto divina como humana. Ésta es la traducción de varias palabras hebreas y griegas que aparecen como verbos o sustantivos cerca de 900 veces en las Escrituras. La primeras palabras de Dios al hombre fueron un mandamiento: «Y mandó Jehová Dios al hombre» (Gn. 2:16). La desobediencia del hombre a ese mandamiento fue la caída en pecado. Los mandamientos de Dios son sus leyes, que en el sentido más amplio, cubren todo lo que Dios ha mandado. El Salmo 119 usa cerca de 10 palabras diferentes en casi 200 ocasiones para expresar esta idea; los más frecuentes son ley, juicio, testimonio, mandamiento, estatuto, precepto, dicho. En un sentido más especifico, se refiere al Decálogo o Diez Mandamientos.
Oswald T. Allis
Harrison, E. F., Bromiley, G. W., & Henry, C. F. H. (2006). Diccionario de Teología (376). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Fuente: Diccionario de Teología