El vocablo hebreo qara sirve de raíz para una serie de palabras equivalentes a llamar, recitar, proclamar, etcétera. El acto de llamar puede a veces usarse para expresar dominio. El †œllamar por su nombre†, o †œponer el nombre† sugiere que el que denomina ejerce poder sobre la cosa que es nombrada. Así, Dios †œcuenta el número de las estrellas, a todas ellas llama por sus nombres† (Sal 147:4). El hecho de que Dios †œllamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche† expresa el dominio de Dios sobre los siclos de la naturaleza (Gen 1:5). Ese sentido debe incluirse, junto con otros, al leer que Dios †œtrajo a Adán† todos los animales †œpara que viese cómo los había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre† (Gen 2:19). Es la soberanía divina en acción la que escoge a Ciro, un gentil, y le dice: †œTe llamé por tu nombre … aunque no me conociste† (Isa 45:4).
A veces se entiende como †œinvocar† o †œclamar† (†œEste pobre clamó, y le oyó Jehovᆠ[Sal 34:6]; †œEn la calamidad clamaste, y yo te libré† [Sal 81:7]). Otro sentido de la palabra es †œinvitación† o †œconvocación†. Cuando Moisés fue encontrado en el Nilo, la hermana del niño dijo a la hija de Faraón: †œ¿Iré a llamarte una nodriza…?† (Exo 2:7). Al pueblo de Israel se le advirtió que los cananeos les invitarían a participar de su idolatría (†œ… te invitarán, y comerás de sus sacrificios† [Exo 34:15]). Los profetas anunciaron el día en que Dios llamaría a todos, incluyendo los gentiles (†œHe aquí, llamarás a gente que no conociste† [Isa 55:5]).
el NT, estas ideas se expresan con palabras como kaleo (llamar) y klesis (llamamiento, invitación). Fue Dios quien puso los nombres del Señor †¢Jesús y de †¢Juan el Bautista, expresando así su dominio sobre ellos (Mat 1:21; Luc 1:13). En varias parábolas, como la de la gran cena (Luc 14:16-24), se utiliza a menudo el término como †œinvitación† (†œUn hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos† [Luc 14:16]).
los escritos de Pablo es frecuente el uso de kaleo y sus derivados, especialmente para exponer la doctrina del llamamiento de Dios. Dios llama a sus elegidos (Rom 8:30), con propósitos de paz (1Co 7:15). El llamamiento es fruto de la gracia de Cristo (Gal 1:6) y no depende de nuestras obras (†œ… para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama† [Rom 9:11]). Dios llama a todos los hombres mediante el evangelio (2Te 2:14).
Fuente: Diccionario de la Biblia Cristiano