LIMPIO

(heb., tahor, gr., hagnos, katharos). La división que se encuentra en el AT entre limpio e inmundo era fundamental para los israelitas. Ellos tení­an que estar fí­sicamente limpios (Exo 19:10 ss.; Exo 30:18-21), ritual y ceremonialmente limpios (habiendo ofrecido los sacrificios correctos y a través de las ceremonias correctas [p. ej., Lev 14:1 ss.; Lev 15:1 ss.; Mar 1:44; Act 21:61]), y moralmente limpios (Psa 51:7). El énfasis del NT es sobre el corazón limpio y la vida pura. Jesús condenó la obsesión por la pureza externa sin ningún énfasis relacionado con la pureza interior y la integridad (Mar 7:1-23). Por su obra expiatoria, Jesús limpia a los creyentes de todo pecado (Eph 5:25-26; 1Jo 1:7). Como Sumo Sacerdote, Jesús limpia el corazón así­ como el cuerpo (Heb 10:2, Heb 10:21-22). De modo que los creyentes deben ser puros en su corazón (Mat 5:8; 1Ti 1:5) y puros en la vida (1Ti 4:12; 1Ti 5:2). Es su deber purificarse a sí­ mismos (1Pe 2:22; 1Jo 3:3). Ver INMUNDO.

Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano