LETRAN V (CONCILIO DE)

(1512-1517)
DicEc
 
Al verse amenazado de deposición por el sí­nodo rebelde de Pisa (1511), el enérgico y militar Julio II (1503-1513) convocó en Roma el concilio Lateranense V (1512). Las cinco sesiones que se celebraron mientras vivió se dedicaron principalmente a condenar el concilio de Pisa y la >Pragmática sanción.

El concilio se reanudó bajo su sucesor, León X (1513-1521), el 27 de abril de 1513 (6° sesión). Desde entonces hasta la sesión final, la duodécima (16 de marzo de 1517), se tomaron importantes decisiones de reforma, especialmente en la novena sesión, dedicada a la curia y a los cardenales. Pero fueron decisiones que se quedaron en su mayor parte en el papel, por el temor de los papas a una reforma demasiado radical de la cabeza y los miembros —del papa para abajo— en la Iglesia.

Hubo también algunas decisiones en materia doctrinal: se estableció un sistema para la >censura de libros; se decretó la inmortalidad del alma humana y el sometimiento de la filosofí­a a la teologí­a. Se promulgó un importante decreto sobre la >predicación, en el que se denunciaban también los sermones sobre la inminencia de los últimos dí­as. El concilio, sin embargo, arremetió también contra los reformadores excesivamente celosos que criticaban a la jerarquí­a eclesiástica y al clero. Al poner fin a la Pragmática sanción, el concilio cedió excesivamente ante el rey de Francia, concediéndole el nombramiento de los obispos y de la mayorí­a de los abades; con el tiempo esto darí­a lugar a abusos mayores de los que se pretendí­a evitar.

El concilio V de Letrán acabó justo seis meses antes de que Martí­n Lutero entrara en escena. Sus reformas nunca se llevaron a cabo con energí­a. Su logro más duradero fue poner fin al >conciliarismo.

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología