En este relato, que se narra en Lc. 16.19–31, no aparece el nombre del rico. No fue capaz de comprender el sufrimiento de Lázaro, el pobre que mendigaba a la puerta de su palacio. Después de morir, Lázaro fue al seno de *Abraham y el rico al Hades. Era imposible establecer ningún contacto entre ellos. Ni tampoco tenía objeto que Abraham enviara a Lázaro a los hermanos del rico, porque ya tenían suficientes elementos en Moisés y los profetas para inducirlos al arrepentimiento.
Este relato enseña los peligros de las riquezas, que pueden enceguecer a los hombres ante las necesidades de otros, la irrevocable decisión del destino eterno en nuestra vida terrenal. No supere que la pobreza sea una virtud y la riqueza un vicio, porque Abraham era rico. El rico no fue capaz de aprender la lección del mayordomo injusto 16.9). La referencia a la resurrección en 16.31 se aplica más naturalmente a la de Cristo que a la de Lázaro de Betania. (* Sima )
Bibliografía. B. North, El rico y Lázaro, 1964. I. H. Marshall, The Gospel of Luke, 1978, pp. 632–639.
R.E.N.
Douglas, J. (2000). Nuevo diccionario Biblico : Primera Edicion. Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.
Fuente: Nuevo Diccionario Bíblico