LA ESPOSA DE MANOA

«Y habí­a un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca habí­a tenido hijos» (Jueces 13:2).

Léase: Jueces 13. La esposa de Manoa es otra mujer del perí­odo de los Jueces que muestra nuestra atención. Como Sara y Ana era estéril. Las tres recibieron un anuncio especial del Señor que cambió su tristeza en gozo y alegrí­a. Isaac, Sansón y Samuel deben su nacimiento al severo conflicto de fe de que sus madres fueron protagonistas.

La madre de Sansón estaba casada con Manoa, un varón de la tribu de Dan. Viví­a en Zora. El matrimonio viví­a en abundancia, pues sus establos estaban Ilenos de ganado. Pero les habí­a sido negado el gozo de tener un hijo.

Estando en el campo un dí­a, la esposa recibió un mensaje de un ángel que se le apareció. Su aspecto era «terrible en gran manera», según ella misma dijo luego a su marido. El mensajero conocí­a bien su situación, le anunció el nacimiento de un hijo y le dio instrucciones de las cosas de que habí­a de abstenerse hasta que naciera el niño.

Todo esto La esposa lo comunicó al marido al llegar a casa. Le dijo que no se habí­a atrevido a preguntar al mensajero quién era. Manoa asombrado, supuso que tení­a que ser un ángel del Señor. Se postró de hinojos y pidió a Dios que le permitiera a él ver al ángel.

Su oración fue contestada. La mujer fue otra vez al campo y volvió a aparecérsele la forma resplandeciente. Esta vez corrió a casa y lo dijo al marido, Este a su vez fue al lugar de la aparición con su esposa. «¿Eres tu aquel varón que habló con esta mujer?», le preguntó Manoa. Y él dijo: «Yo soy.» Manoa se ofreció para hospedarle pero el ángel rehusó: «No me detengas. Ofrece tu holocausto a Jehová.»
Manoa sabí­a que era un ángel y le preguntó cual era su nombre. La respuesta fue que el nombre era «admirable». Manoa ofreció un cabrito a Jehová sobre una peña como una ofrenda. Y el ángel desapareció entre la llama que subí­a del altar hacia el cielo ante los ojos de Manoa y de su mujer que se postraron en tierra.

La visión desapareció, pero no las palabras que el ángel habí­a hablado. Poco después la mujer quedó en cinta y a su debido tiempo nació Sansón. Sansón fue un gran libertador de Israel, cuyo nombre aterrorizaba a los filisteos.

El Señor habí­a oí­do el clamor de su pueblo. Todas las tribus se quejaban y murmuraban. Meneaban sus cabezas porque no habí­a un libertador. Y como siempre, al oí­rse estas quejas Dios ya ha provisto redención. Sansón vino al mundo de una madre que habí­a permanecido muchos años estéril, para mostrar la providencia del Señor de un modo más evidente. Y en esta historia Dios nos muestra que el futuro del hijo esta siendo preparado por los conflictos espirituales y fí­sicos de la madre. Sansón iba a ser un héroe de la fe y, por tanto, su madre fue la primera que tuvo que luchar un conflicto de fe. Sansón iba a ser un nazareo a Dios, por lo que ella tení­a que abstenerse de beber vino durante el perí­odo de su embarazo. Esto mostraba que ya antes del nacimiento, el alma y el cuerpo de la madre pueden causar una impresión permanente en el cuerpo y el alma del hijo.

Preguntas Sugeridas Para Estudio Y Discusión:
1. ¿ Por qué escogió Dios para suplir a su pueblo de profetas y libertadores a mujeres que habí­an sido estériles durante mucho tiempo?
2. ¿ Crees que la esposa de Manoa era creyente?
3. ¿ Qué significa el término nazareo?

Fuente: Mujeres de la Biblia