KHOMIAKOV, ALEKSEI

(1804-1860)
DicEc
 
El teólogo laico y erudito Aleksei Khomiakov (Chomjakov, Khomyakov, Xomiakov) figura a la cabeza de una tradición teológica autóctona rusa. Sus posiciones filosóficas en reacción al idealismo alemán, pero no influenciadas por él, dan el tono de sus planteamientos teológicos. Aunque no es sistemático en su filosofí­a ni en su teologí­a, hay ciertas ideas recurrentes y básicas en su pensamiento. El verdadero conocimiento no es exterior sino interior, e implica no sólo la razón sino también el libre albedrí­o y la fe. En la historia distingue el kushitismo (necesidad o exterioridad) del iranismo (interioridad, libertad). De hecho el conocimiento pleno sólo puede alcanzarse por la participación de todas las facultades humanas (razón, voluntad, fe), y sólo viviendo en una comunidad de amor. Eslavófilo durante toda su vida, consideró a la Iglesia ortodoxa rusa como la Iglesia verdadera e ideal: la Iglesia latina tení­a sólo verdad exterior, y las Iglesias protestantes tení­an sólo libertad. Su postura en eclesiologí­a es antiromana: por el pecado de la adición del >Filioque, la Iglesia romana ha quedado reducida a lo exterior, que no conduce a la verdad plena.

La Iglesia es creación de la Santí­sima Trinidad y lleva las marcas de su origen divino. La cristologí­a de Khomiakov evoluciona de un Cristo muy ahistórico a un sentido más profundo de las misiones divinas. Ve la Iglesia en tres niveles: a) como la gracia de Dios, en cuyo sentido la Iglesia es una realidad puramente interior, que lleva dentro de ella la presencia activa de Cristo y del Espí­ritu; b) como visible, principalmente en sus sacramentos, pero visible sólo a los ojos de la fe —estos dos niveles pertenecen de hecho exclusivamente a la Iglesia ortodoxa, especialmente a la Iglesia rusa—; c) como realidad sociológica, como en el caso de la Iglesia latina. Hay alguna semejanza entre su pensamiento y el de J. A. >Móhler y se ha dicho que Khomiakov estuvo directamente influido por él.

La perdurable importancia de Khomiakov reside en su desarrollo de dos temas: la >recepción y la >sobornost. Para él, es la recepción de la doctrina por toda la Iglesia a nivel local lo que constituye la causa de la verdad de la enseñanza o de la ecumenicidad de un concilio —los teólogos católicos usarí­an la palabra «garantí­a» más que «causa»—. Sobornost es una idea difí­cil de traducir. Se basa en la visión idealizada que tiene Khomiakov de la comunidad rusa (obshchina), y designa la vinculación fundamental entre la verdad y el amor mutuo en la Iglesia. El amor mutuo de los cristianos constituye el corazón del misterio de la Iglesia, y es al mismo tiempo la garantí­a de su verdad. Sin embargo, rebaja seriamente el papel del magisterio episcopal, cuestión por la que lo han criticado teólogos tanto de Oriente como de Occidente. En unión con los que son en cierto sentido sus discí­pulos, la influencia de Khomiakov en la ortodoxia sigue siendo muy grande. Se puede decir todaví­a que «hoy la ortodoxia se encuentra ante un dilema: estar a favor o en contra de Khomiakov». A través de los teólogos orientales, sus planteamientos han llegado hasta algunos de los teólogos occidentales, que los han asumido y en cierta forma modificado.

Christopher O´Donell – Salvador Pié-Ninot, Diccionario de Eclesiologí­a, San Pablo, Madrid 1987

Fuente: Diccionario de Eclesiología