Cuando Salomón murió, la dinastía de David siguió dominando en Jerusalén sobre un pequeño remanente de la nación, el reino de Judá. La frontera entre Judá e Israel debe haber sido establecida unos km. al norte de Jerusalén. Todo el sur de Palestina (la mayoría de ella era tierra desierta) quedó en manos de Roboam; con todo era poco más de la mitad del tamaño del reino del norte y menos de un cuarto de la tierra arable. El reino del norte tenía la mejor tierra de cultivos y contaba con más lluvia. La historia de Judá desde la muerte de Salomón hasta la caída de Jerusalén a manos del ejército de Babilonia se puede dividir en tres períodos:
1. De la muerte de Salomón hasta la mitad del siglo VIII (922-742 a. de J.C.) Judá e Israel vivieron lado a lado.
2.
Durante el período de la supremacía asiria (742-687 a. de J.C.) Israel fue destruida por Asiria (722) mientras que Judá fue severamente dañada.
3. El último siglo del reino de Judá (687-587 a. de J.C.) vio actividad bélica intermitente y finalmente su caída a manos del último imperio semita: Babilonia.
Los arqueólogos han descubierto que todas las ciudades de Judá fueron completamente destruidas en ese entonces. Aun cuando las otras naciones conquistadas por los asirios y babilonios dejaron de existir, los profetas proclamaban una esperanza más alentadora para el pueblo escogido. Un remanente purgado habría de volver y se convertiría en el fundamento de la nueva Israel.
Fuente: Diccionario Bíblico Mundo Hispano