(-> Santiago). Uno de los personajes más importantes del cristianismo primitivo. Fue hermano de Santiago e hijo de Zebedeo, en cuyo barco trabajaba en las faenas de la pesca. Jesús le llamó, junto a Santiago, su hermano, y a otros dos hermanos (Andrés y Pedro), y de esa manera fue uno de los cuatro primeros discípulos, a los que Jesús ofreció sus revelaciones apocalípticas más hondas (Mc 1,19; 13,3). Recibió con su hermano el nombre de Boanerges, hijo del trueno, quizá por su impetuosidad, quizá por su forma de entender el trueno como signo apocalíptico (cf. Ap 6,1; 10,3-4; 11,19; 14,2; etc.); formó parte del grupo de los Doce* (Mc 4,17). Unido a Pedro y Santiago, es uno de los integrantes del grupo de los tres discípulos preferidos, que comparten la experiencia de la transfiguración*, que ha de entenderse quizá en sentido pascual (cf. también Mc 5,37). Al lado de Santiago, su hermano, quiere controlar los primeros puestos del movimiento de Jesús (Mc 10,34-45) y se siente con autoridad para impedir que un exorcista no «comunitario» se valga del nombre de Jesús para realizar sus milagros (cf. Mc 9,38). Debió tener una función muy importante en el co mienzo de la Iglesia, como lo reconocen Pablo (Gal 2,9) y el libro de los Hechos (3,1-11; 4,6; 4,í3-19; 8,14). Su memoria se pierde después. Posiblemente había muerto como mártir con su hermano (¿como su hermano?: Hch 12,2), pues así lo supone la «profecía» de Jesús cuando dice que beberán su cáliz (Mc 10,39). La tradición que le identifica con el discípulo* amado, con el autor del Cuarto Evangelio y con el profeta del Apocalipsis, puede reflejar algún tipo de conexión, pero no parece que deba tomarse de un modo literal.
PIKAZA, Javier, Diccionario de la Biblia. Historia y Palabra, Verbo Divino, Navarra 2007
Fuente: Diccionario de la Biblia Historia y Palabra